Las elecciones generales han demostrado que los paraguayos quieren seguir viviendo en liber­tad y pluralismo político parti­cipando activamente en la construcción del presente y el futuro de la nación. Los resultados de los comicios demuestran que los distintos grupos políticos apuestan por el juego democrático, lejos de la tiranía política y el sojuzgamiento de las liberta­des que formaron parte de nuestra histo­ria pasada.

La participación del electorado ha sido buena, ya que el 63 % de los inscriptos se fue a votar. La alta concurrencia de ciuda­danos en las urnas fue uno de los hechos más llamativos del domingo, pues en la mayoría de los locales de votación había un número muy elevado de personas.

Los resultados conseguidos en los comi­cios han sido ampliamente generosos para el Partido Colorado, que no solo seguirá al frente del Poder Ejecutivo con el nuevo presidente, sino que tendrá mayoría de representación en las cámaras del Con­greso y estará al frente de 15 de las 17 gobernaciones del interior del país.

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En términos de votos obtenidos, la Asocia­ción Nacional Republicana (ANR) consi­guió inmejorables resultados y ha demos­trado ser la fuerza política más importante del país, lejos de la decadencia que están mostrando otras entidades tradicionales que han recibido un duro golpe de parte de los electores en diversas regiones.

El candidato a presidente por el Partido Colorado, Santiago Peña, consiguió el 42,75 % de los votos, 15,27 puntos porcen­tuales más que Efraín Alegre, quien obtuvo el 27,48 %, una ventaja que no se había visto en las otras dos elecciones anteriores. En 2018, Alegre estuvo 3,7 puntos porcen­tuales por debajo de Mario Abdo Benítez, y en 2013 se había situado a 8 puntos de dife­rencia del entonces ganador, Horacio Car­tes. En ese sentido, se puede afirmar que esta es la peor derrota sufrida por el líder del PLRA, que en esta ocasión reconoció rápidamente su pérdida, de la que respon­sabilizó a la falta de unidad del liberalismo, que, por otro lado, en gran medida le cues­tiona su conducción política.

En el Congreso Nacional, la ANR será la principal fuerza política que por primera vez en la historia reciente tendrá mayo­ría en ambas cámaras. En el Senado con­tará con 23 senadores, que representa el 51,1 % de los votos. En las elecciones de 2018 había conseguido 17 curules, lo que le impedía inclinar la balanza a su favor.

En la Cámara de Diputados, el Partido Colorado, que tiene 42 bancas, irá a 48 legisladores, con lo que conseguirá la mayoría, con el 60 % de los miembros de la Cámara Baja.

Otro de los puntos resaltantes es que la izquierda ha recibido un golpe mortal, ya que el Frente Guasu dejó de ser la tercera fuerza política en el Congreso y va rumbo a su extinción. Tanto es así que el histórico dirigente y expresidente de la República, Fernando Lugo, no consiguió un escaño en el Senado, igual que otros conocidos diri­gentes, por lo que tendrá un solo represen­tante en esa Cámara.

Más allá de las campañas de ciertos medios que se ensañaron con los candi­datos republicanos, una gran porción del país ha preferido confiar en el Partido Colorado. Y especialmente en su can­didato presidencial, Santiago Peña, que ha explicado que trabajará para mejo­rar la economía y disminuir la pobreza que afecta a gran parte del país. Por eso se puede afirmar que el principal ganador de las elecciones es el Paraguay.

“Ha llegado el tiempo de postergar nues­tras diferencias para priorizar las causas comunes que nos unen como nación. Ante todo y sobre todo somos paraguayos. Ese tiene que ser el único distintivo que nos identifique como protagonistas del gran proyecto de restauración moral, de recu­peración económica, de crecimiento inclu­sivo y de justicia social”, explicó Peña, quien habló como el nuevo presidente de todos, sin exclusiones partidarias.

El mandatario deberá articular nume­rosas medidas para reactivar la econo­mía y mejorar la situación de la sociedad nacional. Con la mayoría en el Congreso resultará menos pesado aprobar leyes para enfrentar los nuevos desafíos. Pero tendrá que hacer frente a la inmovilidad del Estado que en los últimos años no fue capaz de moverse para recuperar el país. La tarea no es simple, pero con el esfuerzo inteligente no es imposible.

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