Brasilia, Brasil. AFP.
El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil empezó a juzgar ayer denuncias de corrupción y lavado de dinero contra la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), Gleisi Hoffmann, y su esposo, el ex ministro Paulo Bernardo, en el marco de la operación “Lava Jato”.
Una condena contra la senadora Hoffmann, de 52 años, asestaría un nuevo y duro golpe al PT, cuyo principal referente, el ex presidente Lula da Silva (2003-2010), purga desde abril una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero. Las denuncias de corrupción son pasibles de condenas de 2 a 12 años de cárcel y las de lavado de 3 a 10 años, pero en caso de ser declarada culpable, la legisladora no podría ser detenida de inmediato por beneficiarse de fueros parlamentarios y por disponer de recursos.
La sentencia contra Hoffmann, al frente del PT desde junio del 2017, debe ser pronunciada por una corte de 5 magistrados (de los once con que cuenta el STF). La Fiscalía General acusa a Hoffmann y a Paulo Bernardo –ministro de Planificación de Lula y de Comunicaciones de Rousseff– de haber recibido unos US$ 568.000, procedentes de recursos desviados de contratos de Petrobras.