Una inexplorada planicie se extiende más allá del terreno conocido en Internet: aplicaciones de contenido más seguras que las tradicionales, otros límites para la privacidad y libertad de expresión para acceder y consumir información.

Por: Matías Irala y Jazmín Gómez Fleitas

Fotografía y edición digital: Nath Planás

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Producción: Juan Ángel Monzón

Estilismo: Matías Irala

Internet es una herramienta de uso cotidiano que puede facilitar nuestra rutina diaria mediante una infinidad de páginas ligadas a demandas específicas. ¿Pero qué hay más allá de los navegadores convencionales? ¿Existe una Internet oculta, de difícil acceso?

La red es como un pastizal amplio que por un lado se compone de una "web visible", la cual está al alcance de cualquier usuario a través de páginas estáticas que dependen de una base de datos para desplegar. Pero en las profundidades, más allá de donde podemos observar, se encuentra el abismo, o lo que popularmente se conoce como la Net oculta.

“El uso de la Internet responde netamente a la responsabilidad de quién la ejecuta”

Deep web o Net oculta es como se denomina al conjunto de sitios que no están indexados por un buscador convencional. Es decir, plataformas a las que un explorador habitual como Google, Yahoo o Firefox no acceden debido a que solo pueden ser encontradas mediante un método específico.

Es Mike Bergman quien en 1994 empieza a difundir el concepto de la Deep web. En artículos publicados en medios estadounidenses, Bergman menciona la existencia de sitios que no se encontraban registrados por motores de búsqueda (en aquel entonces, muchos buscadores dependían de que los webmasters dieran de alta sus páginas, en vez de la potencia de sus motores de búsqueda). En ese momento, Bergman acuña el término Internet invisible. Cuatro años más tarde, el informático escribe otro artículo donde estima que el tamaño de esa Internet invisible era 45 veces mayor que el de la recogida en la base de los buscadores.

Ya para el 2002 entra en escena una herramienta que cambiaría el significado de la Deep web, diversificando y ampliando el contenido relacionado al internet invisible: el buscador TOR.

TOR (The Onion Routing, por sus siglas en inglés) es una tecnología que logra la comunicación anónima y encriptada entre los usuarios de la misma, y es aplicable tanto al e-mail como a la mensajería instantánea y las plataformas webs. A diferencia de lo que ocurre cuando navegamos por la Web visible con nuestro navegador habitual, con TOR esa línea directa entre servidor remoto y nuestro dispositivo, se rompe. Es decir, nuestra dirección de IP (número que identifica de manera lógica y jerárquica la procedencia del usuario) no se puede rastrear.

La aparición de TOR ha abierto una avalancha de disidencias debido al carácter anónimo que permite adoptar el usuario al utilizarla, así como al desarrollo de una variedad de comunidades de discusión política, subcultura hacker, espacios de compra y venta de cualquier artículo imaginable y hasta crimen organizado.

Según estadísticas, este navegador es descargado de 30 a 50 millones de veces al año, hay 0,8 millones de usuarios y se registró un incremento del 20 por ciento solo en el 2013. Puede acceder a aproximadamente a 6500 sitios web ocultos.

Entonces, ¿es ilegal navegar dentro de la Deep web? No, no es ilegal así como tampoco puede reducirse a que es solo un escenario para actividades ilícitas, ya que utilizar la Internet profunda es también una manera de defender la privacidad, porque la actividad dentro de la misma no puede ser rastreada. Sobre todo, para quienes no quieran ser fácilmente conectados en el gran mercado de la publicidad online que prima en Google o Facebook.

Para algunos estudiosos de la Universidad de Queen Mary, de Londres, el usuario más sofisticado es consciente de que su actividad dentro de la web deja rastros, y por ende, quiere dedicarse a ella sin estar sujeto a la vigilancia a la cual se expone mediante los buscadores convencionales.

Varios teóricos mencionan como ejemplo, el carácter redentor de la deep web durante la "Primavera Árabe", ya que fue una plataforma elemental para elevar las protestas contra los regímenes políticos de Medio Oriente. Los revolucionarios utilizaron la deep web para poder comunicarse y unirse sin ser percibidos. Algunos videos de la revolución de Siria durante el 2011, fueron previamente lanzados en la deep web antes de ser expuestos en Youtube.

Encontramos dos aristas dentro de la Internet oculta: vemos una perspectiva idealista y liberadora, pero que también se enfrenta a una infinidad de hechos delictivos, de tinte inmoral y hasta grotesco. Ambas caras demuestran la dualidad del comportamiento humano. En conclusión, el uso de la misma responde netamente a la responsabilidad de quién la ejecuta.

¿Existe la privacidad en la web?

Al hablar de privacidad nos referimos a lo que una persona de manera voluntaria decide mostrar, o no. De seguro conocemos a personas que comparten toda su vida en Internet, lo malo es cuando terceros hacen pública tu vida sin tu consentimiento. Al respecto, Maricarmen Sequera, directora ejecutiva de TEDIC, señala que la mayoría de las aplicaciones gratuitas así como las grandes corporaciones (Google, Facebook, Twitter) hacen uso del big data, nombre que reciben los datos generados por las personas al tuitear, interactuar en Facebook, enviar mails, etc., y que ellas guardan. Es tan grande el volumen, que los procesamientos tradicionales de datos no funcionan con ellos.

"La privacidad, en términos de Internet, es invisible. Uno cree que está seguro pero las aplicaciones de contenido extraen información de los usuarios para saber sus gustos e intereses, e inclusive, información más sensible como el estado de salud. Y no nos ponemos a pensar en el por qué son gratuitas, porque nosotros somos el producto y lo pagamos con nuestros datos. De esta manera, este sistema de negocio puede seguir sosteniéndose. Enviándonos notificaciones, saltándonos publicidad relacionada a lo último que compramos o visitamos en la web, mostrándonos la información que su algoritmo nos muestra y no lo que buscamos".

Maricarmen explica así, que el problema de la sociedad actual es que hay demasiada confianza en la tecnología, lo cual aumenta dependiendo de cuán joven se es. "Se cree que porque existe esta distancia, cuando hablamos con extraños en Internet estamos seguros. O que porque no vemos a dónde va a parar toda la información de nuestro smartphone, estamos seguros. El problema es la excesiva transparencia y lo mal que se ve tener privacidad hoy. Entonces publico todo el tiempo en Instagram, Facebook o Twitter. Y estas empresas acumulan más información, lo cual les permite tener un perfil más identificado de cada uno de nosotros. Y no solamente empiezan a trabajarlo sino a limitarte en tu forma de consumir Internet".

Nos asaltan publicidades que nos muestran cosas que supuestamente podrían interesarnos, en base a nuestras publicaciones, likes o clicks. Ya no vemos publicaciones de determinados fanpages, pero sí nos agobian las publicaciones de fotografías de nuestros amigos que vuelven a estar en lo alto de nuestro muro a medida que suman likes o comentarios. ¿Por qué sucede esto?

"Lo que pasa es que tenemos construcciones un poco complejas. Decimos 'Internet' cuando en realidad nos referimos a Facebook, y eso no es toda la Internet.

Cuando uso Facebook y hablo o comparto ciertos temas, por ejemplo viajes, no voy a poder ver a otra gente que no esté hablando de eso, porque el algoritmo nos limita a lo que más interactuamos, afectando así nuestra libertad de expresión, porque también queremos informarnos de otros temas. Esto se conoce como cámara de eco, el encierro dentro de una burbuja tecnológica donde llegamos solo a esas personas, pero creemos que llegamos a más. Y los fanpages si quieren que se vean sus publicaciones entre los seguidores, ahora tienen que pagar por ello. Para romper esa cámara necesitamos reflexionar sobre qué es lo que queremos como usuarios, y a partir de ahí identificar que sí es un asunto de privacidad y también, de libre expresión".

“Cuando se usa Facebook y se comparten de ciertos temas, por ejemplo viajes, no se va a poder ver a otra gente que no esté hablando de eso, porque el algoritmo nos limita a lo que más interactuamos, es lo que se conoce como cámara de eco”

De esta manera Maricarmen explica que hay una alternativa si queremos dejar de permitir que usen nuestros datos. "Utilizar Tor no es tan recomendable porque enlentece la red, y el Internet en Paraguay no es muy rápido. Pero sí hay otras alternativas para que estas empresas dejen de lucrar con nuestros datos, como buscar variables a las aplicaciones que usamos. En vez de usar WhatsApp -que recientemente se volvió más segura al tener cifrado, pero no es verificable porque su software no es libre, es decir, abierto a auditoría de usuarios que manejen código- recomiendo Signal. En vez de Google Maps, Open Street View. En vez de Google Chrome, Firefox".

Y agrega: "Todas ellas tienen menos traqueo (registro de lo que se realiza). Hay aplicaciones que no son famosas, pero que sí tienen principios de privacidad por diseño, software libre, servidores más seguros y se están ampliando más, porque se están haciendo accesibles. Google es muy difícil de reemplazar porque uno se acostumbra a una empresa que realmente te ofrece demasiados buenos servicios. Pero si uno tomó la decisión de salir de estos sistemas que vigilan cada cosa que realizamos en la web, hay alternativas un poco más anteriores (en diseño web), pero que sí cumplen las mismas funciones de geolocalización, comunicación o navegación como las que mencioné antes".

Quizás con el ajetreo diario o el letargo informático, nos dejamos arrastrar por estas grandes empresas, pero la idea es dimensionar que Internet es más que sólo esas páginas. "Por culpa de Facebook se borraron muchísimos blogs, porque dejaron de escribir allí para hacerlo en su fanpage o perfil. Y ese artículo se pierde, porque los sistemas de búsqueda no encuentran algo que está allí. No te va tirar el perfil de una persona, sino links de páginas webs. Por eso, sería bueno que la gente vuelva a ocupar Internet de una manera mucho más responsable, que siga creando links en Medium, WordPress o Tumblr. Que, si quiere compartir algo, no tenga miedo, no hace falta saber escribir bien para hacerlo. Hay que aprovechar la diversidad que hay y ser parte de ella".

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