Este jueves 1 de junio, a las 18:00, en el auditorio “Mabel Pedrozo” de la Feria Internacional del Libro - FIL Asunción, se realizará la presentación de “Perla del Norte”, nuevo libro de cuentos del escritor Christian Kent. El evento se desarrolla en el Centro de Convenciones del Mariscal (detrás del Shopping Mariscal), con acceso libre y gratuito.
Del acto de lanzamiento participarán el escritor Javier Viveros, director de la editorial Rosalba; el poeta Ricardo de la Vega, quien presentará la obra; y, por supuesto, el autor. La obra constituye el tercer libro de la Colección Hipálage, destinada a publicar los mejores títulos del cuento paraguayo contemporáneo.
Se lee en la contratapa del libro: “Christian Kent nos presenta seis cuentos que tienen por escenario una localidad ficticia de Paraguay, en la que habitan personajes que protagonizan historias fantásticas. Trabajados en fondo y forma, estos textos son verdaderamente atrapantes y una garantía de goce estético”.
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Christian Kent nació en Asunción, Paraguay, en 1983. Cursó la carrera de Literatura y Lengua Hispánicas en la Universidad de Chile. Ha publicado numerosos poemarios y libros de cuentos. Publicó su primer libro de poemas, “Lieutenant”, en el 2011. En 2013 publicó “El Conde Orloff” y en 2014 “Arifina” y una selección de “Cuatro Cuentos” a través de su propia editorial independiente Okára Japu.
Con 82 stands y miles de libros, FIL Asunción fue inaugurada el jueves 25 de mayo y se extenderá hasta el domingo 4 de junio, en el Centro de Convenciones del Mariscal (San Roque González esquina Dr. Juan Eulogio Estigarribia), con acceso gratuito. Horario: de lunes a jueves de 9:00 a 21:00; viernes y sábado de 9:00 a 22:00 y domingo de 11:00 a 21:00.
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Victorio V. Suárez presenta libro con reseñas de 104 escritores paraguayos
El libro “104 poetas y escritores de hoy (reseñas esenciales)”, escrito por Victorio V. Suárez y editado por Rosalba, será lanzado el viernes 8 de noviembre, a las 19:30, en el Ateneo Paraguayo (Nuestra Señora de la Asunción 820 casi Humaitá, en Asunción). De entrada libre y gratuita, el evento contará con la participación de Rebeca Romero y, por la editorial Rosalba, Javier Viveros como presentadores, además del destacado pianista José Vera Gómez para ambientar la velada.
El material, apoyado e impulsado por el Fondo Nacional de Arte y Cultura (Fondec), presenta críticas de narraciones nacionales escritas a partir de 1980, de una promoción de escritores y poetas que siguen escribiendo con increíble regularidad. Continúa con las siguientes generaciones hasta llegar a los años 2010.
Respecto a la obra, el autor refirió: “No están todos, pero aparecen aquellos cuyos trabajos fui comentando en diversos ciclos temporales. Espero que sirva a quienes desean información sobre nuestros autores de hoy”. Agregó que en una segunda edición aparecerán aún más artistas y poetas nacionales, con el fin de consolidar la tarea de los autores paraguayos. Por último, expresó: “Confieso que no fue fácil el trabajo, más aún por la cantidad de autores con enfoques distintos y en géneros diferentes”.
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Escritores reseñados
En las reseñas podemos encontrar materiales de diversos autores como Pedro Céspedes Ruffinelli, Marcos González, Jorge Aymar, Darío Benítez, Mabel Pedrozo, Lisandro Cardozo, Mario Rubén Álvarez, Amanda Pedrozo, Osmar Sostoa, Delfina Acosta, Susy Delgado, Carmen Casartelli, Mario Casartelli, Joaquín Morales, Ricardo De La Vega, Moncho Azuaga, Miguelángel Meza, Jorge Gómez Rodas, Ramón Silva, Victorio V. Suárez, Nila López, Lourdes Espínola, Chiquita Barreto.
Además, cuenta con las obras de Esteban Bedoya, María Eugenia Garay, Gilberto Ramírez Santacruz, José Pérez Reyes, Lita Pérez Cáceres, César González Páez, Blas Brítez, Jorge Canese, Teresa Méndez-Faith, Estela (Inca) Appleyard, Guido Rodríguez Alcalá, Juan Manuel Marcos, Bernardo Neri Farina, Jacobo Rauskin, Osvaldo González Real, Alcibíades González Delvalle, Alfredo Boccia Paz, Maybell Lebrón, Leni Pane, Andrés Colmán Gutiérrez, Gloria Muñoz, Víctor Casartelli, Raquel Chaves, Renée Ferrer, Pepa Kostianovski, Lourdes Talavera, Nelson Aguilera, Feliciano Acosta.
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Se mencionan escritos de Susana Gertopán, Gustavo Laterza, Aníbal Romero Sanabria, Luis Bareiro Spaini, Javier Viveros, Sebastián Ocampos, Arnaldo Casco Villalba, Catalo Bogado, Julio Benegas Vidallet, Patricia Camp, Roberto Paredes, Vanessa Sandoval, Alberto Antonio A. Kurth, Graciela Delgado Padrón, Gabriel Ojeda, Ulises Viveros, Gloria Marecos Rodas, Genaro Riera Hunter, Maricruz Méndez Vall, Alicia Rizzi, Natalia Echauri, Tadeo Zarratea, Hilda Del Carmen Gill, Alberto Sisa Da Costa, Eduardo Quintana, Tory Lubeka, Miguel Ángel Caballero, Fernando Pistilli, Iván González.
También, participa material de Estela Kobs, María Eugenia Ayala, Alejandro Hernández, José A. Monnin, Viviana Insaurralde, Milia Gayoso, Irina Ráfols, María Gloria Pereira, Rolando Bado, Sofía Valenzuela, Jeu Azarru, Marcos Augusto Ferreira, Juan Ramírez, Ana Martini, Ricardo Loup, Princesa Aquino Augsten, María Irma Betzel, Agustín Mendoza, Pedro Juan Paredes, Gladys Luna, Mauro Lugo, Mara Raquel Villalba, Carlos Martini, Mía Luján Duarte, y Wences Rivas.
Sobre el autor
Nació en Asunción, Paraguay en 1952. Poeta, ensayista y periodista. Forma parte de la llamada “Generación del 80″. Egresó de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción, en la rama de Historia. Sus poemas y artículos aparecieron desde 1970 en los suplementos culturales de “La Tribuna” y “Abc color”.
Publicó en todas las ediciones colectivas del Taller de poesía de Manuel Ortiz Guerrero: “Y ahora la palabra” (1977), “Poesía Taller (1982), “Poesía itinerante " (1984). Fue presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP) y académico de número de la Academia Paraguaya de la Lengua Española (Aparle); ejerció como profesor universitario por casi 20 años, y es director y fundador de la Revista Arte y Cultura.
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La increíble historia de cómo mil niños fueron salvados del genocidio en Ruanda
En 1994, en pleno genocidio contra la minoría tutsi en Ruanda, mil niños huérfanos o separados de sus familias fueron salvados gracias a los “convoyes de la vida” de una oenegé suiza, una historia que sale a la luz 30 años después. La escritora francoruandesa Beata Umubyeyi Mairesse, que entonces tenía 15 años, hizo el viaje junto a su madre en un convoy el 18 de junio.
Casi todo el viaje lo hizo “echada en el fondo” del camión, lleno de niños, y “cubierta con telas” para esconderse porque las autoridades ruandesas solo habían autorizado el rescate de menores de 12 años. Beata cuenta esta historia poco conocida en su libro “El convoy”, publicado recientemente, una investigación de varios años que empezó con sus propios “recuerdos difuminados” y que es al mismo tiempo la reconstrucción de lo que vivieron y un homenaje a quienes les salvaron, arriesgando sus propias vidas.
El genocidio contra la minoría tutsi en Ruanda, orquestado por el régimen extremista hutu entonces en el poder, mató a casi un millón de personas entre abril y julio de 1994. Fue un proceso de exterminio sistemático, perpetrado por los militares y los milicianos del grupo paramilitar hutu Interahamwe. Entre junio y julio de 1994, mil niños se salvaron de una muerte segura gracias a los convoyes que puso en marcha la oenegé suiza Terre des Hommes (Tdh).
También gracias al compromiso de varios extranjeros y ruandeses (una pareja de cooperantes, un cónsul, periodistas, sacerdotes y monjas) que permitieron sacarlos al vecino Burundi. La AFP habló con varios de estos huérfanos, adoptados o acogidos en el extranjero, y que han reconstruido con valentía su historia.
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Camiones abarrotados
En las fotos que Beata ha podido consultar se ven las miradas asustadas o sorprendidas de los niños mirando al fotógrafo desde el interior de los camiones o a su llegada a Burundi. Algunos habían sido internados en orfanatos o centros de acogida antes de las masacres, o eran huérfanos tutsis cuyos padres acababan de ser asesinados.
Fueron sacados del país en autobuses o camiones abarrotados, muchos eran supervivientes de las masacres y llevaban vendas. La muerte los acechaba en cada retén de las carreteras controladas por los extremistas hutus. Uno de los testigos, Jean-Luc Imhof, un cooperante que trabaja desde hace 30 años para la oenegé suiza, ayudó a la autora en su investigación.
En 1993 y 1994 estuvo destinado en Ruanda y volvió al país en 1995. La organización de estos convoyes fue “caótica”, recuerda. En ese momento el genocidio llevaba semanas en marcha. A medida que avanzaban los rebeldes tutsis del Frente Patriótico Ruandés (FPR), que acabaría poniendo fin al genocidio, los militares y la milicia Interahamwe “enloquecieron” porque sentían la derrota inminente.
“Terre des Hommes se enfrenta a una situación increíble: la responsabilidad de esos más de mil niños identificados”, recuerda el cooperante. “Eran sobre todo niños pequeños, de entre cinco y diez años, y menores de tres años. Muchos resultaron heridos, en especial por golpes de machete”, dice.
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Barreras
La oenegé tomó la decisión, en acuerdo con otras entidades humanitarias internacionales, de organizar su salida. El primer convoy, organizado a inicios de junio con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), logró llegar a Burundi. El del 18 de junio, que no se pudo hacer con el CICR, “fue aún más arriesgado”.
“El convoy avanza hacia incógnitas increíbles, hay barreras donde los militares obligan a salir a los niños, que arriesgan su vida cada vez”, relata Imhof. Recuerda las tragedias que presenciaron estos niños para sobrevivir y los “traumas que cargan”. Muchos de ellos “vieron masacrar a su familia”.
“Su vida cotidiana consistía en huir de la muerte varias veces por día”, cuenta. Treinta años después, Claire Umutoni, huérfana del genocidio tutsi junto a sus cuatro hermanas, narra esos momentos con una agudeza que estremece. “Recibimos una llamada telefónica hacia el 20 de abril de una persona cuya voz mi padre reconoció; sabía que era uno de los dignatarios de la ciudad de Butare (sur), que le dijo ‘tu hora ha llegado’”.
Los padres pidieron entonces a sus hijas salir inmediatamente de la casa. Claire, de 17 años, y sus hermanas se refugiaron en diferentes sitios de los que serían expulsadas. La joven se convierte de golpe en jefa de familia de sus cuatro hermanas tras la muerte, con una “crueldad inimaginable”, de su madre el 26 de abril y de su padre el 10 de mayo. Las hermanas se refugian en una escuela.
“Caían bombas cerca de la escuela donde estábamos con varios huérfanos; los niños habían sufrido todo tipo de heridas, en el cuerpo y emocionales, era terrible”, suspira Claire en Canadá, donde vive. El 3 de julio Claire sería llevada a Burundi en uno de los convoyes con varios huérfanos.
“Caos”
“Recuerdo que en la carretera había muchos genocidas huyendo con martillos y machetes (...) era un caos porque el FPR estaba a las puertas de Butare, pero aún había genocidas que querían matar a los tutsis”, cuenta. Recuerda también los controles de carretera a cargo de milicianos que llevaban “porras, grandes cuchillos de matadero, granadas” y su “sensación de miedo constante”.
Finalmente, Claire y sus hermanas son acogidas por unas tías. “Mi tía decidió enviarme a Canadá en 1999, a un país lejano, para empezar una nueva vida, para reconstruirme... y elegí no caer en la locura”, cuenta Claire, ahora funcionaria en la Oficina del Consejo Privado de Canadá y madre de tres hijos.
Regresó a Ruanda en 2008 para enterrar a sus padres, cuyos cuerpos finalmente fueron identificados. Para Beata, el año 2024 marca un “despertar”. “Los que eran pequeños entonces por fin están conociendo esta historia, y eso es poderoso”, dice. Tras la publicación de su libro fue contactada por varios de los niños salvados, ahora adultos. “Cuando alguien se pone en contacto conmigo, le explico que puedo enviarle fotos e intentamos averiguar en qué convoy estuvo, el libro tiene un impacto”.
“Gracias a ustedes”
Varios de los “niños de los convoyes” se reunieron por primera vez el pasado 30 de junio con cooperantes y periodistas que participaron en su exfiltración. El encuentro, al que asistió la AFP, tuvo lugar en el Memorial de la Shoah, en París. Cuando Nadine Umutoni Ndekezi -que ahora vive en Bélgica- toma la palabra, evocando sus recuerdos del convoy del 3 de julio que la exfiltró del orfanato en el que se había refugiado cuando sólo tenía nueve años, la emoción se apodera del auditorio.
Agradece “la valentía” de quienes participaron en los rescates. “Estamos aquí hoy también gracias a ustedes, porque no se dieron por vencidos”, dice esta mujer, ahora trabajadora social en salud mental y madre de un adolescente de 14 años. Agradece también a Beata, que le permitió “al fin” saber quiénes le ayudaron a escapar.
“Son nuestros héroes, hicieron un acto increíble”, abunda Claire Umutoni, en declaraciones a AFP. Al final de la entrevista, Claire resume los últimos 30 años. “Elegí vivir en nombre de nuestro pueblo, que fue asesinado cuando no era culpable. Para permanecer digna e íntegra frente a los genocidas”.
Fuente: AFP.
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Presentan la antología de cuentos “Tú, el Supremo”
La presentación de “Tú, el Supremo”, una antología de cuentos en homenaje al 50.° aniversario del lanzamiento de la obra cumbre de Augusto Roa Bastos, “Yo el Supremo”, será el miércoles 30 de octubre, a las 19:00, en la Biblioteca y Archivo Central del Congreso Nacional (Río Ypané esquina Coronel Paulino Alén Benítez), a cargo de la Editorial Rosalba, con acceso gratuito.
La obra será presentada por Mirta Roa, de la Fundación “Augusto Roa Bastos”, hija del escritor paraguayo. El libro, que subraya la notable influencia de su autor en la narrativa actual, constituye el décimo número de la Colección “Hipálage” de Rosalba, que publica lo mejor del cuento paraguayo contemporáneo.
El título de la antología alude a la siguiente anécdota: en 1989, cuando Roa Bastos fue galardonado con el Premio Cervantes, Gabriel García Márquez le envió un telegrama con un breve, pero elocuente mensaje: «Tú el Supremo». Así, el nobel colombiano sintetizaba la inmensa estatura literaria del autor paraguayo.
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La antología, que consta de 294 páginas, está compuesta por once relatos escritos por Eder Acosta, Ricardo Benítez Rolandi, Blas Brítez, Rolando Duarte Mussi, Marco Augusto Ferreira, Alcibiades González Delvalle, Ricardo Loup, Irina Ráfols, Juan Ramírez Biedermann, Gilberto Ramírez Santacruz y Verónica Rojas Scheffer.
Este año marca el quincuagésimo aniversario de la publicación de Yo el Supremo, la obra monumental de Augusto Roa Bastos, que vio la luz el 27 de junio de 1974 bajo el sello de la editorial Siglo XXI, en Buenos Aires. Escrita durante su exilio, esta novela se erigió en un hito insoslayable de la literatura hispanoamericana al desentrañar las profundidades de la dictadura y el poder absoluto en una compleja trama que combina historia y ficción. Roa Bastos (1917-2005), una de las voces imprescindibles de la literatura en español, fue galardonado con el Premio Cervantes en 1989, reconocimiento que coronó una trayectoria marcada por una visión literaria vasta y comprometida, en la que también resaltan títulos como Hijo de hombre y El trueno entre las hojas. Con Yo el Supremo, Roa Bastos aportó un clásico universal y dotó a la lengua española de una obra que continúa generando ecos y desafiando el tiempo y las categorías literarias.
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Nota del compilador
Por Javier Viveros.
Cincuenta años han pasado desde que la voz tonante del Supremo se hiciera oír, subrayando desde el principio su preeminencia incontestable. El verbo se hizo tinta. Este libro no es más que una cartografía de ecos, un conjunto de esquirlas incendiarias que orbitan el tótem literario, esa máquina polifónica en permanente generación de sentido que es Yo el Supremo. Comprobarás, aventurero lector, que cada cuento conversa directa o cegada-sesgadamente con la novela de Roa Bastos, añadiendo voces a esa sombra frondosa que se proyecta con violencia inercial hacia lo indecible.
Intertextos en los intersticios. Se entrecruzan los hilos de estas narraciones, se tensan, dialogan entre sí y urden un tapiz que por efecto de pareidolia trae reminiscencias del texto supremo. Lo que hallarás en estas páginas, osado lector, es un juego de espejos rotos y un lenguaje que se desborda, porque sus márgenes poco pueden hacer por contenerlo. Cada uno de los once autores ha hilado su propio entramado, tejiendo un derrotero individual en este viaje sobre un mar inabarcable, manchado de ininventariables archipiélagos de referencias. Los once cuentos rinden tributo, no desde la sumisión, sino desde la reinvención, al texto fundacional que vence el tiempo y desafía el desabrido corsé de las taxonomías; los once cuentos inventan y reinventan el Paraguay con los recursos de la literatura.
Al igual que ese decreto apócrifo clavado en la puerta de la catedral, este grupo de invenciones narrativas constituye un intento de redimensionar con fuerza centrífuga el área doliente de la llaga. Las palabras aquí reunidas se trenzan en diálogo con la sombra oblonga de aquel palimpsesto inacabado e inacabable que es la obra cumbre de Roa Bastos. Aunque ausente, la sombra omnipresente del Supremo espía como ojos de Argos en los espacios vacíos que separan las palabras, acecha colocado detrás del lienzo lechoso del papel siempre culpable y asecha desde los ángulos interiores de las letras de imprenta. Estas páginas están infamadas de traición, de una múltiple sublevación contra ese impenitente tirano de sus descendientes que es el texto padre.
No es improbable que El Supremo enviara a los autores de estas perspicaces fabulaciones a recibir la cítrica justicia en un ámbito espolvoreado de caricias de azahar. Aunque en realidad no haya delito, porque la memoria de uno solo no sirve para nada y no hay más que una infinidad de repetidores. En el nombrar las cosas nunca hay un primero, conque nadie escribe algo por primera vez. Yo mismo, en este enjuto y poco enjundioso prólogo, he plagiado a más de un poeta menor de la antología y he saqueado ideas de algunos prohombres de las letras y de la ciencia. Todo ello sin ruborizarme. Porque es consabido que el verdadero secreto de la creatividad consiste en saber ocultar las fuentes. Ñe’ẽ ojehaíva akóinte ha’e ñe’ẽ oñemondava’ekue. Nihil novum sub sole.
Asunción, 26 de octubre de 2024.
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Embajada coreana celebró a Han Kang y su literatura cruda, pero luminosa
La cultura coreana impacta en el mundo con su música y sus series, pero también su literatura tiene un importante impulso por parte del Gobierno de la República de Corea, lo que fue ratificado el pasado 10 de octubre con el Premio Nobel de Literatura para la escritora surcoreana Han Kang, la primera asiática en recibir este galardón.
Para celebrar este logro, la Embajada de Corea en Paraguay ofreció una recepción el 21 de octubre en la Academia Paraguaya de la Historia, con alrededor de 50 invitados, entre referentes culturales y diplomáticos, en que se refirió a la obra de Han Kang y se expusieron tres de sus libros traducidos al español, que se encuentran disponibles en la Biblioteca Municipal “Augusto Roa Bastos”, en la Manzana de la Rivera (Ayolas 129).
El embajador Chan-sik Yoon abrió el acto describiendo los principales aspectos de la literatura de Kang, que la hicieron merecedora del Nobel, describió los esfuerzos de su Gobierno para incentivar la literatura coreana, así como el trabajo que la embajada desarrolla en Paraguay para promover la cultura literaria a través de su exitoso club de lectura.
“Es una escritora extraordinaria por sus actividades literarias y por su calidez humana”, comentó Silvia Jung, asesora de la embajada, quien desarrolló una descripción biográfica y de las principales publicaciones de Han Kang, mencionado que “Actos humanos” (2014) es su obra favorita de la autora; mientras que la novela más conocida, “La vegetariana” (2007), fue la primera en traducirse al español por una editorial argentina en el 2012, y la versión inglesa llegó recién en el 2016.
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“Leer una obra de Han Kang es como caminar por la neblina porque parece todo no muy claro, parece que está todo nublado, sin embargo, la situación no causa miedo, sino serenidad y paz porque sabemos que en el fondo, en el final del camino, uno se da cuenta que detrás de esa neblina hay una luz”, comentó Jung. “Esa es la luz que Han Kang menciona en todas sus obras. Parece súper cruda, cruel, violenta, parece que no tiene sentido, pero en el fondo de su obra siempre habla sobre una clara luz que es la esperanza”.
En la recepción también intervinieron el presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP), Marcos Ybáñez, y su vicepresidente Marco Augusto Ferreira, quien es moderador de la “Noche de Literatura Coreana”, que es el club de lectura de la Embajada de Corea, que comenzó en el 2023 y se celebra cada dos meses, con inscripción gratuita previa a través de las redes sociales de la representación diplomática.
La trilogía de “La vegetariana” (2007) y “Actos humanos” (2014) se completa con “Blanco” (2016), que son los libros disponibles en la mencionada biblioteca de Asunción (donados por la embajada) para descubrir a la actual Nobel de Literatura, nacida el 27 de noviembre de 1970, en Gwangju (Jeolla del Sur), hija de un célebre escritor; que se dio a conocer en el mundo literario en 1993, al publicar un poema en la revista trimestral “Literatura y sociedad”. Con “La vegetariana” ganó el prestigioso premio británico Man Booker.
Discurso del embajador
El embajador Chan-sik Yoon expresó las siguientes palabras durante el homenaje a Han Kang: Hoy estamos todos reunidos para conmemorar el gran logro de Han Kang, la primera escritora coreana quien acaba de ganar el prestigioso Premio Nobel en Literatura y agradezco a todos por su presencia el día de hoy.
Para nosotros, esta premiación no sólo representa el éxito de la literatura coreana en el mundo, sino también es el resultado de un esfuerzo tenaz de una escritora serena, que descubre la naturaleza humana a través de letras con una prosa delicada, pero a la vez cruda. Al mismo tiempo, sus obras reflejan traumas históricos del pueblo coreano y da visibilidad a los olvidados de la historia.
Si bien, la autora manifestó que no haría ninguna celebración por su premiación, como embajada no podíamos hacer pasar desapercibido este gran logro y compartir el mensaje claro de la autora. Pido disculpas de antemano a la escritora y con mucho orgullo, les pido que me dejen celebrar por un rato el gran logro de la autora.
Han Kang narra sobre la vulnerabilidad y la violencia inherente de la raza humana. A tal punto que ha manifestado que el motivo de no celebrar era justamente porque en el mundo sigue habiendo tantas guerras y cómo podríamos celebrar mientras que otro ser humano está muriendo. ¡Cuánta coherencia en su escritura y su acción!
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El mensaje de la autora es claro. Las heridas, emociones y traumas históricos son universales y trascienden las barreras culturales y de nacionalidad. Juntos, podemos encontrar la clara luz de la sanación como describe la autora en su obra “Blanco”.
Queridos amigos, cabe destacar que, para la cultura coreana, el “escribir bien” es un don y un anhelo que llevamos en nuestro ADN. El gobierno promueve diversas políticas públicas destinadas a fomentar la literatura y la lectura, así como a apoyar la formación de escritores y traductores.
Uno de los desafíos de los países con su propio idioma para dar a conocer sus obras, es lograr una traducción literaria de calidad. Es por eso, que el gobierno de Corea instaló en 1996 el Instituto de Traducción Literaria de Corea con el objetivo de promover la literatura coreana en diversos idiomas. Hasta ahora, el Instituto ha impartido clases de traducción literaria a 1.490 traductores y ha traducido 2.032 obras en 44 idiomas. Nuestra embajada se ha beneficiado de este esfuerzo, recibiendo casi 100 ejemplares de obras coreanas este año, de las cuales algunas ya están disponibles en la Biblioteca Municipal de Asunción.
Como dijo Franz Kafka “Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros”, nuestra embajada comparte la idea de este autor de “La metamorfosis”, y viene realizando un club de lectura llamado de “Noche de Literatura Coreana” desde el año pasado, con el objetivo de abrir un espacio de debate sobre la literatura coreana, esperando que se rompa el mar helado de indiferencia y que haya una metamorfosis interior hacia una mente abierta y tolerante.
Nuestro club de lectura, cuenta con la activa participación de la Sociedad de Escritores Paraguayos como también de miembros de la Academia Paraguaya de la Historia y con orgullo quiero decir que nuestro club se posicionó como un verdadero salón de debate de Paraguay con sus 7 sesiones.
En el mundo actual en que vivimos somos “phono sapiens”, dependientes de los teléfonos inteligentes y de la Inteligencia artificial. Nos encontramos en una crisis caracterizada por la falta de interacción presencial y el debilitamiento del humanismo. La sociedad que no piensa ni razona, o debate, es nuestra realidad actual. En este sentido, vale la pena mencionar como un importante logro de Paraguay, la promulgación de la primera ley del fomento de la lectura el año pasado y ojalá que sea un paso importante para que la literatura cumpla un papel importante en el proceso de desarrollo nacional de Paraguay, y que haya alguna Han Kang, pero paraguaya.
Estimados presentes, ayer recibimos la triste noticia de la partida de la secretaria de la Academia Doña Elsa Ramírez. Quiero expresar mis más sinceras condolencias a su familia y a la Academia en este difícil momento. Permítanme dedicar una frase del libro de la autora a Elsa, quien ya no está físicamente con nosotros, pero cuyas huellas permanecerán siempre aquí. Espero que tú nos guíes a partir de ahora. Que nos lleves a la claridad, a donde brilla la luz, a donde se abren las flores).
Quiero resaltar que la literatura tiene poder y es peligrosa, porque penetra en la vida humana de forma sutil y ejerce un poder transformador. El alma de un libro no se pierde, se queda y transforma. Es por eso que hay que cuidarlo como un cristal que menciona Han Kang en su obra Actos humanos.
Agradezco a la Academia por concedernos este lugar para esta importante recepción y quisiera proponer un brindis por la premiación Nobel de la autora Han Kang. Salud.
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