En la sesión de ayer, la Cámara de Dipu­tados estudió el pro­yecto de ley que modifica la Ley Orgánica Municipal, específicamente en el artí­culo que habla de los requi­sitos para ser intendentes y concejales municipales. En la actualidad, los que quie­ran candidatar a ambos car­gos pueden hacerlo desde los veinticinco años en caso de intendencia y veintitrés años para concejal. Con el pro­yecto de ley de referencia se baja la edad a veintidós años para los cargos ejecutivos y veinte para los cargos legis­lativos.

El debate gira en gran medida en torno al factor edad y efectivamente ese es uno de los puntos, pero no el único. El objetivo es dar mayor involucramiento y espacios de poder a los jóve­nes en edad de sufragar, una activa participación en las actividades políticas electo­rales, buscando elevar la par­ticipación de esa franja eta­ria al momento de votar. Se parte de la base de que siendo candidatos podrán involu­crarse y sobre todo retomar esa conversa ción que hace que hablando entre iguales se logra una mayor conexión y entendimiento.

Podría considerarse una medida que podría tender a colaborar en que los jóvenes vuelvan a tener cierta simpa­tía hacia la política, pero fal­tan algunas cuestiones más. Una de ellas es el hecho de que el problema de fondo es la falta de confianza que hay hacia todo el sistema polí­tico, los poderes e institucio­nes del Estado y sobre todo hacia los partidos. Esa pér­dida de confianza se agrava en el segmento juvenil. La política en general tiene demasiados años mirando para otro lado cuando se trata de conquistar a los jóve­nes. Solo los menciona en los discursos, pero no pasa de ahí, y eso definitivamente es insuficiente. No se pasa de hechos aislados, suel­tos, sin planteamientos de fondo ni mucho menos políticas públicas acordes. Y si a esto se le agrega que no hay un pensamiento estraté­gico ni desde la comunica­ción gubernamental ni en las campañas electorales el escenario se agrava aún más.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

La juventud debe ser parte fundamental y sobre todo transversal en la agenda del próximo gobierno. Hay innu­merables ejemplos en los que cuando las sociedades se des­conectan de su juventud, esta reacciona buscando válvulas de escape que muchas veces no son precisamente las más democráticas. En contrapar­tida, brindar oportunida­des de educación, capacita­ción, empleo digno, vivienda, movilidad, inserción social, deportes y entretenimiento podrían ser una buena salida. Todo esto comunicado en código joven.

Hay innumerables ejemplos en los que cuando las sociedades se desconectan de su juventud, esta reacciona buscando válvulas de escape que muchas veces no son precisamente las más democráticas.

La política en general tiene demasiados años mirando para otro lado cuando se trata de conquistar a los jóvenes. Solo los menciona en los discursos, pero no pasa de ahí.

Etiquetas: #código#joven

Dejanos tu comentario