París, Francia. AFP.

Hacer el desembarco en Normandía, matar a Hitler o sal­var soldados en Irak... Las misiones propuestas en los videojuegos, especialmente en los de guerra, difundían hasta ahora una visión occi­dental de la Historia, pero algunos empiezan a propo­ner perspectivas alternativas.

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Aduladas en todo el mundo, las grandes producciones norteamericanas como “Call of Duty” o “Medal of Honor” ponen en escena a ejércitos occidentales o rusos y pro­ponen sobre todo diezmar a soldados nazis, asiáticos u orientales, como en las vie­jas películas de James Bond.

¿Sólo un juego? No realmente. Al permitir al jugador revivir la historia de forma más inmer­siva que el cine o la literatura, el videojuego tiene “una pode­rosa función de memoria”, sub­raya el youtuber Benjamin Bri­llaud, que ha estudiado estos temas para la cadena de tele­visión Arte en la serie de docu­mentales “History’s creed”.

El jugador recorre rincones de la Historia y puede impreg­narse de una cierta visión de los acontecimientos, subraya Benjamin Brillaud.

“El objetivo del videojuego es ante todo trazar una historia, y no descentrar al jugador en un universo que no conoce”, subraya Laurent Turcot, pro­fesor de Historia de la Univer­sidad de Quebec y consejero en el episodio “Revolución francesa” de Assassin’s Creed, el juego del gigante francés Ubisoft que recorre los siglos en cada episodio.

Como la industria del juego se ha desarrollado principal­mente en América del Norte, Europa occidental y Japón, el imaginario “videolúdico” se inspira de episodios impor­tantes en estos territorios: Edad Media, Segunda Gue­rra Mundial, guerra en Irak o accidentes nucleares. Y son raras en las pantallas las his­torias latinoamericanas, afri­canas o del sudeste asiático.

Sin embargo otras narracio­nes surgen a medida que la producción de videojuegos se globaliza. En China donde las videoconsolas estaban prohibidas hasta el 2015, el gobierno censura juegos por­que proponen atacar territo­rio chino, mencionan la exis­tencia de un Estado tibetano o, simplemente, son dema­siado violentos.

VIDEOJUEGOS APOLÍTICOS

China, convertido en el pri­mer mercado mundial del videojuego, exporta demás obras más bien apolíticas: en particular juegos de com­bate para varios jugadores donde se enfrentan criaturas fantásticas y héroes, como “League of Legends”, uno de los videojuegos más popula­res del mundo. Desde hace años, también se desarro­llan pequeños proyectos en varios lugares, portadores de una visión muy particu­lar de la historia reciente.

En Líbano, el Hizbulá des­veló a principios del 2018 un juego de tiro sobre la guerra en Siria, llamado “Defensa sagrada”, cuyo objetivo es justificar la intervención de este movimiento islamista, aliado de Irán, en el conflicto sirio. “Mientras yo jugaba a ese juego, me apasionó. Que­ría disparar contra todo el mundo” reveló a la AFP un joven libanés, tras el lanza­miento del videojuego.

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