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Cómo verificar las declaraciones de Elon Musk.

“Consultar directamente la fuente” es una regla útil para quien busca información precisa. Implica que si los inversionistas desean conocer una empresa, lo mejor es consultar al director general. El problema es que los jefes no siempre son las fuentes más confiables. Debido a su posición, quizá tiendan a ser demasiado optimistas en cuanto a las perspectivas de la empresa. Algunas veces no se dan cuenta; en otras ocasiones, no ponen suficiente atención a lo que tuitean.

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El 25 de febrero la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por su sigla en inglés), encargada de regular el mercado financiero estadounidense, presentó ante un juez federal una moción de desacato en contra de Elon Musk, director ejecutivo del fabricante de automóviles Tesla. Los problemas de Musk con la SEC comenzaron en agosto, cuando tuiteó que había obtenido financiamiento para privatizar Tesla y provocó que las acciones de la empresa se dispararan. Cuando se demostró que esa afirmación era falsa, la SEC lo acusó de haber cometido fraude bursátil. En octubre, tras llegar a un acuerdo, Musk renunció al cargo de presidente de Tesla (aunque sigue siendo su director ejecutivo), pagó una multa de veinte millones de dólares y convino en no publicar tuits sin autorización previa de los abogados de Tesla. Sin embargo, el 20 de febrero incurrió en una contravención de esta última condición, pues tuiteó que Tesla produciría 500.000 vehículos este año sin consultar a la empresa y más tarde tuvo que hacer una aclaración al respecto.

VENTA DE “DATOS ALTERNATIVOS”

Los reguladores no son los únicos que se sienten frustrados por las excentricidades de Musk. Desde hace tiempo, los inversionistas han solicitado más información acerca de las operaciones de Tesla. Para su fortuna, algunos métodos nuevos de recopilación de datos ya les ofrecen una solución. Cada vez hay más proveedores que venden “datos alternativos”, un término amplio que abarca parámetros más allá de los estados financieros y otras fuentes típicas. El banco J.P. Morgan calcula que los gestores de activos invierten hasta 3.000 millones de dólares al año para obtener este tipo de datos.

Ahora, si a un inversionista le interesa saber cuántos automóviles vende Tesla, ya no tiene que preguntarle a Musk. “Cuando alguien compra un automóvil, también compra un seguro”, explica Tammer Kamel, del proveedor de datos Quandl. Su empresa les solicita a las aseguradoras acceso a (versiones anónimas de) las bases de datos que contienen las pólizas y, una vez que Quandl sabe cuántas pólizas se tramitan para automóviles Tesla, puede calcular cuántos vehículos están en circulación.

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN

En vista de la competencia que representan empresas como Quandl, las organizaciones tradicionales están intentando ofrecer algo más. El proveedor de datos Bloomberg, por ejemplo, ahora ofrece un sistema para rastrear la producción de Tesla. Para ofrecer esta información, se concentra en la emisión de números de identificación vehicular (VIN, por su sigla en inglés), que debe obtener todo vehículo fabricado en Estados Unidos. El número de vehículos fabricados se calcula con base en los VIN que registra Tesla.

Los bancos de inversiones, que por lo regular ofrecen servicios de investigación a sus clientes, también han decidido incursionar en el sector. En el 2014, el banco UBS formó un equipo de investigación designado Evidence Lab. Este equipo desarmó varios automóviles para comparar sus componentes: el Model 3 de Tesla, el Bolt de Chevrolet y el i3 de BMW. “Si no sabes cuánto cuestan estos vehículos”, comentó Barry Hurewitz de Evidence Lab, “no puedes tener idea de cuándo se vuelven redituables”. El equipo descubrió que la batería de Tesla es mucho mejor, pero su calidad de producción es menor y los costos de construcción, más elevados de lo esperado.

CAMBIO DE DINÁMICA

En su mayoría, los primeros consumidores de datos alternativos fueron fondos de cobertura de gestión cuantitativa, pues podían procesar con facilidad la información adicional. No obstante, conforme ha aumentado el número de parámetros que se ofrecen, más inversionistas han mostrado interés. Este fenómeno provoca un cambio en la dinámica de poder entre las empresas y sus accionistas. Si una empresa se niega a divulgar información, quizá sea posible cubrir el vacío con datos alternativos. En vez de preocuparse por descifrar el tono de un ejecutivo durante la teleconferencia con inversionistas, estos pueden evaluar datos como las vacantes que ha abierto la empresa. Sus planes de contratación quizá reflejen con más claridad la postura de los administradores.

Gracias a estos datos alternativos, también puede ser más fácil detectar con rapidez declaraciones que se presten a interpretaciones erróneas. Si a los inversionistas les sorprende que Musk tuitee que Tesla construirá 500.000 automóviles, pueden recurrir a otras fuentes. Quizá a la SEC le resulte difícil evitar que Musk haga comentarios de este tipo, pero al menos los inversionistas podrán identificarlos con más facilidad.

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