En general, los síntomas de la psoriasis mejoran en climas más cálidos y tienden a empeorar en los más fríos. La buena noticia es que existe un abanico de prácticas sencillas que pueden ayudar a reducir el impacto del invierno en la piel y aliviar las molestias que genera esta enfermedad autoinmune.
Si bien existen opciones muy efectivas para el aplacamiento de los brotes y aclarar la piel, cabe destacar que la adherencia a los tratamientos indicados por el médico y la constancia en los mismos es siempre la mejor alternativa para mejorar la calidad de vida del paciente que padece esta enfermedad. Es fundamental tener en cuenta ciertos cuidados, especialmente en invierno, cuando el agua caliente, la calefacción, las estufas y el viento resecan de sobremanera la piel; ya que eliminan la humedad de la misma propiciando la aparición de lesiones cutáneas, comentó la Dra. María Paz Fabio, especialista.
Es aconsejable para los pacientes con psoriasis tratar de que los baños y las duchas sean cortas, y que el agua sea lo más templada posible para evitar secar la piel. Luego de la ducha, deben elegir humectantes en textura de crema, estas, al ser más espesas, aportan un mayor grado de humectación por contener grasa en su composición. Se pueden utilizar 2 a 3 veces al día si el clima está muy seco, muy frío y con mucho viento.
“No se debe olvidar la hidratación continua con 2 a 3 litros de agua al día y consumir alimentos antioxidantes como zanahoria, naranja, mango, calabaza, cereales, pescado, pan integral y/o frutos secos. Aprovechar los momentos de luz solar, que es un inmunomodulador y regula la inflamación de la piel de la psoriasis”, finalizó Fabio. Se estima que cerca del 3% de la población mundial presenta esta enfermedad son aproximadamente 125 millones de personas.
¿QUÉ ES?
La psoriasis es una enfermedad crónica autoinmune que genera inflamación y resequedad en la piel, debido a que la renovación de las células de la epidermis se realiza de una forma acelerada, produciendo escamas gruesas, picazón, mucha irritación y dolor.
Dependiendo de su forma clínica se puede presentar como leve, moderada o severa. El dermatólogo determinará el tratamiento más adecuado para cada caso luego de estudiar a cada paciente minuciosamente, ya que en cada uno varía el diagnóstico según la duración de los brotes, la severidad de las lesiones, la ubicación de estas, el estado de salud del paciente, si presenta otras enfermedades o diagnósticos de base, entre otras características.