La deuda pública representa hoy el 30,7% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que resulta sumamente riesgoso para una economía de pequeño volumen, con baja capacidad para generar empleos, y con un precario desarrollo del tejido industrial, gran proporción de trabajo informal, señala el reporte “Informe anual: Segundo año de gestión del gobierno de Mario Abdo Benítez”, de Sociedad de Economía Política del Paraguay.
Agrega además como elemento débil del país, un sector externo dependiente de la producción de commodities para la exportación (soja y carne), cuya característica es la fluctuación de los precios en el mercado internacional y el nulo efecto redistributivo.
A esto se le añade la escasa capacidad de recaudación tributaria, la evasión fiscal que según datos de la Subsecretaría de Estado de Tributación ronda el 30% y, por supuesto, la baja presión tributaria que llega al 10% (2019) según la misma dependencia del Ministerio de Hacienda, lo que ubica a Paraguay en el último lugar en cuanto a presión tributaria, muy por debajo del promedio regional que supera el 20%, condimentos perfectos para una posible moratoria.
El primer elemento que hace insostenible y peligrosa la deuda es que los recursos obtenidos por la colocación de los títulos en el mercado financiero privado internacional son utilizados en una gran proporción para el servicio de la deuda, es decir, contraer deuda para pagar deudas, así como para sostener la estructura del Estado, a lo que se añade la pésima ejecución del gasto y el despilfarro de recursos públicos.