La retención en el Uruguay de contenedores que vienen al país o van al exterior está causando cada vez mayores pérdidas tanto a importadores como a exportado­res paraguayos, además de disminuir la recaudación aduanera correspondiente, lo que perjudica al fisco. La crítica situa­ción hace necesario crear una pronta solu­ción para evitar que continúen las pérdi­das para nuestro país, pensando en otros puertos para no depender siempre de un solo lugar y de un solo país. La alternativa sería algunos puertos argentinos, aunque al parecer no sería la solución ideal.

Según el reporte de voceros del sector privado, hay más de 4.000 contenedores con mercaderías que están actualmente varados en el puerto de Montevideo en las naves paraguayas sin poder partir hacia nuestro país o a otros puntos de des­tino. Se estima que la pérdida diaria por la retención de las mercaderías asciende a 200 mil dólares, lo que repercute en el costo final de las mismas.

Voceros empresariales refirieron que la situación se está volviendo muy difí­cil tanto para importadores como para exportadores. Para los primeros porque se están reteniendo productos que tie­nen como destino las ventas de fin de año en los comercios de nuestro país. En el caso de las exportaciones, los productos que se envían no podrán llegar a destino en las fechas previstas en los contratos y no podrán ser entregadas en el tiempo pactado con los compradores. En ambos casos se generan grandes perjuicios eco­nómicos, aparte de ir contra la imagen de país serio que busca mantener el Para­guay entre los compradores de artículos nacionales.

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El problema está generado por el con­flicto que existe entre los sindicatos de trabajadores marítimos de Uruguay con la empresa concesionaria de los servicios portuarios y las autoridades del sector. La nación más afectada por el inconveniente es el Paraguay, cuyo comercio exterior es totalmente dependiente de los puertos de países cercanos. Por todo ello, esta nueva dificultad aumenta la fragilidad de la eco­nomía nacional.

Se ha hablado en los últimos días de que se está avanzando en las negociaciones entre los trabajadores y la empresa portuaria, ya que está de por medio la firma de un nuevo contrato de trabajo. Con ello todo podría volver a normalizarse y que puedan zarpar las naves con las mercaderías paraguayas.

Pero más allá de ese detalle puntual, nues­tro país debe buscar alternativas para no depender siempre de los vaivenes inter­nos de una nación determinada. Por eso algunos empresarios del transporte flu­vial han señalado que se podría abando­nar el puerto de Montevideo como lugar exclusivo y utilizar los puertos argentinos, especialmente el de Buenos Aires. Aun­que los sitios para fondear en el vecino país con frecuencia tienen muchos incon­venientes, especialmente por la acción de ciertas agrupaciones sindicales muy agresivas. Los memoriosos recuerdan que por la acción belicosa de algunos sindica­tos argentinos es que se había optado por migrar al puerto de Montevideo.

Acaso para no estar muy supeditado a un solo país se podrían hacer operaciones en puertos de Argentina y de Uruguay en forma simultánea, si es que conviene a los intereses de las empresas paraguayas. Con todos los inconvenientes que podría acarrear esta posibilidad tendría la ven­taja de no estar en manos en forma exclu­siva de un solo punto o de un solo país, como está ocurriendo en estos momentos.

Esta alternativa tendría el beneficio de que si en un país existe un inconveniente como el que ocurre actualmente en Uru­guay, se migre a otro puerto y viceversa, según las circunstancias. Pero ya no se estaría sujeto a los vaivenes e inconve­nientes de un solo punto de embarque, como sucede en la actualidad.

La creatividad, entendida como la capa­cidad que se tiene para hallar algo nuevo o encontrar posibilidades de acción no utilizadas anteriormente para enfren­tar un problema determinado, es una herramienta muy necesaria. Teniendo en cuenta la capacidad de los técnicos y auto­ridades nacionales no caben dudas de que se encontrarán nuevas salidas a los incon­venientes que en estos momentos está sufriendo el comercio exterior paraguayo. Los problemas suelen ser un importante incentivo para la creatividad y una opor­tunidad para azuzar el ingenio. Este caso no tiene por qué ser la excepción.

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