Eladio Báez, vivió más de 50 años fuera del país, un día decidió retornar a sus raíces y hoy se encuentra promoviendo una cultura legendaria: el ñandutí.

Por Adriana Zacarías (adriana.zacarias@gruponacion.com.py). Fotos: Gentileza.

Itauguá es considerada la cuna del ñanduti, aunque Eladio Báez (70) confiesa que esta tradición se va acabando: "Cada vez tenemos menos tejedoras. Yo estoy teniendo más tejedoras de Pirayu que itaugueñas". Como forma de rescatar parte de nuestra cultura autóctona, decidió plasmar este bello emblema artístico en lienzos de atrapasueños. Así surgen los atrapasueños de ñanduti, bautizados con el nombre 'Deco Ñandutí'.

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Iniciando el emprendimiento

En el año 2008, Eladio regresó al país que lo vio nacer, pero del cual estuvo ausente por más de medio siglo. "Como itaugueño y aficionado a las artes plásticas, realicé algunos experimentos en pinturas y esculturas sin mayor éxito con el ñandutí. En la década del 70 y 80 recorriendo Estados Unidos vi los primeros 'dreamcatcher' o atrapasueños, un artefacto de los nativos norteamericanos. Hace unos años se puso de moda prácticamente en todo el mundo y se me ocurrió que el ñanduti le daría un valor agregado muy lindo al atrapasueños", cuenta.

Itauguá es considerada la cuna del ñanduti y capital de la artesanía departamental.

Báez vislumbró un mercado saturado del mismo producto, entonces optó por eliminar algunos accesorios, suplantándolos por dibujos exóticos de ñandutí. "En vez de exponerlo en un bastidor de madera, lo simplifiqué sujetado dentro de un aro", explica. Actualmente trabaja junto con un equipo de tejedoras que elaboran los ñandutíes desde sus hogares. "Emprendimiento es hacer y si lo que uno hace le gusta a la gente y están dispuestos a pagar, es como se dice en inglés: 'is a win -win situation'. Ganamos todos", resalta.

Migración y lucha

Eladio Báez es itaugueño, relata que de niño quería ser marino para poder recorrer el mundo, más tarde este sueño se cumplió pero en otra circunstancia. Vivió sus primeros y últimos nueve años en el país. A los nueve años su familia fue a la quiebra y decidió mudarse a Buenos Aires. Un años después empezó a trabajar como cadete mecánico dental, repartiendo dentaduras en gran parte de la zona bonaerense.

Texturas, colores, accesorios, teniendo como eje central al ñandutí.

La situación económica lo llevó a conocer otros rubros, así aprendió con su padre el oficio de la carpintería. Teniendo 19 años buscó un mejor porvenir en Río de Janeiro, Brasil, pero un tiempo después regresó a la capital argentina, a pedido de su padre. "Peleé con papá, fui a Brasil y en cada carta mi papá lloraba y me pedía volver. Y yo me moría de hambre, indocumentado. Pero así también estuve dos semanas en Copacabana. Pasaba bien, pobre, pero bien. Después le dije que me envíe un pasaje en avión para volver y fue la primera vez que tomé un avión", comenta.

Trotamundos

En 1972 viajó a Montreal, Canadá y la incertidumbre alimentaba sus días, pues no cumplía los requisitos burocráticos. "Yo quería ir a Estados Unidos, me negaron la visa y al salir de la embajada un señor me dijo que podía ir a Canadá. Compré el pasaje a crédito y fui pero con 100 dólares", menciona, para luego manifestar que se necesita por lo menos USD 1000 para justificar la estadía como turista. Estuvo a punto de ser deportado hasta que recibió ayuda económica de un amigo argentino y la solidaridad latina.

Trabajaba como carpintero. Luego se mudó a Calgary (Canadá), provincia de Alberta y emprendió negocios como el alquiler de videos en español para la comunidad hispana, antes de que aparecieran los cables y satélites, también importó juguetes de madera de Chile.

Aves exóticas, silvestres y propias de la región.

Además, asegura, cumplió su sueño de conocer varios países, más de 30 en tres continentes. "Latinoamérica, Europa, África del norte: Marruecos, Islas de Creta (Grecia), Turquía, Israel, España, Alemania, Inglaterra, Portugal; Mónaco, Paris (Francia), Niza, Saint Tropez (Francia). Todo por curiosidad. ¿A quién se le ocurriría ir a Palermo-Sicilia (Italia), por ejemplo?. La ciudad del Vaticano, Venecia, Roma, me iba de mochilero, no en hoteles de estrellas", describe.

"Tengo dos hijos y dos hijas mayores, dos nietos; todos ellos viven en la ciudad de Calgary, provincia de Alberta. En 2006 me casé nuevamente, matrimonio del cual tengo una hija de nueve años. Me gustó tanto Canadá que me quedé 36 años. Allí tuve que aprender a hablar francés, inglés, italiano y portugués, y con el guaraní y el español son seis idiomas -como Tarzán, pero hablo-", agrega.

Crecimiento

La firma recientemente concretó un convenio con Tavañandutí de Itaugua, que prevé satisfacer la demanda de indumentarias, tipos, formas y medidas, teniendo como eje central al ñandutí. "Deco Ñanduti aún está en sus comienzos. La artesanía, pienso que es como la música. Cuando traspase la frontera y lluevan los pedidos del exterior, diré que estamos vigentes", subraya.

Lo más importante, alega, es que las tejedoras vuelvan a entusiasmarse y obtener rédito, merced a este genuino arte. "Mi meta a corto plazo es vender a Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia. La meta a largo plazo es vender a todo el mundo", concluye. Contacto: Deco Ñanduti en Facebook, Instagram, Twitter, WhatsApp: (0981) 228 834.

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