Para los especialis­tas del Ministerio Público los restos óseos hallados en el predio de la estancia San Eduardo (Tacuatí, departamento de San Pedro) pertenecen al colono menonita Abrahán Fehr. "Confirmamos que se trata desde el punto de vista científico en un 90% de Abra­hán Fehr", indicó al respecto el médico Pablo Lemir, tras los estudios realizados en el laboratorio forense.

Ante los resultados obtenidos, el cuerpo fue entregado a los familiares, quienes desde tem­pranas horas estuvieron en la morgue de Asunción, donde reconocieron ciertos elemen­tos como: remera, bota, que­pis, y dieron datos como tallas y estatura, que coinciden plena­mente con el hombre secues­trado por el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) el 8 de agosto del 2015.

Otro elemento concluyente constituyen las característi­cas de la dentadura, las cuales concuerdan con las propor­cionadas por los odontólogos del hombre que en diciembre pasado cumplió 39 años.

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El fiscal Antisecuestro, Joel Cazal, mencionó que se tomó la muestra de fluidos del padre y la madre de Abrahán para poder hacer la comparación con una parte ósea del cuerpo a través de la prueba de ADN. Luego del hallazgo del cadá­ver, los especialistas forenses convocaron inmediatamente a los familiares para la realiza­ción de la mencionada prueba. Los resultados podrían alcan­zar incluso 95% de certeza de que los huesos pertenecen al colono.

HUÉRFANOS

El menonita deja huérfa­nos de padre a cuatro hijos, comentó por su parte el senador Arnoldo Wiens, quien ofició de traductor a la familia. "Lo único que les puedo decir es que hay un profundo dolor y resig­nación. Pero también se puso un punto final a tan­tas extorsiones e informa­ciones que quebrantaban a la familia", manifestó.

Alegó, en ese sentido, que en reiteradas oportunidades visitó a la familia durante estos dos años de martirio.

"Siempre ellos tenían infor­mación o sospecha de que estaba muerto, pero tam­bién había rumores de que estaba vivo. En este caso nunca hubo prueba de vida", expresó.

Los profesionales, durante la inspección de los restos.FOTO: GENTILEZA

BURLA E INSENSIBILIDAD CRIMINAL

El cuerpo de Abrahán Fehr habría sido enterrado a días de su secuestro, pero aun así los integrantes de la banda criminal no se manifestaron. Por ello, sus familiares seguían entregando víve­res con la esperanza de un retorno con vida del colono.

El hecho constituye una inconcebible burla e insensibilidad ante el dolor ajeno. Desde el 8 de agosto del 2015, cuando criminales del grupo asesino se llevaron a Abrahán Fehr mientras él trabajaba en su estancia junto a sus hijos y algunos peones, comenzó un largo calvario, cuyo desenlace fue el peor para la familia y para toda la sociedad norteña y del país.

A pesar de la muerte del colono, el grupo armado siguió exigiendo el pago de un rescate y la entrega de mercaderías a comunidades de la zona. Los allegados habían depositado en un lugar la suma de US$ 100.000 a pedido de los miembros del EPP, pero otros delincuentes ajenos a la banda habían llevado el dinero. Desde aquel momento, nunca hubo una prueba de vida, pese a los reiterados pedidos realizados por los padres, esposa e hijos del hombre fallecido. El 11 de diciembre es la fecha de cumpleaños de Abrahán. Tanto en el 2015, como en el 2016 y en el 2017 lo recordaron simbólicamente con una torta, aguardando la ilusión de una liberación de parte de sus captores.

MUERTE NO FUE VIOLENTA Y DE HACE MÁS DE UN AÑO

En cuanto a la causa de muerte, el médico Pablo Lemir indicó que aún no es posible determinar con exac­titud, pero aclaró que se descartan los disparos, herida de arma blanca, tortura, ataduras u otras formas violentas. Con respecto al tiempo de fallecimiento, expresó que por las características de los huesos, ropas y otros, el entierro se habría realizado alrededor de 2 años atrás.

"Hablamos de tiempo de enterra­miento mínimo de un año y un máximo de dos años, pero con más probabilidad de que sean dos años", expresó. Los huesos estaban envueltos en una hamaca y una camisa color verde oscuro. También fueron encontrados un zapatón y un kepis, que habrían pertenecido al fallecido. Los intervinientes indicaron que el lugar en donde el cuerpo fue depositado no habría sido tocado en todo este tiempo.

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