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Ciudad de México.

El austero presidente de México hace una excepción por su deporte favorito. “Traidor. Eres un traidor”. Así fue como Eduardo Galeano, un escritor uruguayo de izquierda, saludó al “Che” Guevara en La Habana a principios de los años sesenta. El crimen del argentino había sido abandonar el pasatiempo favorito de América Latina, el fútbol, por el de América del Norte. Un periódico cubano había publicado una fotografía del revolucionario argentino jugando béisbol. Guevara, quien dijo que era “la primera vez que alguien me llama traidor y sigue viviendo”, aprendió a jugar en una prisión mexicana mientras estaba encarcelado con Fidel Castro en la década de 1950.

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No es el único líder de izquierda al que le picó el bicho del béisbol en México. Andrés Manuel López Obrador, presidente del país, ha sido un fanático desde la infancia. Ganó las elecciones en el 2018 gracias a sus promesas de “batear” por los pobres y “ponchar” a la “mafia del poder” en México.

Bajo su programa de “austeridad republicana”, el gobierno ha reducido el gasto en todo, desde los servicios de atención médica infantil hasta los medicamentos. Pero el béisbol ha sido una excepción. En marzo, López Obrador abrió una Oficina para la Promoción y el Desarrollo del Béisbol. Se le asignaron 350 millones de pesos (unos 19 millones de dólares) para descubrir y fomentar el talento. Los burócratas de las agencias ajenas al béisbol enfurecieron.

COMBINAR DOS LIGAS

La Constitución de México le pide al gobierno que “promueva y estimule” los deportes. Pero no dice cuáles. López Obrador ha recortado los fondos para los eventos de Fórmula 1 y fútbol americano. Sin embargo, el béisbol es “más que un deporte, es una pasión que requiere de cabeza, corazón y carácter”, dijo el año pasado en la inauguración de un estadio en la Ciudad de México. Se convirtió en el primer presidente en 72 años en hacer el lanzamiento de apertura en un partido de béisbol.

López Obrador quiere extender el juego más allá de sus bastiones cerca de la frontera estadounidense. Sueña con que 50 mexicanos estén jugando en las ligas mayores en el extranjero, cuatro veces más que la cifra actual, para cuando termine su mandato en el 2024. Y quiere combinar las dos ligas regionales de México en una sola competencia de 26 equipos.

El béisbol nunca se popularizó en México como pasó en Cuba y Venezuela. Los mejores momentos del béisbol mexicano sucedieron antes de 1947, durante el período en que las ligas estadounidenses prohibieron la participación de jugadores negros. Algunos jugaron para equipos mexicanos. Durante la Segunda Guerra Mundial, Jorge Pasquel, presidente de la liga de México, logró que el gobierno de Estados Unidos eximiera del servicio militar a los deportistas de ese país que jugaban en México. Es posible que eso haya impulsado a México a continuar un programa en el que trabajadores mexicanos apoyaron el esfuerzo bélico en Estados Unidos.

Gracias, en parte, al fanatismo de López Obrador, la asistencia a los juegos de la Liga Mexicana de Béisbol aumentó 30% el año pasado. En abril, la Ciudad de México será sede de algunos partidos de las Grandes Ligas por primera vez desde el 2004. El equipo nacional de México es uno de los seis que clasificaron para los Juegos Olímpicos de este verano en Tokio.

López Obrador, de 66 años, dice que si su ejército de cazatalentos hubiera existido en su juventud no se habría convertido en político. Pero el poder tiene sus ventajas. Hugo Chávez, un izquierdista (y lanzador zurdo) que gobernó Venezuela desde 1999 hasta el 2013, llamaba al entrenador de la selección nacional de Venezuela después de cada juego para darle consejos sobre tácticas y selección. López Obrador, que se resiste a las trampas del poder, podría verse tentado a llamar al entrenador mexicano.

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