Con capacidad para 45.000 personas en gradas y palcos, sin contabilizar aún cuantas podrían entrar a nivel del campo, el remodelado esta­dio del club Cerro Porteño es el escenario ideal para la ceremonia de beatificación de la Venerable María Felicia de Jesús Sacramentado.

Chiquitunga, como mejor se conoce a la carmelita des­calza que falleció en el año 1959 y a quien desde enton­ces se le atribuyen milagros y favores recibidos, está en el proceso de ser beatificada, confirmación que se aguarda llegue en cualquier momento desde el Vaticano.

Es por eso que la Conferencia Episcopal Paraguaya, enca­bezada por el arzobispo de Asunción Edmundo Valen­zuela, formó una comisión para comenzar a trabajar en la organización de la cere­monia, prevista para mayo próximo.

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Una de las tareas tiene que ver con el lugar en el que se realizará la fiesta santa, razón por la cual el martes los miembros de la comisión visitaron la Nueva Olla, que a decir del presidente de Cerro, Juan José Zapag, sería per­fecta para la ceremonia. El propio Zapag ofició de anfi­trión y dirigió el recorrido por las instalaciones del esta­dio, mostrando a los visitan­tes cada uno de los sectores, brindándoles detalles sobre el sistema de control y segu­ridad.

Estudiaron potenciales lugares para instalar el altar que está preparando el artista Koki Ruiz con cuentas de rosario.

Juntos estudiaron los poten­ciales lugares donde podría instalarse el altar, el reta­blo (entre 9 m de alto y 7 de ancho) que está preparando el artista Koki Ruiz con cuentas de rosario, así como los espacios que también podrían ser ocupados para que ingrese la mayor canti­dad de personas.

CAMINO A LA BEATIFICACIÓN

En noviembre del año pasado, los siete miembros de la Comisión Teológica de Causa de los Santos aprobaron un milagro (un bebé que nació sin signos vitales fue enco­mendado a ella y revivió) atri­buido a la monja paraguaya, lo que dio pie a que se inicie el proceso de beatificación.

María Felicia Guggiari Eche­verría, nacida en Villarrica el 12 de enero de 1925, tra­bajó desde muy joven den­tro de la iglesia. Se unió a la Acción Católica y, pese a que disfrutaba de salir a catequi­zar, decidió tomar los hábi­tos en una orden contempla­tiva (Carmelitas Descalzas). Es decir, consagrada a la ora­ción dentro de un convento. Fue allí donde, cuatro años después de haber cumplido su sueño de ingresar al Carmelo, Chiquitunga falleció víctima de una enfermedad. Los años pasaron, la gente comenzó a encomendarse a ella y recibió favores, hasta que en 1997 se abrió el proceso de beatifica­ción y canonización.

CEREBRO INCORRUPTO

Al Monasterio de las Carme­litas Descalzas de Asunción (Nuestra Señora del Carmen y San Rafael), llegan a diario decenas de personas. Al lado de la iglesia fue construido un oratorio que no solo tiene un pequeño ataúd con los restos de Chiquitunga, sino también una pequeña urna donde se encuentra el cerebro de la monja fallecida el 28 de abril de 1959.

El mismo es incluso consi­derado un milagro, pues se encuentra petrificado sin que jamás se le haya realizado ningún tratamiento para evitar que sufra la descom­posición natural. Lo habían encontrado en ese estado en el 2012, cuando realizaban una limpieza de los restos óseos de la Venerable.

Actualmente, es uno de los símbolos de admiración y veneración en la capilla, cuyas puertas están abiertas todos los días de 6:00 a 18:00. Mien­tras que el 28 de cada mes se realiza una misa (18:30) en memoria de Chiquitunga, que casi siempre finaliza con testimonios de personas que atribuyen milagros a la monja paraguaya.

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