Calles adoquinadas, puentes y canales son las características principales de estas imponentes ciudades medievales. Una opción para aquellos que buscan recorrer castillos repletos de fantásticas historias y leyendas.

Por Nora Vega

Krems, Austria

Reconocida por la Unesco con el distintivo título de “Ciudad modelo de conservación histórica”, este pueblo situado a unos 70 km al oeste de Viena, no deja sorprender a todos aquellos que deciden emprender viaje hasta allí.

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Krems an der Donau fue durante la Edad Media un importante nudo de comunicaciones y una ciudad comercial gracias al río Danubio. En la actualidad, es considerada como una ciudad ferial con industria y como meta de numerosos turistas y estudiantes.

El centro histórico cuenta con múltiples atractivos como monumentos e interesantes edificaciones. Por su parte, Wachau es uno de los lugares imperdibles. Además de un hermoso paisaje, este territorio se destaca por poseer viñedos que se encuentran en un pintoresco valle y en donde se producen los mejores vinos de Austria.

Esta zona es bien conocida por su producción de albaricoques y uvas, que se utilizan para producir vinos y licores de especialidad. En esta zona se conservan monasterios, castillos y ruinas.

Edimburgo, Escocia

Una de la ciudades más impresionantes de la vieja Europa. Un destino que invita a compartir gratos momentos entre castillos, colinas volcánicas y tierras llena de contrastes. Perderse entre sus callejones y patios es una de las actividades recomendadas.

La Royal Mile conecta el Castillo de Edimburgo con el Palacio de Holyroodhouse y se encuentra en la Old Town. En él se hallan una sucesión de edificios monumentales que representan las instituciones y los valores del país.

La mayoría de edificios de esta parte de Edimburgo datan de los siglos XVI y XVII, y evidencian la clase social de sus ocupantes, como la casa Gladstone’s Land, propiedad de un rico comerciante de aquella época. El Castillo, erigido en la parte más alta de la ciudad sobre la cima de un volcán extinto conocido como Castle Rock, fue residencia predilecta de los monarcas escoceses.

Castle Combe, Inglaterra

Está situado en el borde Sur de los Cotswolds en Wiltshire, a pocos kilómetros de Bath. Es un lugar 100% medieval. Su frondosa vegetación y sus casas típicas cottages, construidas en piedra con gruesos muros y techos de tejas de piedra natural, la hacen destacarse como el pueblo más hermoso de Inglaterra.

Castle Combe, en Inglaterra.

La iglesia medieval termina de enmarcar esta hermosa ciudad en donde solo viven aproximadamente 350 personas. Las tres principales calles del pueblo convergen en Market Cross (la cruz del mercado) levantada en el siglo XIV. Cerca de la cruz también se conserva unos escalones de piedra (para montar y desmontar los caballos).

La pequeña y pintoresca población lleva recibiendo desde hace más de un siglo a un gran número de visitantes, que llegan para disfrutar de sus encantadores rincones y para conocer su historia, que se remonta a la época del Imperio Romano, cuando el lugar fue ocupado por su situación estratégica. En la zona hay muchos sitios de interés histórico, como Avebury, Stonehenge y Wiltshire.

Nördlingen, Alemania

Se sitúa en el estado de Baviera y un tiempo atrás fue escenario de legendarias batallas en tiempos de la Guerra de los Treinta Años. Este encantador pueblo medieval se encuentra en un enorme cráter formado por el impacto de un meteorito hace más de 15 millones de años.

Con unos 25 kilómetros de diámetro, es uno de los lugares mejores conservados del mundo y ha sido convertido en un geoparque. Las murallas originales del siglo XIV bordean los límites del cráter, forman un círculo casi perfecto y encierran por completo la ciudad.

Nördlingen, en el estado de Bavaria, Alemania.

Para describir este destino de una manera más simple hay que decir que el pequeño poblado parece sacado de un cuento. Tiene casas conservadas intactas desde el siglo XIV, su época dorada. No dejes de visitar la torre de la Iglesia San Jorge, que aún cuenta con guardianes que simbólicamente vigilan el horizonte.

Fredrikstad, Noruega

Esta localidad tiene el honor de ser el único enclave noruego que mantiene intactas sus murallas. Es más, su casco histórico es una de las ciudades fortificadas mejor conservadas de Europa del Norte. Para algunos resulta el pueblo más medieval del país. Fredrikstad es la mayor ciudad de Østfold y la sexta ciudad noruega más poblada.

En esta joya oculta aún se conserva el foso en forma de estrella que defendía uno de los enclaves estratégicos y bélicos más importantes de Escandinavia. Calles empedradas, galerías de arte, un destacado centro artesanal y restaurantes lo convierten en un lugar muy atractivo para visitar.

Por otra parte, sus coquetos cafés no dejan indiferentes a los amantes de esta bebida. El fabuloso casco histórico de esta ciudad está rodeado de tiendas y casas tradicionales. Definitivamente, un maravilloso lugar.

Carcassonne, Francia

En este viaje vas a poder imaginarte cómo se vivía durante uno de los periodos más apasionantes de la Edad Media. Como datos principales, se encuentra rodeada por los viñedos del Languedoc-Rosellón y fue incluida en el Patrimonio de la Unesco en 1994.

El castillo de Carcassonne, en Francia.

Es la mayor ciudadela medieval fortificada que se conserva en Europa y como buena ciudad medieval, Carcassonne presume de su imponente castillo del siglo XII y de ser una de las ciudades amuralladas más bellas de Francia. Tiene rincones llenos de magia como la plaza de Auguste Pierre. No dejes de conocer la Basílica de Saint-Nazaire.

Carcasona está formada, en realidad, por dos ciudades, la Nueva y la Antigua, separadas por el río Aude y conectadas por el encantador Puente Viejo, de piedra. Posiblemente uno de los mejores secretos guardados en Francia y un lugar que tiene que estar en tu lista de destinos por visitar.

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