Viviana Orrego (viviana.orrego@gruponacion.com.py)

En el 2015, quedó en la historia la movilización “UNA no te calles”, conocida también como la “Primavera estudiantil”, que acaparó los principales titulares periodísticos. En esa oportunidad, un grupo de estudiantes universitarios de la Universidad Nacional de Asunción inició una revuelta tras conocerse supuestos actos de corrupción en la alta casa de estudios. Finalmente, el rector de ese entonces, Froilán Peralta, tuvo que comparecer ante la Justicia, al igual que muchos otros funcionarios de la institución.

Pero, antes del “UNA no te calles”, el sector secundario se hizo sentir pidiendo una mayor inversión en educación. El ruido empezó con un grupo de estudiantes del Colegio “Cristo Rey”, que realizó una “sentata” para llamar la atención de las autoridades, a quienes clamó destinar 7% del Producto Interno Bruto (PIB) a educación, tal como lo recomienda la UNESCO.

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A este pedido se sumaron otras organizaciones estudiantiles y colegios independientes, así como centros de estudiantes del interior, que exigían la implementación de libros de textos en los kits escolares distribuidos por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC).

Acciones previas concretadas por la unión de estudiantes de colegios públicos y privados derivaron en la Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados el 18 de setiembre del 2015.

Con este preámbulo, desde La Nación, en el Día de la Juventud, recordamos la lucha de esos secundarios que pedían mayor inversión en educación, y hoy, siendo ya universitarios, luchan por el “Arancel cero”.

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Los derechos no pueden ser un privilegio

Fernando Corvalán, exalumno del Colegio Cristo Rey, uno de los fundadores de las sentatas por el 7% de inversión del PIB a educación. Foto: Gentileza.

Hoy, unos años después, estos secundarios que iniciaron sus luchas sociales en el sector educativo continúan en las mismas, ya como universitarios, ahora exigen la implementación del “Arancel cero” en las ocho universidades públicas del país.

Uno de los impulsores de las ‘sentatas´ fue Fernando Corvalán (22). Actualmente, es estudiante de la Facultad de Derecho de la UNA y se define como un joven contemplativo, dispuesto a escuchar y a entender al otro, abierto a aprender y a desaprender. Es un joven como cualquier otro de su generación, con diversos objetivos en la vida, pero que no se calla cuando es testigo de una injusticia.

“Desde la secundaria, cuando conocí las escuelas de los bañados, cuando tuve contacto con las comunidades campesinas, cuando entendí que las necesidades y las desigualdades imperantes en el sistema educativo y en la sociedad no son una cuestión natural, fue cuando comprendí el valor de la política”, dijo a La Nación.

Desde aquel entonces, el joven dice que se quedó muy interpelado, porque entendió que los derechos no pueden ser un privilegio, o “sus privilegios” y punto. Comprendió el sentido de vivir en comunidad a pesar de las dificultades y del menoscabo de derechos básicos. “No hace falta leer mucho, al hablar con la gente te das cuenta de que ni los derechos mínimos son garantizados para las mayorías”, explicó.

Corvalán cuenta que entendió que el progreso de las personas no es una cuestión de mera voluntad individual, del famoso “el que quiere puede”. “Siempre doy este ejemplo: el 90% de los que nacen pobres, mueren pobres por más esfuerzo o mérito que haga; mientras que el 90% de los que nacen ricos, mueren ricos, independientemente de que hagan o no mérito para ello”, explicó.

Atendiendo a ello, actualmente opera en la CEUNA (Coordinadora Estudiantil Universitaria de la UNA), que se organiza a nivel nacional por la aprobación de la Ley Arancel Cero. Esto, implica la eliminación del cobro de los aranceles en las 8 universidades públicas, de modo a que el Estado garantice la gratuidad y por ende el acceso libre e irrestricto a todas y todos a la enseñanza universitaria, de conformidad a los derechos constitucionales y al propio estado social de derecho. Esto será posible con mayor inversión de los recursos públicos.

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Vivir es tomar partido

Daisy Hume, actualmente estudiante de Derecho UNA, excoordinadora nacional por la Unión de Centros de Estudiantes (UNEPY). Foto: Archivo.

Otra destacada referente no sólo juvenil-estudiantil, sino también feminista, es Daisy Hume, a quien todos conocieron por la prensa como representante nacional de la Unión Nacional de Estudiantes del Paraguay (UNEPY), que llevó adelante el pedido de libros al Estado. “Queremos todos los libros, todos los años, todos en febrero”, era el slogan de la campaña acompañado de la frase “no queremos ser copiadores compulsivos”, que incluso llegó a generar confrontación con otras organizaciones que exigían tabletas y no libros.

Hume se define como una joven con muchas convicciones, asegura que un mundo diferente es posible y está convencida de que en organización la juventud paraguaya puede seguir conquistando derechos que desde siempre les fueron arrebatados.

“Considero que los libros son un arma poderosa y que es sumamente necesario que en los colegios y las escuelas cada estudiante pueda tener sus propios libros, creo que los libros y el uso de la tecnología se complementan, pero que también en su momento exigimos libros en el kit escolar porque existe una realidad, y es la que esta pandemia visibilizo aún más, nuestro sistema educativo no está pensado entorno a lo virtual ni a las tecnologías", argumentó la joven.

Tal cual relata, no todo el estudiantado cuenta con la posibilidad de costear su propio internet o sus equipos informáticos, y en la mayoría de los casos, ni siquiera tiene conectividad para poder acceder a las clases virtuales que se hicieron obligatorias actualmente a raíz del COVID-19.

En este contexto, Hume recuerda que se unió a la organización estudiantil cuando sintió personalmente lo difícil que es estudiar en un colegio del interior y la enorme brecha que existe en la calidad educativa entre los colegios públicos y los privados, al igual que entre la ciudad y el campo.

Vivió siete años en la ciudad de Nueva Colombia, del departamento de Cordillera, donde desarrolló la escolar básica. Cuenta que siempre fue elegida como la presidenta de curso, y empezó con el centro de estudiantes en la secundaria, en el colegio San Agustín de la ciudad de Emboscada.

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“Siendo sincera, antes de entrar a la organización estudiantil estuve en la pastoral joven de la iglesia, porque era el único espacio juvenil que existía en mi comunidad. Luego, llegó a mi colegio un grupo de estudiantes con la idea de los centros de estudiantes, e inicié con el movimiento estudiantil en el 2013, ya que pensé que desde ahí podíamos cambiar realmente las cosas en el país, sobre todo en el ámbito educativo”, explicó.

Actualmente, es vocera nacional de la “Ofensiva Universitaria”, una organización que lucha para que la educación superior sea cada vez más un derecho y no un privilegio. También, forma parte -dentro de la facultad de Derecho UNA- de la ARU (Articulación de Universitarias Unidas), que es una plataforma de estudiantes mujeres. ARU se encuentra luchando por un protocolo contra el acoso y la discriminación basada en género.

Hume es, además, integrante de una articulación de mujeres jóvenes a nivel nacional denominada “Kuña Sorora”, que busca instalar el debate sobre la igualdad de género y la no discriminación; integra el Consejo Consultivo Joven del UNFPA y es la primera presidenta del Consejo Nacional de Voluntariado (Conavo).

“Creo que ante tantas injusticias que vemos todos los días, ante tanta corrupción desde nuestros propios gobernantes, la juventud realmente termina siendo no solo la esperanza sino también el presente. Considero que si hoy no estamos dispuestos y dispuestas a cambiar las cosas, a desenmascarar esas prácticas y a eliminarlas por completo, el cambio que tanto anhelamos va quedar solo en los discursos”, señaló.

La joven tiene como política de vida la frase “vivir es tomar partido”. Asegura que no está afiliada a ningún partido político porque no confía en ninguno de los existentes, pero asegura que cuando uno quiere que las cosas se hagan bien debe salir a las calles a reclamar, no sólo postear su reclamo en las redes sociales. Po ello, en unos años se visualiza siendo una legisladora, pero no descarta la posibilidad de candidatarse a la presidencia de la República.

Ideales y ganas de cambiar el mundo

Bruno Mauricio Martinez Kiese (21), ex estudiante del CTN y miembro de la Fenaes. Foto: Gentileza.

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Otro de los referentes, en su momento en la secundaria, es Bruno Mauricio Martinez Kiese (21), exestudiante del Colegio Técnico Nacional (CTN) y miembro de la Federación Nacional de Estudiantes Secundarios (Fenaes), que inició con las tomas de colegios exigiendo el equipamiento de colegios técnicos. Actualmente, estudia la carrera de filosofía en la Facultad de Filosofía de la UNA.

En contacto con La Nación, se definió como un joven con muchos ideales y ganas de cambiar el mundo, una persona bastante persistente y comprometida con las causas por las cuales lucha. Es uno de los más activos en la lucha por la ley “Arancel cero” en las ocho universidades nacionales públicas del país.

“En la actualidad soy miembro del Movimiento Estudiantil CREEMOS, que corresponde a la Facultad de Filosofía, y también soy miembro y vocero de la Coordinadora Estudiantil Universitaria de la UNA - CEUNA, que inició justamente con la lucha por el Arancel Cero para las universidades públicas y que significa el puntapié inicial en el proceso de reorganización del movimiento universitario que tuvo su última gran aparición con el UNA no te calles”, explicó.

Promover espacios de participación y organización

Preciosa Martínez Bernal, ex coordinadora de UNEPY de Ciudad del Este, actualmente estudiante de la UNE y activista por la Ley Arancel Cero. Foto: Gentileza.

Otra referente estudiantil-juvenil, social y feminista es Preciosa Martínez Bernal, excoordinadora de UNEPY de Ciudad del Este. Actualmente, es estudiante de ingeniería eléctrica de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional del Este (UNE), quien se describe como una joven activista política-social, preocupada por la realidad nacional, local y del mundo en general, enfocada y decidida en trabajar en colectivo para aportar a lo que considera un cambio necesario.

Cuenta que desde pequeña fue electa presidenta de su curso y a los 15 años ya era presidenta del centro de estudiantes de su colegio. Posteriormente, fue elegida como vocera departamental de la UNEPY.

En la actualidad, es coordinadora del “Circulo Cultural Jopara” de la Facultad Politécnica de la UNE, que forma parte de la Ofensiva Universitaria, donde también es vocera adjunta. Coordina y activa en la organización feminista “Kuña Sorora”, que aglutina a mujeres jóvenes y adolescentes de distintas organizaciones sociales y estudiantiles.

“Siempre me consideré una persona que hace trabajo de base, buscando crear conciencia y promover espacios de participación y organización. No tengo una aspiración a cargo en sí, político, pero sí creo que debemos estar en todos los espacios posibles y construyendo", precisó la joven.

Por otro lado, enfatizó que los cambios reales no vienen de arriba, sino de abajo, de la gente. "Es el pueblo trabajador, son los estudiantes, las mujeres y los sectores más golpeados los que generan los cambios, esto se demostró en la pandemia, solo el pueblo está para el pueblo”, concluyó.

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