En Paraguay acostumbramos tener discusiones sobre cosas que nunca deberían de ser motivo de discusión. Discutimos si es correcto violar o no la Constitución, debatimos si está bien comprar productos de contrabando, planteamos la conveniencia de endeudar al país al punto que nuestros tataranietos deberán seguir pagando las cuentas que ahora está asumiendo el asfáltico gobierno de Mario Abdo Benítez (h), se arman batallas campales en la mesa de los domingos sobre si debemos o no pedir facturas para las compras que hacemos.

Podríamos seguir hasta el infinito, pero queremos detenernos en el punto que nos atañe y sobre el cual también se debate, cuando el sentido común y las leyes nos dicen que no hay nada que discutir: los funcionarios públicos son del Estado, no el personal de una de las estancias del presidente de la República, menos del Vicepresidente.

Estamos viendo la persecución más atroz que se haya visto en el marco de unas internas de la ANR de parte de un gobierno colorado hacia sus correligionarios. Han dejado atrás la breve etapa del convencimiento por las buenas, para pasar a la imposición al eslabón más débil de toda la estructura del Estado: Los funcionarios contratados. El escenario es el siguiente, o acompañas los actos de campaña de Mario Abdo Benítez y Hugo Velázquez o por esas casualidades de la vida el contrato se corta. O te comprometes a buscar y conseguir una cantidad de votos de tus familiares o vecinos que tenes que llevar en diciembre para los candidatos del oficialismo o resulta que de un día para el otro el Estado ya no precisa de tus servicios. No importa que seas un héroe de blanco de la pandemia, que estemos ante un rebrote de covid y mucho menos que los miles de ciudadanos con cuadros respiratorios se queden sin médico o enfermero.

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Lo que importa es perseguir y apretar a todo aquel que no muestre su fervoroso y muy sincero apoyo y cariño a este gobierno que tanto bien le ha hecho al pueblo y que basado en su excelente gestión, que se muestra en todas las encuestas, ahora quiere extender su mandato, una reelección disfrazada, proponiendo otros cinco años más de paz y progreso para todas las familias paraguayas.

Como decíamos al principio, muchas cosas pueden discutirse, pero lo único que es público, notorio e indubitable es que el Gobierno nada ha aprendido de los anteriores oficialismos que han recurrido a los mismos mecanismos de persecución y terminaron con brutas derrotas cometidas por sus propias víctimas: Los funcionarios públicos que son del Estado, no los peones de una de sus estancias.

Estamos viendo la persecución más atroz que se haya visto en el marco de unas internas de la ANR de parte de un gobierno colorado hacia sus correligionarios.

El escenario es el siguiente, o acompañas los actos de campaña de Mario Abdo Benítez y Hugo Velázquez o por esas casualidades de la vida el contrato se corta.

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