Durante la pandemia de COVID-19, la tragedia se ensañó con miles de paraguayos. Más de 18.000 personas perdieron la vida y miles de familias quedaron desintegradas, producto de uno de los virus más letales de los últimos tiempos, pero principalmente, de la precariedad del sistema sanitario paraguayo, de la improvisación y de la mala gestión del Gobierno para enfrentar la enfermedad.

La familia Florentín es una de las miles que padeció la falta de un sistema de salud eficiente. La cabeza de la familia, Damián, cayó enfermo producto de un Accidente Cerebro Vascular (ACV) en noviembre del 2020. A raíz de ello fue internado y en medio de las precariedades se contagió de COVID-19, su cuadro se complicó y tuvo que ser sometido a una cirugía.

Desafortunadamente, no resistió y una madrugada falleció en total soledad en el Hospital de Lambaré. Su familia no pudo estar con él. El último adiós se dio a través de una videollamada, como ocurrió con otras miles de familias, que quedaron desmembradas en medio de innumerables precariedades.

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Samuel perdió a su papá a causa de las precariedades sanitarias y tuvo que salir del país para costear los gastos de internación de su mamá. Foto: Gentileza

Un poco después, el otro pilar de la familia, Virginia Molinas viuda de Florentín, también contrajo COVID-19 y el mundo se vino abajo. Ante ello, Samuel, el protagonista de esta historia, tuvo que armarse de valor y decidir entre quedarse en Paraguay a mendigar para costear los gastos de su madre o viajar a buscar mejores oportunidades al otro lado del mundo.

Él, al igual que muchos otros compatriotas, estaba sin trabajo, producto de la crisis económica a causa de la pandemia y también de las medidas desacertadas del Gobierno para paliar la situación. Samuel hizo sus maletas y viajó a África para trabajar y enviar fondos para su madre.

Así lo hizo y logró costear los gastos de su mamá. Volvió y hoy trabaja para un servicio de transporte, pero no le rinde lo que gana para vivir dignamente. Por ello, Samuel tiene pensado volver a África, volver a dejar a su familia, para juntar dinero y ayudarles a vivir dignamente. “No me quiero ir”, asegura.

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Samuel trabaja para un servicio de transporte, pero no le rinde lo que gana para vivir dignamente. Foto: Gentileza

Pero, antes de hacerlo, sueña con un país mejor, con más oportunidades para los jóvenes y no tan jóvenes, con un sistema de salud eficiente, que salve vidas y que no improvise con ellas, con gobernantes y autoridades comprometidas con la gente y no con ellos mismos. Samuel sueña, al igual que millones de paraguayos, en que podemos estar mejor.

Por ello, Samuel entró en contacto con el precandidato a la presidencia de la República por Honor Colorado, Santiago Peña, quien lo visitó y valoró a su familia, porque a pesar de la tragedia que padeció mantiene viva la esperanza de un Paraguay mejor, para todos.

Él, al igual que otros ciudadanos, tiene esperanzas en el proyecto de Gobierno de Peña, que busca aproximarse a los ciudadanos y sus vivencias para construir, juntos, un país mejor.

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