Río de Janeiro, Brasil. AFP.

La justicia brasileña destituyó este viernes al gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, por sospechas de corrupción en el área de la salud en plena pandemia de coronavirus. Witzel, de 52 años, rechazó las acusaciones, prometió luchar para revertir la decisión y denunció una persecución política, recordando sus enfrentamientos con el presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro, de quien fue un aliado.

La destitución, por un mínimo de seis meses, fue ordenada por un magistrado del Superior Tribunal de Justicia (STJ), quien le prohibió el acceso a las dependencias del gobierno aunque podrá seguir viviendo en el Palacio de Laranjeiras, residencia oficial de los gobernadores en Río, mientras el caso avanza en la justicia. “El grupo delictivo [integrado por miembros del gobierno de Río y empresarios] actuó y sigue actuando, desviando y lavando recursos en plena pandemia de covid-19”, afirmó el juez, Benedito Gonçalves.

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Gonçalves ordenó igualmente decenas de allanamientos con impresionantes despliegues policiales, incluido en el Palacio de Laranjeiras, sobrevolado por dos helicópteros. En un pronunciamiento ante la prensa, Witzel afirmó que está siendo “masacrado políticamente” en nombre de “intereses poderosos”. Witzel será sustituido interinamente por el vicegobernador Claudio Castro.

OTROS IMPLICADOS

La justicia ordenó además la detención de varios empresarios y la del pastor Everaldo, un líder evangélico que preside el Partido Social Cristiano (PSC), al que pertenece el ahora gobernador apartado. La esposa de Witzel, Helena Witzel, también fue denunciada, tras la identificación de pagos a su gabinete de abogacía por parte de empresarios involucrados en los desvíos.

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