¿Te reconocés en esos momentos en que sos una olla a presión y estás a punto de estallar?

Por Javier Barbero

A veces todos somos buenas antenas receptoras, y por lo tanto, siempre estamos recogiendo información, muchas veces sin ser conscientes de ello. Y esto puede llegar a colapsar nuestro sistema nervioso.

La consecuencia final es que hay etapas o periodos más o menos prolongados en los que nos sentiremos cansados y con mucha sobrecarga física, emocional y mental.

Las personas sensibles están mucho más abiertas a recibir información, sobre todo de carácter emocional y si no saben gestionarla y desprenderse de ella, se irán llenando poco a poco. Al final, esto hará que en algún momento se desborden o exploten.

A veces es inevitable llegar al colapso, pero teniendo en cuenta ciertas pautas para drenar todo lo que nos rebasa, evitaremos sufrir cortocircuitos de energía permanentes.

Un ejercicio sencillo es agradecer con los diez dedos. Para poder apreciar las pequeñas cosas de la vida y dejar de ser “antena”, una buena manera de sentirnos relajados y de vacaciones es poniendo en práctica el ejercicio de la gratitud. Esto significa que una vez al día contaremos con nuestros dedos 10 cosas por las que estamos agradecidos. Es importante llegar a 10 aunque sea difícil después de la tercera o la cuarta. Ese es precisamente el objetivo de este ejercicio, regalarnos un tiempo para desconectar con el afuera y conectar con el espacio interior.

La conciencia de lo que hay por agradecer es un viaje espiritual que relaja.

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