Con una cruz sobre el hombro, peregrinando desde Kokue Guasu, Areguá, cansado y casi sin aliento, con la cara curtida por la aflicción, Francisco Alcaraz, de 73 años, advierte que no escucha bien al momento de entrevistarlo y pide comprensión. Camina lentamente rumbo a la Basílica de Caacupé para cumplir su promesa.

Comentó que superó una infección biliar y cáncer de próstata, por lo que se encomendó a la Virgen y por los favores recibidos camina anualmente.

También acompañada de sus padres, Alba Esperanza (seis meses) y Brenda Luana (3años) se convirtieron en dos pequeñas promeseras que pagaron las promesas hechas por sus padres. Ambas niñas, vestidas con atuendos con los colores típicos de la Virgen y portando una corona, llegaron hasta el altar de la Virgen en horas de la noche.

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“Hicimos promesa por ellas y estamos cumpliendo. La primera hija la encomendamos a la Virgen y la segunda nació prematura y también le pedimos por su salud y ambas están bien”, dijo el padre de las niñas, Wilson Vallejos.

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