En el mes de abril, el empresario Luis Pettengill anunciaba su intención de ser precandidato a presidente de la República por el oficialismo. Su extrema cercanía con Mario Abdo Benítez daba indicios de que sus aspiraciones fueron una movida del presidente de la República para darle un cháke a la pantagruélica y a la vez famélica campaña del que en ese entonces era una pandorga de plomo que no lograba levantar vuelo: Hugo Velázquez. En los pasillos del poder se interpretó como que Pettengill decía lo que Mario Abdo no podía o no debía decir públicamente. Fueron días tormentosos en el Gobierno, incluso se trasladó hasta las bancadas que le responden en el Congreso que en varias ocasiones votaron en diferentes sentidos. Confusión total. No obstante, el Presidente y su vice lograron un acercamiento a través de un intermediario y la distópica rebelión en la granja mermó. Solo mermó, meses después se daría la implosión que terminaría por hacer añicos lo que quedaba de ese matrimonio por conveniencia.

Pettengill dejó de hablar en los medios sobre sus supuestas ambiciones y la polvareda bajó. En algún punto, es lo mejor que pudo hacer. Ya que era muy evidente que le costaba demasiado hilvanar alguna idea política concreta, muy confuso y difuso y que los medios lo incomodan más de lo debido. Además, también se evidenciaba que tampoco se dejó asesorar ni que estaba siendo contenido ni política ni comunicacionalmente. Unos meses después, cuando llegó la temporada que marcan los plazos electorales para inscripción de candidaturas ante el Tribunal Electoral Partidario de la ANR, nos enterábamos de que el familiar del Presidente integra la lista de precandidatos a la Cámara de Senadores, en la privilegiada ubicación número 2 del movimiento gubernamental. En este punto, se entiende la bajada de sus intenciones.

En la semana se dio un evento que reunió a inversores y quienes eventualmente están interesados en iniciar una inversión o ampliar la que tienen en Paraguay. En ese marco, el cercanísimo hombre del Presidente reflexionó con los periodistas sobre un tema que es vital: el papel del periodismo y los medios de comunicación en la sociedad. La nota está, como no, en la versión impresa del diario de don Antonio, cabecera en página impar, como corresponde. “Desde adentro depende de qué diario lees, tenés un Paraguay de un color y otro de otro color. Nuestro sistema periodístico es desastroso…”. El aspirante a senador nacional siguió reflexionando, “pareciera ser que el periodismo tomó eso como bandera (criticar al Gobierno). Al Gobierno se le apoya para que llegue y al día siguiente se empieza a conspirar y a tirar; todo lo que hace está mal”. Siguió diciendo “tiene que darse un cambio de moda en la parte periodística, porque parece que lo que vende es hablar mal, desastroso. No soy periodista y es lo que se dice porque hace este estilo de periodismo”, esta y otras fueron las recomendaciones que dio. Este es el momento donde vale aclarar que el concepto de reflexionar fue usado por el diario de don Antonio, habría que debatir la definición académica de reflexionar. Por cierto, la nota de referencia no fue levantada a la versión digital. Muy conveniente.

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Alguien debería de explicarle al precandidato oficialista y casi seguro senador nacional cuál es la función de los medios de comunicación. Que le expliquen que la crítica al poder no es una moda periodística. También deberían contarle que está bien que los medios tengan distintas visiones sobre la gestión del Gobierno, están los alineados y los que no. Que incluso dentro de los medios pueden y de hecho hay diversas miradas, tan diversas como el mundo mismo. Que indicar lo que está mal no es conspirar. Y sobre todo y principalmente que no por eso nuestro sistema periodístico, al decir de Pettengill, es desastroso. Al contrario, eso lo enriquece. Al final del día, cada ciudadano paraguayo tiene la libertad de poder elegir qué diario leer, qué radio escuchar y qué canal ver. Lo contrario a esto, lo que plantea el Ejecutivo a través de uno de sus principales voceros, es autoritarismo y dictatorial.

Todo esto deberían de explicarle, con mucha paciencia y en cámara lenta. A no ser que, una vez más, Luis Pettengill esté diciendo lo que en realidad Mario Abdo Benítez no se anima a decir. Lo cual no es muy descabellado reflexionar.

El aspirante a senador nacional siguió reflexionando, “pareciera ser que el periodismo tomó eso como bandera (criticar al Gobierno)”.

Al final del día, cada ciudadano paraguayo tiene la libertad de poder elegir qué diario leer, qué radio escuchar y qué canal ver.

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