Entender y hablar otro idioma hace más que facilitar la comunicación, ya que no solo se trata de pronunciar palabras en diferentes lenguas. Está científicamente comprobado que puede cambiar la forma en que funciona el cerebro, porque ejercita las redes cerebrales inactivas y hace pensar de manera más creativa.

Como el español es un idioma aceptado en muchas partes del mundo, generalmente no sentimos el requisito o la necesidad de aprender otra lengua. Sin embargo, hablar y entender otro idioma enseña mucho más que gramática y vocabulario o cómo pedir direcciones si viajas al extranjero, tiene beneficios cognitivos y emocionales.

Según los expertos, las habilidades lingüísticas son un mecanismo y gimnasio de entrenamiento para el resto del cerebro que impactan directamente en la inteligencia cognitiva y emocional. Y es que aprender un nuevo idioma ejercita una parte del cerebro que estuvo inactiva desde que teníamos entre siete u ocho años. Es más, amplía nuestra capacidad para manejar nuevas situaciones y nos ayuda a gestionar mejor nuestros sentimientos y emociones.

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Al activar una parte estancada del cerebro creamos impulso para otros aspectos de la función cerebral que afectan el pensamiento crítico y la creatividad. Para el cerebro, el poder del recuerdo constante y la formulación de oraciones ayuda a fortalecer la memoria, ya seas un principiante que acaba de empezar o alguien que domina el idioma, porque el esfuerzo es el mismo.

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Las personas que son bilingües tienen más materia gris en el cerebro, según la ciencia. Foto: Gentileza.

¿Qué dicen los estudios?

Mientras que el lado izquierdo del cerebro es el principal responsable de la adquisición del lenguaje, el lado derecho del cerebro juega un papel fundamental para ayudar a los estudiantes a identificar los sonidos básicos asociados con un idioma. El proceso es entonces como un rompecabezas, de hecho, juntando las diferentes particularidades fónicas y activando diferentes partes del cerebro para que trabajen juntas.

Una investigación del Centro Médico de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos, comprobó que las personas que son bilingües tienen más materia gris en el cerebro (algo muy bueno) y mejor memoria a corto plazo, habilidades para resolver problemas y manejo de la atención en comparación con aquellos que solo hablaban un idioma.

El estudio también descubrió que promueve la flexibilidad mental, preserva la materia blanca del cerebro que es la responsable de ayudarlo a procesar la información rápidamente y contribuye a ralentizar la demencia a medida que envejecemos. Las regiones y redes del cerebro involucradas en el aprendizaje de un idioma se vuelven más fuertes, adaptables y de respuesta más rápida.

Las personas que estudian otros idiomas tienen mejor capacidad para realizar las tareas cotidianas, poseen mayor habilidad mental en todas áreas de la vida, que incluso no se relacionan con la comunicación. Los artículos científicos muestran aumentos físicos en ciertas regiones del cerebro, especialmente el hipocampo, que tiene que ver con el recuerdo y el almacenamiento de recuerdos. Este aumento literal de grosor en el área del cerebro permite que haya más neuroplasticidad o vías neuronales para la función cognitiva.

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