Por: Javier Barbero

Que le cueste". Es una frase popular española que significa que quien quiere conseguir algo muy valioso tiene que disponerse a trabajar mucho y sacrificarse para lograrlo; sin quejarse ni molestarse por los inconvenientes.

También hace alusión a que se debe estar dispuesto a afrontar el precio que sea, por algo que se anhela mucho.

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Esta frase tiene una cierta ironía para recordar a quien se le dice que si quiere algo que está fuera de su alcance habitual tiene que poner todo el empeño, la voluntad y el sacrificio para conseguir dicha recompensa.

Algunos estudiosos sostienen que su origen se vincula con el arte; ya que, en ciertas épocas, obtener color azul claro o celeste para las pinturas de cuadros o esculturas resultaba complejo y oneroso, pues parece que esa tonalidad sólo se conseguía a partir de una piedra preciosa: el lapislázuli. En definitiva, aquel que quería una obra con celeste, debía pagar mucho por ella.

Muchas personas miran la vida de otros seres humanos que han logrado resultados extraordinarios, sueños y metas y se conforman con ser espectadores de hazañas que parecen heroicas, fruto del destino o de un golpe de suerte.

Miran la "película" de las vidas ajenas y sueñan con vivir otras vidas. Se relamen con logros que no son suyos y en un lugarcito profundo, tal vez, envidian o se resienten al compararse o subestimarse por ser distintos o vivir situaciones diferentes.

Miran la "película" ajena pero no se mueven de la silla del espectador. También hay personas que esperan ilusoriamente que las circunstancias se transformen como por arte de magia para que ellos saboreen el triunfo o un pedazo de gloria.

Lo cierto es que nada de lo que logran los llamados "exitosos" ha sigo gratis. De alguna manera, ellos han pagado el precio. A veces precios inimaginables.

Querer "celeste" es amar la incomodidad. Amar incluso –a veces- el precio de hacer un sacrificio.

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