Con el Teatro Municipal Ignacio A. Pane colmado, con aplausos y de pie el público agradeció la puesta en escena de la obra inédita sobre la vida y muerte de María Felicia de Jesús Sacramentado, la futura beata del Paraguay. Si bien la representación no fue hecha por profesionales de las artes escénicas sino por estudiantes de diversos colegios, la esencia de la obra fue mostrar la vida, obras y la muerte de la futura beata paraguaya, cariñosamente llamada Chiquitunga, por lo que no se utilizaron muchos elementos, sino los básicos para dar el mensaje.
Del estreno de la pieza teatral participaron familiares cercanos como las hermanas y sobrinos de María Felicia, además de autoridades y miembros del clero nacional. Las entradas para las dos únicas funciones se vendieron con antelación y están agotadas.
La niña Mía Alvarenga, de 7 años, alumna del colegio Eugenio A, Garay hizo el papel María Felicia cuando era pequeña, mientras que la joven Jazmín Pavón, estudiante del 1º Año de la Media del colegio Silvio Pettirossi de Luque encarnó a Chiquitunga en el resto de la obra que estuvo compuesto por un elenco de 80 personas, más otras 40 ayudando detrás del telón.
La obra fue escrita y dirigida por la arquitecta María Teresa de Martínez, quien no solo tomó el diario íntimo de Chiquitunga para dar vida a la obra, sino además los testimonios que forman parte del proceso de canonización que está en Roma. Tras la última actuación que será esta noche, la representación recorrerá el interior del país, a fin de encender la devoción hacia María Felicia en Encarnación, Ciudad del Este, Concepción y otras ciudades del interior, según explicó María Yolanda Moreno.
Para la representación se usaron fotos de las casas en las que vivió Chiquitunga, tanto en Asunción como en Villarrica, así como también imágenes del Sagrario de diversas parroquias en las que habitualmente María Felicia hacía Adoración al Santísimo.
Algunas de las escenas vistas en la obra representaron los dichos y hechos de Chiquitunga con miembros de la Acción Católica, en el Colegio Nacional Presidente Franco, donde culminó sus estudios como profesora normal, sus visitas a los más desprotegidos, su trabajo solidario en el Hospital de Clínicas y también sus años en el Monasterio del Carmelo, en Asunción.
Entre escenas, docenas de bailarinas danzaban con gracia y también se vieron fragmentos de dramatizaciones hechas en Villarrica, tanto en las calles como en el Club Porvenir, proyectadas en videos.