Pedro Pablo Kuczynski renunció ayer miér­coles a la presiden­cia de Perú, un día antes de que el Congreso votara una moción para destituirlo por sus supuestos lazos con la empresa brasileña Odebre­cht. La salida de Kuczynski genera incertidumbre en el país que será anfitrión en abril de la Cumbre de las Américas, a la que asistirá el mandata­rio estadounidense Donald Trump y una treintena de gobernantes más, incluido el venezolano Nicolás Maduro, pese a haber sido eliminado de la lista de invitados.

"Pienso que lo mejor para el país es que yo renuncie a la pre­sidencia de la república", dijo Kuczynski en un mensaje al país por televisión hacia las 14h40 locales (19h40 GMT), acompañado por los miembros de su gabinete ministerial. "No quiero ser un escollo para que nuestra nación encuentre la senda de la unidad y armonía que tanto necesita y a mí me negaron".

Los portavoces de las banca­das del Congreso se reunie­ron ayer mismo para pronun­ciarse sobre la renuncia de Kuczynski, de 79 años, pri­mer presidente que pierde su puesto por el escándalo de Ode­brecht. La empresa brasileña confesó que pagó a políticos y empresarios latinoamericanos millones de dólares en soborno y dádivas para asegurarse con­tratos de obras públicas. La presión contra Kuczynski cre­ció en las últimas horas tras la divulgación de un video para salvarle de un primer pedido de destitución.

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En la imagen apa­rece Kenji Fujimori intentando convencer a otros parlamen­tarios de que apoyen a Kuc­zynski a cambio de obras públi­cas en sus distritos. El apoyo de Kenji supuso el indulto a su padre Alberto Fujimori (1990-2000), que cumplía 25 años de cárcel por corrupción y crímenes de lesa humanidad, y desató una guerra por el con­trol del partido Fuerza Popular que lidera su hermana Keiko. Kenji y otros 9 diputados que lo apoyaron fueron expulsados del partido mayoritario en el Congreso. Kuczynski debe ser sustituido por el primer vice­presidente, Martín Vizcarra.

LA MALDICIÓN ODEBRECHT

Las mentiras del presidente sobre sus presuntos vínculos con Odebrecht cuando era ministro de Economía en el gobierno de Alejandro Toledo –sobre el que pesa también una orden de extra­dición por haber recibido 20 millones de dólares de la construc­tora brasileña– terminaron por cavar su tumba política.

Odebre­cht reveló que había pagado casi cinco millones de dólares por asesorías a empresas ligadas a Kuczynski cuando era ministro, lo que el presidente siempre había negado. La constructora admitió además que hizo aportes de campaña en el 2006 y el 2011 a los últimos cuatro ocupantes del sillón presidencial peruano, incluido Kuczynski, y a Keiko Fujimori. Según analistas, Kuczynski no tenía ninguna posibilidad de superar la moción de destitución a la que iba a ser sometido este jueves.

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