La siguiente no es mi opinión sino lo que está escrito y puesto en marcha por las consultoras mundiales a la hora de darnos una nota después de ser examinados.

Que quede bien en claro: Las calificaciones riesgo país y el grado de inversión (Standard and Poor’s, Moody’s y Fitch) como premios se basan 85 % en la fortaleza económica de un país, y el resto al resto: situación política, corrupción, seguridad jurídica. Repito, reitero, insisto. En un 85 % el examen a rendir y pasar es económico. Nos guste o no nos guste. Los disparates en comparsa que salieron de bocanadas de humo negro y sucio de quienes han caído en el fanatismo de oponerse a todo hoy sin haberlo hecho ayer con Marito, su estronista preferido, y poniendo siempre el ser popular antes que el ser respetado, me permitieron comprobar una vez más la degeneración mental de nuestros pensantes formadores de la opinión pública.

Sin juicios de valor, las calificadoras riesgo país miden fundamentalmente la capacidad de un país en el pago de las deudas soberanas. Privilegian temas como crecimiento económico (robustez, continuidad, resiliencia), estabilidad monetaria (inflación, confianza en la moneda local) y cambiaria (relación con el dólar, reservas internacionales), independencia del Banco Central (finanzas privadas sanas), disciplina fiscal (con el mejor gobierno posible, no con el perfecto), endeudamiento externo bajo y controlado, buen historial como deudor confiable, comercio exterior sólido y diversificado, políticas atractivas para las inversiones nacionales e internacionales. Bill Clinton en campaña presidencial en 1992 contra George Bush, escupía su dicho a los cuatro vientos para darle a entender a su contrincante republicano cuál era el tema que más preocupaba a la gente: ¡La economía, estúpido! Después convertida en ¡Es la economía, estúpido! Hago mío lo de Bill y digo con vehemencia que nuestro grado de inversión aún no logrado y las calificaciones para atrás (puede ser) o para adelante (ojalá que sea así) se basaron, fundamentan y sustentarán en ¡La economía, estúpido! ¿Importa el otro 15 %? Claro que sí. Y mucho. En esa proporción. Si perjudican mi capacidad de pago, entonces les daré mayor peso. Mientras tanto ¡La economía, estúpido! El 22 de junio de 2012 fue destituido el presidente Lugo vía juicio político. Nuestra calificación (Standard) antes y después era BB- sin cambio alguno. Mejoró en el 2014. ¿Incidió lo político? Para nada. La economía estaba sólida. El 25 de enero de 2013 el ministro de Hacienda Manuel Ferreira colocó en el mercado internacional bonos soberanos por USD 500 millones a diez años de plazo, siendo la primera emisión en la historia contemporánea del Paraguay. Se demandó, para comprar, once veces más que nuestra oferta. Éxito rotundo. ¿Importó lo político? Ni por asomo. Ojo: el 29 de junio de 2012 fuimos castigados por los otros tres países socios del Mercosur y suspendidos porque no éramos democráticos, en represalia por la caída de Lugo. ¿Por qué no nos bajaron la calificación riesgo país? ¡La economía, estúpido!

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Perú tuvo seis presidentes desde el 2016 (con la señora Dina Boluarte hoy en el poder por “sucesión presidencial” el 7 de diciembre 2022), pese al periodo constitucional de mandatos de 5 años, con enorme inestabilidad e incertidumbre políticas, en crisis mayúsculas y explosivas, como intentos de golpe presidencial y parlamentario, presidentes encarcelados y amenazados, renuncias, vacantes por “permanente incapacidad moral o física, declarada por el Congreso” (José Pedro Castillo 2021-2022, Martín Vizcarra 2018-2020)”, violencia y muertes en las calles, fuerzas políticas totalmente atomizadas, gobiernos débiles. Y, sin embargo, Perú califica mejor que Paraguay tras el examen al que lo someten las tres calificadoras internacionales mencionadas, por el tamaño de su economía (35 millones de habitantes, cinco veces mayor a la nuestra, la sexta en América Latina y el Caribe), riqueza y diversidad (turismo, minería), el Pacífico como extensión al mundo, y su buen historial de deudor en el mundo. Las calificaciones de Perú hoy son Baa1/BBB/BBB con grado de inversión (investment grade). Por cierto, el Banco Central del Perú compite con el nuestro en el selecto grupo privilegiado de América Latina y el Caribe de los cuatro mejores, en compañía del de Chile, del de Uruguay, y a veces aparece el de México. Las calificaciones de Paraguay hoy son Ba1/BB+/BB+, pero sin grado de inversión. El paso siguiente para nosotros es lograr la calificación Baa3/BBB-/BBB- para lograr el grado de inversión, que de conseguirla aún estaríamos detrás de Perú.

Paraguay cayó dos veces en default o incapacidad de pago de sus deudas, la peor calificación en el más bajo nivel del ranking: 1. En 1986, plena dictadura oscurantista, cuando Stroessner no podía pagar la deuda externa y se acumularon los atrasos (lo que no le importaba en absoluto al tirano). La década del 80 fue la de la degeneración política, económica e internacional del estronismo. El no poder pagar las deudas y sumar atrasos continuamente solo se descubrió después del glorioso golpe militar del 2 y 3 de febrero, que muy pocos festejan y conmemoran, por el pasado perdido, y por creer que la democracia debe tener un nacimiento puro y angelical, y siempre cubierta por un manto celestial devenido de las manos de los dioses sin pecado concebida, alejada de toda impureza humana. Los muy pocos que tuvimos acceso en aquel entonces al informe de la Standard and Poor’s no estábamos autorizados a divulgarlo (Embajada norteamericana). 2. En febrero de 2003 volvimos a la desgracia y caímos nuevamente en default, por primera y única vez en democracia. Con el gobierno del Ing. Juan Carlos Wasmosy en octubre de 1995 pedimos a la Standard que nos calificara formalmente, por primera vez en la historia, porque aun asumiendo el riesgo de una mala nota, importaba para el mundo cómo nos veía la dicha consultora de prestigio internacional. Nos calificaron BB-. Una decisión y un logro que tienen el sello histórico de Wasmosy y de una de las mentes más brillantes del Paraguay, el doctor Carlos Mersán (Carlucho para los amigos). El default del 2003, fruto del desgobierno de Luis González Machi y su Gobierno de Unidad Nacional, después del heroísmo del Marzo Paraguayo de 1999, tuvo que ver con la decisión de no poder (querer) pagar unos 22 millones de dólares en bonos del tesoro dolarizados. Era la punta del iceberg. Salimos del default en julio de 2004 con Nicanor (decisión y respaldo políticos) y Borda (gran mérito económico). Pero caímos nuevamente a B-.

Que afuera nos ven mejor no es una novedad. El paraguayo es destructivo en sus críticas y desvaloriza los logros de su país. Lean, por favor, el inicio del informe económico mensual del banco Itaú (San Pablo, Brasil, Departamento de Estudios Macroeconómicos) correspondiente al 9 de febrero 2024:

Conquistando los mercados globales

Estimamos que el crecimiento se mantendrá cerca de su potencial este año, en 3,5 %, suponiendo una cosecha de soja similar a la de 2023. Prevemos que la inflación alcance 4,0 % para finales de 2024, relativamente estable desde 2023 (3,7 %). Los precios más bajos de las materias primas deberían contener la inflación este año. Nuestra estimación para la tasa terminal de política monetaria de este año se sitúa en 5,50 % (desde 6,75 % a finales de 2023).

El Gobierno emitió un total de 1.000 millones de dólares de deuda en el mercado global. La fuerte demanda y los costos de endeudamiento competitivos reflejan la confianza de los inversionistas en las perspectivas de Paraguay, como lo confirmó recientemente la calificación de S&P a BB+, acercándose cada vez más al estatus de grado de inversión.

Fuerte apetito por la deuda paraguaya

El Gobierno emitió un total de 1.000 millones de dólares de deuda en los mercados globales, divididos equitativamente entre bonos denominados en dólares y en moneda local. La demanda fue fuerte (tramo en USD 8 veces, tramo PYG 2,4 veces) y los precios estuvieron en línea con el mercado secundario, refinanciando y cubriendo en parte las necesidades de financiamiento del soberano para 2024. En nuestra opinión, los resultados positivos reflejan la confianza de los inversores en las perspectivas de Paraguay, como lo confirmó recientemente la mejora de la calificación de S&P a BB+.

S&P mejora Paraguay y se acerca al grado de inversión

La agencia de crédito elevó la calificación soberana de Paraguay a BB+ con perspectiva estable, desde BB. El fundamento de S&P para la mejora consiste en el historial de Paraguay con políticas macroeconómicas prudentes, déficits fiscales y deuda del gobierno general moderados y una posición externa sólida. La consolidación fiscal durante los próximos 24 meses parece ser la variable clave a monitorear. El ajuste de S&P deja la calificación soberana alineada con Fitch y Moody’s, un escalón por debajo del grado de inversión. Final. Soy brasiguayo. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

Etiquetas: #Bill#Clinton

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