POR VIVIANA ORREGO, periodista, viviana.orrego@gruponacion.com.py

Adriana Paz López es una asuncena de 37 años que se graduó de psicóloga por la Universidad Pontificia de Buenos Aires en el 2011 y que, posteriormente, realizó una especialización en intervención educativa y psicológica en la Universidad de Navarra, en España, entre el 2017 y el 2018, como parte de una beca a la que accedió a través del Programa Nacional de Becas de Posgrado Don Carlos Antonio López (Becal).

“El máster fue en la Universidad de Navarra en Pamplona, España. Yo estaba terminando la especialización en neuropsicología clínica en la Universidad de Buenos Aires y sentí la necesidad de abocar mi interés y ampliar mis conocimientos también en el ámbito educativo, e investigando y conversando con otros colegas fue que descubrí la beca que ofrece Becal. Y así elegí, como se dice, no por casualidad, sino por causalidad, una universidad muy comprometida con los estudiantes y por formar no solo excelentes profesionales, sino también profesionales con valores humanos, que es la Universidad de Navarra”, refirió la compatriota en comunicación con La Nación.

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La maestría que desarrolló en España abarcó todas las áreas educativas, desde la infancia temprana hasta la adultez, con enfoque hacia la familia, su bienestar y la mejora de la calidad de vida en general de todos sus miembros. La paraguaya fue formada para trabajar con personas con distintos tipos de compromiso cognitivo, emocional, social y, por supuesto, educativo.

Agregó que trabajó apoyando en investigaciones sobre pacientes de cero a 60 meses que llegaban a consultas junto con sus padres en la Clínica de Navarra y a quienes se informaba sobre la importancia de la atención médica en primera infancia.

“La beca de Becal fue estupenda, superó mis expectativas. Yo venía desconfiada en que no me iba a llegar la plata, no me iba alcanzar, que si tenía problemas tardarían muchísimo en contestar (acostumbrada a cómo escuchaba que funcionan ciertos organismos públicos). Y, para mi felicidad o sorpresa, sucedió todo lo contrario, nunca me faltó nada”, indicó.

Adriana tiene el deseo de compartir los nuevos conocimientos adquiridos sobre intervención educativa y psicológica en el sector educativo y de salud. “Ojalá todos los que fuimos fuera, los becados, hagamos que sirvan nuestros conocimientos para la creación de políticas públicas que favorezcan a los que menos posibilidades tienen”, señaló.

Antes de su maestría, se concentraba en ser terapeuta de personas con algún tipo de compromiso cognitivo y discapacidad intelectual. Actualmente, opera en el sector privado, pero reconoce que le gustaría aportar en los programas sociales destinados a educación y salud en el sector público, que tendría mayor alcance para aquellos niños más vulnerables.


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