• Por Eduardo “Pipó” Dios
  • Columnista

Después de cuatro años y pico de soportar a este delincuente y descarado de Marito, uno cree que ya no se puede sorprender de sus barbaridades ni de su badulaquerío.

Pero él siempre se ingenia para sorprendernos con una nueva muestra, de incapacidad, desprecio por el prójimo o alguna cosa que nos haga pedir a gritos, a nosotros como a casi 9 de cada 10 paraguayos, que esta desgracia se vaya de una vez por todas del Gobierno, y si es posible a una celda húmeda y oscura en Tacumbú.

La declaración y demostración con pruebas de la ex coordinadora de la penitenciaría de mujeres de que recibió información proveniente de reclusas miembros del EPP, sobre el destino y lugar donde estarían enterrados los cuerpos de los secuestrados por este grupo, el policía Edelio Morínigo y el ex vicepresidente de la República Óscar Denis, además del destino que habría corrido el tercer desaparecido, Félix Urbieta, y que habría informado de inmediato al ex ministro de Justicia Olmedo, hombre declarado de “extrema confianza” por el propio Marito hace apenas unos días, además de ser precandidato a parlamentario por el movimiento abdista en las internas de diciembre, y lo que es peor, miembro flamante de nada más y nada menos que el Consejo de la Magistratura en representación del propio Ejecutivo, es más que grave. Pero aparte de su implicancia penal, al ocultar a la Fiscalía los hechos tan graves de los que tuvo conocimiento en mayo de este año, está el hecho que demuestra que tanto él como su jefe directo, el Presidente, lo guardaron en secreto y no hicieron nada.

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¿Cuál sería el motivo de tan criminal y censurable actitud? Las valientes hermanas Denis junto con su madre se han pasado clamando por alguna información, el impresentable de Abdo Benítez se la ha negado no sin antes prometer ayudar, igual o peor el caso de la madre de Edelio o de la esposa de Urbieta.

Solo queda pensar que este ser repulsivo e indolente, capaz de todo tipo de bajezas, que usurpa hoy en día el cargo de Presidente y su lacayo de la misma calaña, el servil delincuente Olmedo, lo tenían guardado para, o evitar el “problema” de que aparezcan cadáveres antes de las elecciones que tanto le sacan el sueño o bien para utilizarlos como elemento distractor si las cosas se ponían espesas con algún nuevo escándalo o algunos de los cientos que ya tienen se complicaban de más.

Marito es una rata, ya lo sabemos la gran mayoría, pero es espeluznante que uno de su misma clase, como el impresentable de Olmedo, siga usurpando un lugar en el Consejo, eligiendo jueces y fiscales, con la misma altura moral de rata que su jefe directo. Debe ser removido ya del cargo o se deberá plantear un juicio político a quien lo mantiene ahí, o sea Marito. Fuerza Republicana y su candidato el delincuente de Wiens deberían pedir la exclusión o renuncia de semejante espécimen de su lista, pero al ser ratas de la misma alcantarilla, esperaremos sentados.

Al menos alguna declaración de los miembros del Consejo, su presidente, por ejemplo, Óscar Paciello, últimamente muy abyecto al oficialismo, debería acordarse de quién es hijo y ponerse los pantalones. Veremos, con escepticismo, si es más tentador el premio prometido por el Presidente saliente a cambio de ser unos parias los próximos años o prima la decencia.

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