• Por Eduardo “Pipó” Dios
  • Columnista

El equipo Marito-Efraín-Desirée, los grandes derrotados entre diciembre y abril últimos, donde, primero, el papanatas delincuente que tenemos como presidente de la República fue vapuleado en su delirante intento de ser nada menos que presidente del Partido Colorado, en el que literalmente “se cagó” todo su gobierno, pese a ser un producto del mismo y no de ningún trabajo político serio; y luego, ya con equipo completo, es decir, sus cómplices pseudoopositores encabezados por Efraín y Desirée, fueron aplastados por el 73 % del electorado que los rechazo rotundamente, ya sea para votar en su mayoría por Santiago Peña o simplemente mostrar su rechazo votando por el anarquismo sin rumbo de Payo (está claro que son muy pocos los que lo hicieron con la idea de que gane y nos “gobierne”), ha tenido gran parte de los grupos de medios, al mismo tiempo grupos económicos poderosos, y sus escribas y periodistas a su servicio como nunca se ha visto.

No hubo ni siquiera un ligero intento por maquillar su inmisericorde irrespeto por el derecho de la gente a ser informada de manera veraz, ni el más mínimo respeto a la trayectoria de años de algunos medios, mostrando algún atisbo de rigor periodístico. El famoso diario Patria de Alfredo Stroessner (que al menos tenía la mínima “justificación” de ser un periódico partidario para actuar de esa manera) quedó un poroto al lado. El descaro absoluto de mentir sin ninguna prueba, aunque sea inventada, un documento que sembrara una duda mínima, nada. Y por el otro lado, la ceguera y la mudez absoluta sobre la corrupción galopante, el terrorismo de Estado descarado y las serias denuncias de los vínculos de las propias autoridades encargadas de luchar contra el crimen organizado, con propios criminales, entre otras perlitas.

Ni siquiera el mensaje de las urnas en diciembre les hizo dar cuenta de lo mal que venían, que esa realidad absolutamente manipulada que pretendían imponer desde sus diarios, canales, radios y redes no calaba en lo más mínimo en el ciudadano común. Pero como el dinero público les llovía a camionadas, poco les importó, algunos hasta se autoconvencieron de sus mentiras y siguieron.

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La paliza fue peor, no solo les ganó el candidato y el grupo al que se dedicaron sistemática y metódicamente a perseguir sin piedad, ni derecho a la defensa y mucho menos a la justicia; sino que Payo, a quien a la desesperada un mes antes le cerraron todas las puertas y atacaron sin piedad, estuvo a punto de mandarlos al tercer lugar.

Del 1 de mayo hasta hoy aún siguen sin recuperarse del shock de realidad. Algunos, los más lúcidos, tratan de ir acomodando el discurso; otros siguen en campaña, no sabemos si para debilitar al gobierno que viene o fortalecer al que se va, o salvar al amigo Efraín al que lo quieren sacar de “su” partido, o simplemente no saben cómo salirse de donde se metieron.

Es hasta tragicómico ver las portadas y escuchar a sus voceros reclamar por eventuales futuros gabinetes, surgidos de las usinas de rumores. Acaso podrían ser peores que los Villamayor, las Samudio, los Petta, los Mazzoleni, los Giuzzio, los Arregui, por citar algunos, a quienes no solo protegieron y encubrieron, sino que ensalzaron.

Creo que habría que tragarse unas cuantas grageas de Ubicol, tomarse un tiempo y ver si pueden recuperar algo de lo que fueron, al menos, los que alguna vez fueron algo.

Etiquetas: #Ubicol#Efraín

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