“Dios es la bondad ontológica, fuente de toda bondad y santidad”, dijo ayer el obispo de la diócesis de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, en la misa de la mañana. Durante el sermón se refirió al amor y la obediencia al creador. “Aceptar plenamente su voluntad, buscar y hacer, ser dócil en todo lo que le agrada a Dios”, manifestó.
Recordó que un viejo adagio que dice obras son amores. “Dios dice: ‘Si me aman cumplirán mis mandamientos’. Pero las obras siempre deben ir acompañadas de la obediencia. El hijo de Dios demostró su amor a Dios siendo obediente. Amar a Dios es la contemplación gozosa y contemplarse de su grandeza inexplicable”, aseguró.
Dijo que muchas personas, peregrinos que llegan al santuario van y se quedan en silencio por mucho tiempo, contemplando la grandiosidad de Dios, no solo para agradecer. “El amor de Dios está al alcance de todos, de ricos y pobres, del sano y del enfermo, el sabio y del ignorante”, manifestó.
Para concluir, el obispo dijo que el amor es la fuerza más creativa y poderosa, por lo que aseguró que el amor puede transformar el mundo, más si se puede trabajar con Jesús, porque sin él, nada se podrá hacer.