• Por Gabriela Teasdale
  • Socia del Club de Ejecutivos

Esta semana leí una noticia que me sorprendió gratamente, y a juzgar por la repercusión que tuvo, llamó también la atención de muchas otras personas. Una profesora de Ciudad del Este decidió enseñar a sus alumnos y alumnas a planchar y realizar otras tareas básicas del hogar para promover su autonomía y desarrollo motriz. La publicación se hizo viral en las redes, con varios comentarios positivos de los internautas. Y más allá del trabajo en sí, creo que fue por esa iniciativa de dar valor a las pequeñas cosas que nos hacen grandes. Porque personalmente como madre, no espero que mi hijo se ponga a planchar o a lavar la vajilla todos los días de forma sistemática, pero sí que adquiera habilidades que lo lleven a ser más autónomo e independiente.

Los investigadores afirman que incluir estas tareas en la rutina de los niños y adolescentes es beneficioso porque pueden mostrar una mayor autoestima, ser más responsables y estar mejor preparados para afrontar las frustraciones y adversidades. Estas habilidades pueden conducirlos a un mayor éxito en la escuela y en las relaciones con sus compañeros, así como con los adultos que lo rodean. Los niños que están dispuestos a ayudar en este tipo de tareas aprenden a gestionar mejor el tiempo, a ser más organizados y a aceptar responsabilidades dentro de la familia. Con cosas sencillas como lavar el plato que usan después de cada comida, ordenar el dormitorio o sacar la basura pueden convertirse en hábitos sanos que persistan hasta su vida como adultos. Además, hay que señalar que los estudiantes en las universidades europeas lo hacen.

En un mundo en el que el tiempo siempre apremia y que lo urgente supera casi siempre a lo importante, me pregunto si somos conscientes de los beneficios que conlleva este tipo de enseñanza. ¿Cuándo fue la última vez que animaste a tu hijo a ser responsable con algo? ¿Cómo lo motivaste? ¿Cómo lo recompensaste?

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Muchas veces encontramos que es más práctico y rápido que el adulto se encargue porque el proceso de enseñanza demanda paciencia, esfuerzo y dedicación. Otros padres prefieren “preservar la infancia” el mayor tiempo posible para que los niños disfruten de mucho tiempo de juego mientras todavía pueden hacerlo. Pero las tareas del hogar también enseñan a trabajar en equipo y refuerzan el respeto con el esfuerzo que supone mantener en orden un hogar. A la vez, dan a las familias la oportunidad de estrechar lazos, de crear momentos especiales entre niños y adultos.

Porque al fin y al cabo, se trata de educar en la idea de que cada uno es dueño de sus acciones, de liderarse a sí mismo y de forjar su camino como adulto. Te animo a que este fin de semana te tomes un tiempo para compartir con tus hijos, nietos o sobrinos algunos tips sobre los cuidados del hogar. Trazales objetivos, establecé alguna recompensa y sé lo más claro posible en las pautas que compartas. Puede que las cosas no resulten bien a la primera, pero serán un gran punto de partida para contribuir al desarrollo de nuestros líderes del futuro y que sean más completos, ya que dispondrán de capacidades intramundanas e intelectuales.

Etiquetas: #Líderes#futuro

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