Este es el último año en que la artista realiza la Gira de Colegios que lleva adelante desde hace una década. ¿Qué historias atesora de este largo periodo conversando con estudiantes? Charlamos con ella sobre esta aventura que llega a su fin y sobre lo que se viene después.

Por: Jazmín Gómez Fleitas

jazmin.gomez@gruponacion.com.py

Fotos: Gentileza (Natalia Ferreira Barbosa)

Para cuando la Gira de Colegios culmine este 20 de junio en el Colegio Nacional de la Capital, Berta habrá recorrido 37 ciudades del Paraguay, más de 160 instituciones educativas y alcanzado a más de 50.000 niños y adolescentes. “Creo que es un buen número, un momento significativo para dar vuelta la página”, anticipa la artista, una mujer que no necesita presentación, porque donde quiera que vaya lleva en alto el nombre de nuestra nación. Destacada en el Washington Post como “guitarrista extraordinaria” y por la publicación especializada Classical Guitar Magazine del Reino Unido como “embajadora de la guitarra clásica”, ha abierto un camino para demostrar que Paraguay puede, si vos podés, tal como señala el lema de la gira que creció en esta década.

¿Cuáles fueron los disparadores para comenzar la gira una década atrás?

Darnos cuenta de que subestimamos la capacidad del joven paraguayo de recibir la música clásica y de recibir historias como las de Agustín Barrios, que nos reafirman en el orgullo de ser paraguayo. Cuando nos dimos cuenta que había una necesidad de escucharlos a ellos y de poder proyectarnos en referentes tan positivos como Agustín, nos dimos cuenta que había una oportunidad y quisimos abrazarla. Además, darnos también nosotros, a través de Agustín Barrios, la chance de explorar un conocimiento más profundo del Paraguay y su futuro, que son estos jóvenes.

¿Qué historias llevás contigo?

La verdad es que muchos de estos jóvenes se acercan a nosotros y tenemos la oportunidad de seguir sus vidas. Por ejemplo, Rubén Portillo, que me dejó una cartita que guardé en la caja de mi guitarra. Y como siempre andaba muy atareada no había tenido la oportunidad de leerla, hasta que un día, empiezo a revisar mis cosas y me encuentro con ella. Leo la carta, y era una carta tan correcta, tan hermosamente escrita en la que me pedía que le diera clases. Le dije que viniera y me encontré con un talento increíble. Tan grande el talento, que audicionó para una de las mejores escuelas de música del mundo, el Peabody Institute, y fue aceptado por el que fue mi maestro, Manuel Barrueco, y ya acaba de terminar su primer año allá. Esa es una historia de tantas.

Y una que a mí me toca particularmente, es que al salir de los colegios, muchos chicos te regalan poemas, cartitas, muchas cosas donde ellos ponen su corazón. Yo llevo conmigo todas esas cartas y cuando tengo oportunidad, las voy leyendo. Y hay una cartita que se infiltró en mi mochila, no sé cómo, y se quedó ahí. Yo me fui a Boston y cuando empiezo a desempacar encuentro algo. ¿Y esto qué es?, me pregunto. Y me encuentro con una cartita que decía: “Te quiero Berta”. En rojo. Y tenía un par de gotitas, de algo que le había mojado un poquito. Ese “Te quiero Berta”, abierto en Boston en una noche fría de invierno en la cual decís ¿qué hago acá?, me dio un calor que permaneció conmigo todo este tiempo. Y lo puse allí dónde podía verlo, y sigue en la puerta de mi heladera en Boston. Y cada vez que me voy a buscar un vaso de agua o lo que sea, está conmigo. No sé ni su nombre, pero tengo su corazón conmigo y mi corazón con él. Y nada, este joven no debe saber todo lo que me ayudó.

Quizás ahora esa persona te contacte al saber que su notita está en tu heladera.¿Por qué después de estos 10 años, sentís que culmina esta etapa?

Sentimos que es un buen momento para darle un cierre a este proyecto. Lo cual no quiere decir que no vamos a seguir haciendo otros proyectos con la juventud, de hecho, tenemos un proyecto hermoso como es el Ensamble Pu Rory, con el que venimos trabajando.

Simplemente creo que hemos desarrollado un proyecto con un equipo que lo vio nacer, le puso sus mejores esfuerzos y lo trajo hasta aquí. Estos chicos que tenían 18 años cuando empezamos a trabajar, hoy son productores de programas televisivos, son grandes estilistas, en fin, cada uno en lo suyo fue haciendo un progreso enorme y todos, sin embargo, se hacen de tiempo, estas dos semanas, para venir y hacer juntos este recorrido. Y creo que fue bueno haber empezado el proyecto con este equipo y así mismo, cerrarlo. Y quedarnos con todo lo que hemos sembrado, se quedan con nosotros todas estas experiencias. Le dejamos la posta a los que siguen, que ojalá tomen también ese compromiso de sembrar en la juventud. De sembrar con lo mejor que tenemos. La juventud no se merece menos que eso.

¿Cómo nace y se reafirma el lema Paraguay puede, si vos podés?

Se dio naturalmente al conversar con los jóvenes. En los encuentros, nosotros pasamos un micrófono y ellos hablan, nos hacen las preguntas que quieran. Muchos de ellos piensan de antemano qué van a preguntar, y muchos otros lo hacen de manera espontánea, y se da una charla que es muy linda. Y en el marco de esas conversaciones hubo frases que fui repitiendo muchas veces, y esta es una de ellas. No fue una frase pensada, simplemente surgió en una de esas conversaciones y quedó. Entonces, creo que para el tercer o cuarto año de la gira, ya era nuestro slogan.

Y lo que de verdad siento es que si uno confía y le pone a esa confianza su mejor esfuerzo, uno puede encontrarse con una mejor versión de uno mismo. Y luego regalar esa mejor versión de uno mismo a sí mismo, a su entorno, a su país, y finalmente al mundo. Creo que tiene un efecto que resuena en todo el mundo si es que uno lo hace desde un lugar de honestidad y de certeza de que todo es posible. Con el sueño como motor.

¿Qué guardás contigo después de todos estos años?

Miles de anécdotas que de seguro van a ir decantando en la medida en la que yo pueda parar y bajar un poquitito, algo que es parte de cerrar este proyecto. Viste que uno a veces va corriendo de una manera más rápida de lo que lo emocional le permite procesar, entonces en la medida en la que bajamos las revoluciones, uno puede empezar a recordar esas cosas que nos marcaron y que ni siquiera hemos traído al consciente, porque están allí guardadas. Creo que a partir del silencio que va venir después de la Gira de Colegios, voy a ir rescatando cada vez más historias que, seguramente, las voy a escribir, porque tengo muchas. Trato de recordar alguna en particular y se me vienen diez, todas juntas.

¿Un libro con todas ellas?

Sí, eso siempre está ahí pendiente. Tengo que sentarme a escribir estas historias.

¿Querés tener más tiempo para disfrutar en quietud?

Sí. Quiero tener más tiempo para disfrutar de todos los pequeños detalles que te hacen la vida a diario. El poder despertarse y tener un espacio para poder dar gracias al Señor por cada día que podemos vivir, es absolutamente necesario. Tener un espacio para conectarte con la naturaleza, para poder caminar, respirar y sentir los olores, los colores, los sabores, los sonidos de la naturaleza, es totalmente necesario. Tener tiempo para poder dar gracias por hacer lo que amamos. Entonces, hay que bajar un poquito el ritmo para poder disfrutar de esas cosas y que todos estos recuerdos de una vida recorrida, puedan decantar y estar en un estadio en el cual uno puede sentarse a escribir sobre ello y, que quizás, esas experiencias le sirvan también a otras personas.

¿Cómo definís esta etapa que se viene?

Vamos a mantener la Orquesta Pu Rory de guitarras, que está sonando maravillosa y va a tener un concierto a fin de año. Y seguir con mis clases en Berklee College of Music, que creo yo, es la mejor escuela de música del mundo, tan maravillosa, donde asisten jóvenes de todo el mundo a estudiar. Alumnos de Israel, de Venezuela, de Perú, tantos países.

Y seguir tocando conciertos. Este año tengo la enorme satisfacción de que el maestro John Williams me invitara a tocar con él en The Globe (en Londres, el 21 de julio), un concierto que ya tiene todas las entradas vendidas hace mucho tiempo. Me pone realmente muy contenta y apenas puedo creer que algo así, tan lindo, me esté sucediendo.

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