Lorenzo Agüero. Corresponsal.
Ángel Ramón Domínguez tiene actualmente 15 años, pero nació muerto y solo luego de 40 minutos cobró vida mediante la intercesión de Chiquitunga, el milagro que valió la beatificación de la religiosa paraguaya, de quien asegura que “ella es como mi mamá”.
Ángel nació sin signos vitales en agosto del 2002 en el Hospital Regional de San Pedro y la obstetra que asistió en el parto, la Lic. Blanca Rosa Duarte, al ver que el bebé nació muerto, imploró a Chiquitunga para que le devuelva la vida y después de 40 minutos, aproximadamente, el niño empezó a balbucear y todos quedaron sorprendidos porque sin duda fue por la intercesión y el milagro de Chiquitunga.
Actualmente, Ángel vive en una humilde vivienda con su abuela en el barrio Santa Ana de San Pedro de Ycuamandyyú, capital del departamento de San Pedro. Su madre, Liz Marlene, sordomuda, trabaja de doméstica en Asunción, mientras que su padre, también sordomudo, falleció cuando Ángel tenía 3 años. El deseo de Ángel es ser médico y poder tener una casa propia para vivir con su madre, por lo que pide que se le ayude a concretar su sueño, ya que es de una familia muy humilde.
“Cuando yo tenía 11 años me enteré de lo sucedido mediante mi abuela, que me comentó que el 15 de agosto del 2002 yo nací muerto. A una partera de nombre Blanca Duarte, que sintió mucho que haya nacido muerto, porque vio que mis padres eran sordomudos, se le vino a la cabeza Chiquitunga, ya que decían que era muy milagrosa. En ese momento se encomendó a ella y después de 40 minutos comencé a tener signos vitales”, expresó Ángel.
ANHELO
Cuando fue consultado sobre si quedó con alguna secuela de ese momento del nacimiento, respondió que “de salud estoy muy bien, no me duele nada, vivo tranquilo. Estoy estudiando como cualquier persona de mi edad. Curso el primer año de la media en el Colegio Nacional de San Pedro”.
En cuanto a su anhelo, mencionó que “mi sueño es estudiar y ser médico. Quiero que me ayuden para eso, actualmente suelo trabajar para solventar mi estudio. Mi madre vive en Asunción, suelo ir junto a ella las veces que tengo para el pasaje. Yo empecé a hablar desde los 2 años, allí recién dije mis primeras palabras, que fueron mamá y papá”.
En el interior de su habitación, cerca de su cama, Ángel tiene una mesita con el retrato de Chiquitunga, a la que reza diariamente. “Le rezo a la mañana y a la tarde, ya que ella es como mi mamá”, aseguró.
Beatriz Peralta, abuela materna de Ángel, dijo: “Nos estamos preparando para viajar a Asunción para la beatificación, pero nos tienen que enviar los pasajes. Para nosotros es muy grande esto que está pasando, más por el milagro que nos dio, que fue devolverle la vida a mi nieto. Por eso, cualquier cosa y le pedimos a Chiquitunga. Ella no nos hace faltar la comida. Acá en San Pedro a nadie le importa, no sé por qué, pero en Asunción todos nos aprecian mucho y valoran el milagro que produjo. Yo trabajo de lavandera y lo que suelo cobrar, invierto para sobrevivir y para que Ángel pueda seguir estudiando. También él, las veces que puede y consigue un trabajo, suele trabajar. Por eso pido que se nos ayude”, concluyó.