• Por Jorge Torres Romero
  • Columnista

La confesión que hizo Eduardo Petta antes de las internas partidarias confirma que los paraguayos no podemos permitirnos otro gobierno improvisado y corrupto como el de Mario Abdo Benitez, que solamente destila odio y deja de lado los problemas de la gente.

El proyecto de Efraín Alegre es exactamente el mismo que el de Mario Abdo. Promete odio a quienes no están con él y revela su limitación intelectual cuando le sacan el libreto “Patria-Mafia”.

Petta confirmó que Marito reclutó a ex fiscales como Emilio Fuster, René Fernández, Carlos Arregui y Arnaldo Giuzzio para que integren su gabinete con el único propósito de perseguir a Horacio Cartes. Es decir, el objetivo no era que se luzcan en su funciones en favor de la ciudadanía, sino buscar algo para liquidar al enemigo político del presidente.

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Este fue el tenor de los casi 5 años de gobierno de Marito. Perseguir a Cartes y saquear al Estado. Por eso hoy tenemos estos números de pobreza, desempleo, inseguridad y precarización de las instituciones del Estado. Un presidente que actúa movido por sus hormonas y sus complejos no resueltos resultan ser un peligro para la estabilidad de un país.

Ninguno de los ex fiscales reclutados por Marito, todos referentes de la oposición, hoy alineados a la Concertación, han marcado la diferencia en sus cargos, sino todo lo contrario. Ahí está el caso de Fuster, quien a cargo de la unidad anticontrabando fue incapaz de hacer frente al flagelo y hoy el contrabando llegó a niveles incontrolables en detrimento de las industrias nacionales y el impacto directo en el empleo de los paraguayos. Pero, la misión de Fuster fue encontrar algo contra Cartes.

Lo mismo con René Fernández, quien cuatro años estuvo al frente del Ministerio Anticorrupción, fue incapaz de hallar una irregularidad en el gabinete más corrupto de la era democrática. René nunca pilló los escándalos de corrupción, su misión fue encontrar algo en contra de Cartes.

Carlos Arregui, otro reclutado de Marito, fiel devoto de la senadora Desirée Masi, su único aporte al frente de la Seprelad fue filtrar información confidencial sobre las empresas del Grupo Cartes y armó un informe de Inteligencia Financiera que no resiste ningún análisis técnico. Arregui nunca olió los casos de lavado del banco Atlas de la familia Zuccolillo con el dinero proveniente del narcotráfico inyectado por “Cabeza Branca”. Claro, la misión de Arregui era liquidar a Cartes.

Arnaldo Giuzzio fue el peor. Al frente de la Senad, levantó los controles en los puertos privados y permitió que Paraguay se convierta en el país líder del acopio de cocaína para exportar a Europa. Cuando estuvo al frente del Ministerio del Interior, llegamos a niveles únicos de inseguridad, la guerra del microtráfico llegó a las ciudades. La prueba, el asesinato de “Vita” Aranda. Y para colmo, Giuzzio terminó envuelto en un escándalo vinculado a uno de los supuestos narcotraficantes más buscados del Brasil. Claro, Giuzzio estaba distraído buscando algo contra Cartes.

La política del odio liquida al Paraguay. Marito es exactamente lo mismo a lo que sería Efraín, es más, Abdo quiere la caída del Partido Colorado por pichado y por odio. Alegre, si conquista el poder, no sería otra cosa que la réplica de Mario Abdo Benitez. Gobierno para perseguir a enemigos, corrupto y mediocre; mientras, el pueblo que se muera. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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