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SANTA BARBARA.
Falsos informes que llegan a los trabajos de los equipos de SWAT son el doble desde el 2011.
Cualquiera que se sienta tentado a llorar, el lobo podría reflexionar sobre el destino de Tyler Barriss. El 30 de enero, un juez federal sentenciará al californiano a por lo menos 20 años de prisión por docenas de llamadas de emergencia al 911, incluyendo una que resultó en que la policía de Wichita, Kansas, disparara fatalmente a un padre joven inocente y desarmado.
Pero mientras se termina la travesura de Barriss, al menos por un hechizo, los equipos policiales de Armas Especiales y Tácticas, que hacen uso de herramientas y técnicas militares, pueden esperar muchas más llamadas “swatting”, como se han conocido falsos informes de violencia.
AUMENTO DE SWATTING
Debido a la falta de una categoría de informe uniforme, no existe un recuento nacional. Pero Kevin Kolbye, un ex experto en swatting del FBI que ahora es jefe de policía auxiliar en Arlington, Texas, cree que el recuento anual de incidentes de swatting ha aumentado de aproximadamente 400 en el 2011 a más de 1.000 en la actualidad.
Parte de este aumento se puede atribuir a las aplicaciones de teléfonos inteligentes y los servicios en línea que enmascaran la ubicación y la identidad de la persona que llama, lo que disminuye el riesgo de que se atrape la manada.
Otro factor es la popularidad de la transmisión de juegos de video a una audiencia en línea. Un jugador que ataca a un jugador rival durante una sesión de transmisión puede ver la reacción de la víctima cuando su habitación es asaltada por policías con equipo táctico, con las armas desenfundadas.
El escalofrío voyerista así obtenido parece haber superado la emoción de generar un informe de noticias sobre una redada en la casa de una celebridad, un enfoque que era más común en años anteriores. (Las estrellas sometidas a tal golpe incluyen a Justin Bieber, Russell Brand, Tom Cruise, Miley Cyrus, Clint Eastwood y Paris Hilton).
La mayoría de los swatters, entonces, están buscando patadas o la solución de una puntuación. Algunos, sin embargo, están persiguiendo ganancias. Los traficantes de drogas aveces aplastan a sus rivales, esperando que el inesperado roce con la ley termine reduciendo la competencia, dice Robert Pusins, quien hasta hace poco trabajó para la oficina del alguacil en el condado de Broward, Florida.
AUMENTO DEL RIESGO DE VIOLENCIA
El riesgo de violencia parece aumentar en el aplastamiento de las víctimas que no han cometido un delito. En la confusión de una redada, es más probable que un ciudadano respetuoso de la ley crea que su hogar está siendo atacado por matones.
Por lo tanto, enervado, es más probable que blandan y usen un arma, lo que puede provocar un disparo de la policía, dice Kolbye. Durante la respuesta a una amenaza de bomba falsa en el 2015, el jefe de la policía de Sentinel, Oklahoma, recibió cuatro disparos de un residente que, según los investigadores, no fue acusado porque creía que la intrusión era criminal. (Un chaleco antibalas salvó la vida del oficial).
En los últimos tiempos parece que los swatters se han vuelto mejores para hacer que sus llamadas al 911 provengan de la supuesta escena del crimen, dice Carrie Braun, portavoz de la oficina del alguacil en el Condado de Orange, California.
Pero incluso los informes pesqueros de violencia deben tratarse como reales: “siempre responderemos”, dice ella. Todo esto golpea duramente a los contribuyentes. El proyecto de ley de una incursión de SWAT con un escuadrón de bombas y paramédicos puede llegar a seis cifras, según el Asociación de Policía de Michigan.
Más de unos pocos swatters terminan jactándose en línea, un movimiento imprudente. Para facilitar el procesamiento de los mismos, la representante Katherine Clark, demócrata de Massachusetts, está promoviendo un proyecto de ley en el Congreso que convertiría a un crimen federal en un golpe de estado.
En el 2016, poco después de que ella introdujera la versión inicial de la legislación, apareció la policía con rifles afuera de su casa cerca de Boston. Una persona que llamó había dicho que un tirador estaba dentro de su casa.