TAPACHULA, México.

La parada en Tapachula de la “caravana” de migrantes le da a Donald Trump algo de qué hablar.

Los hondureños viajan ligeros. La mayoría solo lleva una mochila con unas cuantas prendas de vestir.Algunos trajeron cochecitos para los niños, que sorprenden por lopoco que lloran dada la penosa travesía que deben soportar. El grupo atravesó Tapachula, cerca de la frontera de México con Guatemala. La mayoría planea continuar hasta Estados Unidos.

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Saben que el presidente Donald Trump no les dará la bienvenida. Cuando habla de la “caravana”, que ha resultado irresistible para los programas de noticias transmitidos por televisión, la describe como un “ataque deextranjeros ilegales” y ha prometido enviar al Ejército para cerrar la frontera sur de Estados Unidos.

Con total júbilo espera que este alboroto obtenga algunos votos para el Partido Republicano en laselecciones intermedias que se celebrarán el 6 de noviembre. Carolina Gerazo, madre de dos que vendía tortillas en Honduras, expresó su esperanza, que parece universal entre sus compañeros de viaje, de que Dios toque el corazón de Trump.

Desde hace más de una década, varias caravanas de migrantes se han dirigido a Estados Unidos. Lasprimeras se formaron en Tapachula, organizadas por la ONG Pueblo Sin Fronteras, para ayudar a los migrantes que ya estaban en camino a reducir el riesgo de robos y violaciones.

Tuvieron menos éxito en lograr llevar a las personas a su destino. Solo una, que arrancó en abril de esteaño, llegó a la frontera norte de México. En Tijuana, 250personas solicitaron asilo a Estados Unidos.

La caravana que se dirige en este momento al norte es la más grande hasta ahora, integrada por 7.200personas, según datos de la ONU. A diferencia de las que partieronde Tapachula, se formó de manera espontánea en San Pedro Sula, la capital comercial de Honduras.

Los viajeros dicen que tomaron la decisión intempestiva de unirse al grupo después de escuchar noticias sobre ella en Facebook o en la televisión; algunos incluso se sumaron cuando el grupo iba pasando frente a su casa. Muchos dicen que decidieron abandonar Honduras porque las pandillas les quitan el escaso dinero que ganan, pues si no pagan los amenazan de muerte. Muchos se quejan de los precios del gas, que aumentaron un11 por ciento este año. Otra caravana de hondureños está en camino.

Ahora los centroamericanos, en vez de los mexicanos, son el grupo más numeroso de migrantes que quiereningresar a Estados Unidos. En tres de los últimos cuatro años, los oficiales de la frontera estadounidense han capturado a más centroamericanos que mexicanos mientras intentaban cruzar de manera ilegal.

EL PROBLEMA AHORA ES PARA AMLO

Estados Unidos quiere que México vigile su porosa frontera sur, y México ha intentado hacerlo. Deporta a cerca de 100.000 personas cada año al Triángulo Norte, el nombre con el que se designa a Guatemala, El Salvador y Honduras en conjunto. Sin embargo, los guardias mexicanos no están armados, así que solo constituyen una barrera simbólica para la caravana hondureña. Algunos funcionarios intentaron convencer a los migrantes de solicitar asilo en México, pero la policía no ha intentado impedirles el paso como a otras caravanas.

Quizá sea señal de que algo está cambiando en los mecanismos de cooperación entre México y EstadosUnidos en lo que se refiere a la inmigración. El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, que culmina su mandato el 1 de diciembre, no tiene ningún interés en arriesgarse a que estalle la violencia por bloquearles el paso a los migrantes.

Su sucesor izquierdista, Andrés Manuel López Obrador, tiene sus propias ideas para manejarlos. Pretende elaborar un plan regional con Estados Unidos, en virtud del cual este último invierta en proyectos de desarrollo y fortalecimiento de las capacidades del Estado en América Central el triple de lo que México gaste en seguridad fronteriza.

Trump prefiere emplear la fuerza para desalentar la inmigración, y ha dicho que recortará la ayuda a lospaíses que permitan a sus ciudadanos dirigirse al norte (lo que podría provocar una migración mayor). En una conversación telefónica que sostuvieron en julio, Trump y López Obrador convinieron en que es necesario reducir la inmigración de América Central. “No creo que hayan hablado de lo mismo”, indicóRoberta Jacobson, quien hasta hace poco se desempeñó como embajadora de Estados Unidos en México.

En vista de la hostilidad estadounidense, algunos centroamericanos se quedan en México. Casi 2.000 solicitaron asilo en Tapachula esta semana, en comparación con una cifra total de 15.000 registrada el año pasado. “Si voy a Estados Unidos y no hablo inglés, no voy a encontrar trabajo”, comentó Javier Celaya, un adolescente de Honduras. “Quiero vivir aquí, en México, trabajar y forjarme un futuro”.

Aquellos que lleguen a Estados Unidos podrán solicitar asilo, pero tendrán que esperar mucho tiempo. Losfuncionarios de Tijuana aceptaban solo unas doce solicitudes al día cuando llegó la caravana que salió en abril, según Adam Isacson, del grupo de expertos Washington Office on Latin America.

La caravana podría dispersarse conforme avance en su recorrido de 4.000 kilómetros, que tardaráalrededor de un mes. Para cuando los hondureños lleguen a la frontera con Estados Unidos, habrán pasado las eleccionesintermedias. Si aparecen en grupos pequeños, las televisoras no tendrán tanto interés y lo más seguro es que Trump encuentre otras amenazas por las cuales hacer aspavientos.

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