Constituyen el centro del sistema económico de nuestro país, no aprovechado en su justa dimensión por diversos factores debiendo ser superado, haciendo que se constituyan en forma tangible en las principales fuentes generadoras de empleo, al cual deberá ir orientado uno de los mayores esfuerzos del próximo gobierno, alentando su formalización para que puedan ser sujetos de créditos dentro del sistema financiero, a tasas activas blandas y a plazos que se ajusten a su capacidad generadora de fondos.

Proporcionan una importante cantidad de mano de obra, no solo a nivel país, sino en todo el mundo, cifra que se va incrementando conforme se automatizan las grandes empresas, con la correspondiente reducción de sus nóminas de pago.

Se constituyen en un segmento de negocios estratégico que ha proporcionado históricamente una de las mejores alternativas para la independencia económica, pues los nuevos paradigmas hacen que hoy día lamentablemente los que ya superan los 40 años son considerados “viejos”, desechándose su bagaje de experiencia.

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Ofrecen el campo experimental para generar los nuevos productos, ideas y formas de hacer las cosas. Su importancia no solo puede medirse por el número de establecimientos, también por el capital invertido que representan el valor de su producción, las materias primas que consumen, la formación de capital, los empleos que generan y la capacidad de compra que dan a la población trabajadora mediante sueldos y salarios.

Contribuyen a elevar el nivel de ingresos de la población al crear un mecanismo redistributivo de la propiedad entre parientes y amigos que son quienes forjan una idea e inician una actividad económica/industrial en pequeña escala.

La experiencia ha demostrado que combinar juicio, iniciativa, resolución y creatividad en una empresa genera mejores resultados en cuanto a progreso y beneficios que una actitud autocrática de un solo individuo.

El tiempo sigue su curso en todas las fases de la vida de una empresa: objetivos, planes, normas, sistemas, procedimientos, métodos, técnicas, etcétera, se registran cambios en objetivos, de propósitos empresariales y en la filosofía administrativa.

Los éxitos de ayer estaban basados principalmente en la habilidad, el valor, la fuerza, la imaginación y el sentido común de algún hombre enérgico.

Hoy uno de los principales requisitos para que un empresario emprendedor tenga éxito, es comprender a la gente que colabora con él.

La administración de empresas modernas pequeñas y medianas está dividida en diversos agentes a los que se les da atribuciones y funciones especializadas que deben articularse en un conjunto coherente.

Sabemos que los emprendedores enfrentan retos constantes y se preguntan con frecuencia: ¿está en problemas mi empresa?, ¿es exitosa?

Es de fundamental importancia para un empresario emprendedor no solo saber si le va “bien o mal”, sino también saber la respuesta a la pregunta: ¿por qué le va como le va?

Muchos entienden de manera intuitiva o por formación que su empresa es un sistema; es decir, que todas las partes están bien interrelacionadas, que unas afectan a las otras y que todas impactan en el resultado.

Las pymes constituyen la forma empresarial predominante en el mundo. Si bien muchas de ellas son “microempresas” de propiedad individual que quizás difícilmente pasarían de una generación a otra, no es menos cierto que entre ellas se encuentran también algunas de las mayores y más exitosas empresas a nivel mundial.

En el 7.º Congreso Latinoamericano y el Primer Congreso Nacional de Mipymes, realizado en nuestro país, su objetivo primario ha sido demostrar todo el potencial del sector como impulsores de la economía de toda la región, con la premisa de contribuir con la competitividad y crecimiento de las mipymes, conociendo las experiencias de otros países que nos den un parámetro acerca de cómo estamos situados, aplicando en la práctica casos exitosos y paralelamente posibilidades potenciales de replicar sus soluciones.

Así podremos ir cimentando el fortalecimiento económico-financiero-patrimonial de nuestros emprendimientos.

La experiencia ha demostrado que combinar juicio, iniciativa, resolución y creatividad en una empresa genera mejores resultados en cuanto a progreso y beneficios que una actitud autocrática de un solo individuo.

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