“La familia del donante accedió a la donación de córneas, riñones y huesos, ayudando a mejorar la calidad de vida de muchas otras personas”, explicaron desde el Ministerio de Salud. Foto: Ministerio de Salud.
Pese al dolor de la pérdida, familia decide donar órganos y dar esperanza de vida
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En medio de la crisis sanitaria por el COVID-19 y pese a la gran cantidad de contagios, la madrugada del miércoles pasado en el Hospital de Clínicas se realizó el segundo trasplante renal a nivel país. Esto gracias al gran gesto de una familia que decidió donar los órganos de un pariente fallecido y dar vida a otras personas.
“La familia de la donante accedió a la donación de córneas, riñones y huesos, ayudando a mejorar la calidad de vida de muchas otras personas”, explicaron desde el Ministerio de Salud.
De esta forma dieron mejor expectativa de vida a un paciente que hace dos años se realizaba diálisis. “Un trasplante renal tornó esperanza en una posibilidad para mejorar la expectativa de vida de una persona”, aseguraron.
El paciente que fue beneficiado con el trasplante es un hombre de 58 años, quien hace dos años y nueve meses era dializado del Hospital Regional de Paraguarí. “El paciente trasplantado se encuentra actualmente en la Unidad de Cuidados Intensivos de Adultos, según las normas protocolares, en espera de una evolución favorable”, indicaron.
Cerca de 50 profesionales de distintas especialidades pertenecientes al hospital, conformaron el equipo que se encargó del trasplante. “El donante también cedió córneas, riñones y huesos, permitiendo del mismo modo salvar otras vidas”, explicaron.
📌Hombre con enfermedad renal mejora su calidad de vida gracias a un donante cadavérico
Desde esta madrugada el equipo...
Así también, recordaron que en estos días fue dado de alta el primer trasplantado renal durante la pandemia, hombre que recibió un riñón de su esposa en un gesto de amor incondicional. Cuya cirugía fue todo un éxito, hoy goza de una mejor calidad de vida.
Este nuevo procedimiento es el trasplante renal número 124 desde la reactivación del Programa de Trasplantes en el Hospital Clínicas y es el segundo trasplante realizado en plena crisis sanitaria, con todos los cuidados, las medidas de protección y seguridad que se imponen.
Sebastián Giménez tiene 25 años y es un compatriota que se destaca por sus ganas de salir adelante con inteligencia y una cuota de sacrificio. Foto: Gentileza.
Sebastián Giménez tiene 25 años y es un compatriota que se destaca por sus ganas de salir adelante con inteligencia y una cuota de sacrificio. De adolescente viajó desde su querido barrio natal Sajonia, de Asunción, a los Estados Unidos junto con su madre, donde culminó su secundaria en el Flushing High School, el colegio público más antiguo de Nueva York, posteriormente desarrolló la Licenciatura en Economía en el Colegio John Jay, de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
Actualmente, tras ser admitido en la Universidad de Buenos Aires (UBA), se encuentra realizando -de forma virtual desde EEUU- una Maestría en Economía, área que le apasiona y lo motiva a seguir capacitándose para en el futuro servir a su país.
Sebastián Giménez es un paraguayo que sobresale por sus estudios en EE.UU, donde vive desde hace 10 años, se graduó con mención honorífica en la carrera de economía, en Nueva York. Foto: Gentileza.
“Estoy haciendo una maestría en economía en la Universidad de Buenos Aires, fui aceptado en marzo del 2019 y debido a la pandemia estamos siguiendo clases virtuales por Zoom. Debido a la delicada situación en Paraguay tanto sanitaria como laboral, ya que no encontré muchas oportunidades en mi carrera en Paraguay, decidí volver a Nueva York para trabajar desde aquí y seguir las clases de la maestría virtuales, a modo de juntar más dinero para solventar los gastos”, refirió Giménez, en contacto con La Nación.
Relató que sus padres son separados, que se mudó a los 15 años de edad a Nueva York, con su madre, donde pudo realizar sus últimos años de estudio de secundaria en el colegio público más antiguo de la ciudad neoyorkina. Igualmente, accedió a la educación universitaria en el Colegio John Jay College, donde desarrolló la carrera de Licenciatura en Economía.
“Mientras estudiaba, trabajaba en obras de construcción o de chofer particular durante el día para solventar gastos diarios y de libros, pero mis padres siempre me apoyaron. Me recibí en el 2019”, comentó Giménez. Es hijo de padres paraguayos, su madre vive en EEUU desde hace 20 años, quien migró buscando mejores oportunidades, tiempo después la siguió Sebastián, quien también tuvo mejores oportunidades de formación en el país de Norteamérica. Mientras que su padre reside en Paraguay, y es de profesión auxiliar de aduanas.
“Decidí seguir estudiando porque siempre me propuse seguir adelante y luchar por esas metas que me propuse, con todo el sacrificio que conlleva. La UBA es la universidad número 66 del mundo, y es la mejor universidad en toda Iberoamérica de acuerdo con los Q World Rankings 2020”, al ser consultado sobre su especialización.
Su línea de investigación, en el marco de su maestría en economía se dirige hacia la economía internacional donde se explora y analiza la integración progresiva de los mercados internacionales de bienes, trabajo y capitales y la disminución de las barreras nacionales. También aborda los efectos que la mayor interdependencia de las economías tiene en los gobiernos, las empresas, sus gerentes y empleados. Con la maestría, guían a los profesionales hacia las fronteras de la investigación económica internacional tanto en la teoría como en la práctica, refirió Giménez.
“Me encantaría hacer experiencia en el sector público para buscar mejores horizontes y soluciones a la actual economía paraguaya. Como profesional, quiero representar a Paraguay ante un órgano internacional y promover proyectos para que el crecimiento del país sea constante y sistemático. Mi meta es seguir aprendiendo y madurando todos los días, establecerme en mi carrera y poder dar una mano cuando se pueda”, detalló Giménez al ser consultado sobre sus aspiraciones profesionales.
Experiencia de formación fuera del país
El sobresaliente y dedicado compatriota afirma que estudiar fuera del país o en EEUU, no solo aporta mayores conocimientos –que si bien lo son en gran medida por el alto nivel de exigencia en uno de los países de primer mundo– también ayuda a los jóvenes a madurar y a visibilizar las oportunidades que se aparecen.
“Son experiencias que te abren los ojos y la mente, conoces gente de todo el mundo que no habla tu idioma ni tiene tus creencias y costumbres, aprendes a adaptarte a nuevos paradigmas sociales para crecer como persona y profesional. Me era terrorífico al comienzo, pero es algo que ojalá todos lo pudieran hacer alguna vez”, expresó.
Hoy, 14 de octubre, se conmemora el “Día Mundial de la Donación de Órganos y Tejidos”. En esta fecha, hace 15 años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incentiva y promueve la donación de órganos y tejidos como símbolo y muestra de un profundo amor por la vida.
El Dr. Gustavo Melgarejo, director del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), recuerda a la ciudadanía que solo el 10% de los pacientes que necesitan algún tipo de trasplante son asistidos en tiempo y forma, el resto muere en la espera de un donante de órgano compatible. Esto muchas veces a causa de la ignorancia y el miedo en torno a la donación de órganos existente en la sociedad, lamentó.
“Solo el 10% de los pacientes que requieren de algún tipo de trasplante, a nivel mundial, son asistidos en tiempo y forma en este procedimiento para salvar sus vidas o mejorar sus condiciones. El resto muere esperando una donación, sobre todo cuando hablamos de órganos vitales. Los pacientes que urgen un corazón, hígado o pulmón, que son los trasplantes de vida o muerte”, explicó el Dr. Melgarejo en contacto con La Nación, como reflexión a la importancia de donar órganos.
Agregó que durante la pandemia del COVID-19 fueron priorizados aquellos pacientes que necesitaban con urgencia estos órganos vitales. Aseguró que el sistema de Salud Pública, a través del INAT, hace hasta lo imposible para que estas personas sean trasplantadas y salvar sus vidas o mejorar sus condiciones.
“Este año es muy particular a causa de la pandemia, porque si bien las cifras no son comparables con la situación de pandemia a nivel mundial, por ejemplo, hay más trasplante cardiaco que renal y eso nunca pasó. Evidentemente, la situación epidemiológica cambió las prioridades, pero lo que hay que rescatar es cómo el sistema se ha mantenido activo”, resaltó el profesional.
Refirió que en lo que va del año se hicieron cuatro trasplantes cardiacos, dos pediátricos y dos adultos, que calificó como algo histórico, ya que nunca se hizo dos pediátricos en un solo año desde hace mucho tiempo.
En cifras globales, citó que se hicieron 1.154 trasplantes de corneas, 45 trasplantes de corazón, 613 trasplantes de riñón, 190 trasplantes de médula y 14 trasplantes de hígado, con el programa más reciente.
Ley Anita
El Decreto N°2162/2019, que reglamenta el trasplante de órganos y tejidos anatómicos humanos en Paraguay, señala que todos los individuos mayores de 18 años son donantes de órganos y tejidos.
Se trata de una modificación de la Ley de donación de órganos que permite que el sistema se mantenga activo pese a la pandemia, porque de lo contrario sería imposible sostener operativo lo que son los donantes cadavéricos, explicó Melgarejo.
El profesional afirmó que las modificaciones hechas en el 2018 a la normativa 1246/98 “De trasplante de órganos y tejidos anatómicos humanos”, a través de la “Ley Anita”, fortalecieron dichos programas con financiación, recursos humanos y la ampliación de la cobertura en medicamentos mediante el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide).
“La capacidad de multiplicación es impresionante. En este sentido, en Paraguay, hay varios programas para la sociedad, en el que la aparición de un donante cadavérico puede beneficiar a 20 personas”, refirió.
En lo que va del año se hicieron cuatro trasplantes cardiacos. Foto: Archivo.
Programas
Paraguay cuenta actualmente con varios programas de trasplante en el sistema de salud pública, desarrollados a través del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT): renal, cardíaco, hígado, corneas, huesos, membrana amniótica y médula ósea.
Para dichas intervenciones se utilizan las estructuras hospitalarias públicas que deben estar habilitadas para ello. Existen al menos 66 personas que están en lista de espera, en el mismo registro, hay pacientes que aguardan por tejidos y 124 personas que necesitan córneas, concluyó Melgarejo.
Infectólogo señala que una vez que se desencadena la tormenta inflamatoria inmunológica, esta puede afectar cualquier parte del organismo como pulmón, intestino, riñón y corazón. Foto: AFP (Ilustrativa)
Infectólogo señala que una vez que se desencadena la tormenta inflamatoria inmunológica, esta puede afectar cualquier parte del organismo como pulmón, intestino, riñón y corazón.
Luego de algunos meses de la aparición del COVID-19 en el mundo y tras varios estudios relacionados al virus pandémico, los datos que se manejan siguen siendo algo inciertos y cada día se conoce algo nuevo al respecto.
Hasta la fecha, más de 18 millones de personas en el mundo ya se han infectado con el COVID-19 y se considera que unos 11 millones de pacientes ya se han recuperado. En Paraguay, desde el primer caso positivo registrado en marzo, el total de confirmados hasta la fecha alcanza 8.018. De ellos, 2.541 están activos, 5.384 recuperados y la cifra de fallecidos es de 93.
Para conocer más acerca de cómo afecta el virus pandémico a nuestro cuerpo, La Nación habló con el infectólogo Tomás Mateo Balmelli, quien explicó que el COVID-19 tiene que unirse a algunos receptores que se llaman ECA, que se encuentran distribuidos a nivel de las vías respiratorias, pulmón principalmente, intestino, riñón y corazón.
“Una vez que se desencadena la tormenta inflamatoria inmunológica, se produce una inflamación vascular que puede conllevar a un aumento de la coagulación de la sangre, consumo de los elementos celulares y producir microembolias a cualquier parte del organismo, pudiendo producir bloqueos renales, infartos cardiacos, embolias pulmonares que condicionan que el paciente entre en una falla de múltiples órganos con una alta tasa de mortalidad o baja posibilidad de sobrevivir”, indicó.
Secuelas
Con relación a las secuelas que podría dejar el virus, considera que es prematuro todavía hacer un análisis clínico al respecto y que se tienen que esperar a hacer ensayos clínicos retrospectivos.
“Creo que es prematuro hacer un análisis clínico de aquel paciente con enfermedad severa por COVID-19, si qué tipos de secuelas o si las que dejan son por el mismo virus o si son secundarias al efecto inflamatorio que produce el virus. Tenemos que esperar a hacer ensayos clínicos retrospectivos de aquellos individuos que sobrevivieron a enfermedades graves y ver si se quedaron con secuelas, si esas fueron por la acción directa del virus o si fueron secundarias a las complicaciones que presentaron en el transcurso del proceso infeccioso viral”, argumentó.