Los autores del secuestro de cientos de estudiantes de secundaria el viernes en Nigeria fueron criminales contratados por el grupo yihadista Boko Haram, señalaron fuentes concordantes. Según las autoridades, 333 adolescentes siguen desaparecidos desde el ataque al internado en Kankara, en el noroeste del país. Pero los lugareños afirman que más de 500 adolescentes están en manos de sus secuestradores.

El martes, el jefe de Boko Haram, Abubakar Shekau, reivindicó el secuestro, que tuvo lugar a cientos de kilómetros de la zona donde opera el grupo yihadista. Este anuncio, fue interpretado como prueba una expansión territorial del grupo. El secuestro habría sido coordinado por tres bandoleros: Awwalun Daudawa, Idi Minoriti y Dankarami, informaron a la AFP fuentes de seguridad.

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“De acuerdo con las informaciones disponibles, Abubakar Shekau le ordenó a Awwalun Daudawa secuestrar a los estudiantes. Este pidió ayuda a Idi Minorti y a Dankarami” dijo la fuente, conocedora de las bandas criminales que operan en la región.

Desde hace casi diez años, el noroeste y el centro de Nigeria son víctimas de la violencia de grupos criminales, que multiplican los secuestros para obtener rescates y roban el ganado. Sin embargo, en los últimos años se han establecido alianzas entre estos hombres armados del noroeste y grupos yihadistas del noreste, entre ellos Boko Haram.

Awwalun Daudawa, de 43 años, originalmente era un ladrón de ganado que se convirtió en traficante de armas, según una fuente de seguridad. El hombre compraba armas en Libia y las vendía en el norte de Nigeria a grupos criminales o yihadistas.

Diferente al secuestro de las estudiantes en 2014

Este rapto masivo reavivó el espectro del perpetrado en Chibok en 2014, cuando 276 niñas fueron secuestradas por Boko Haram. Aquel secuestro provocó una reacción internacional en las redes sociales detrás del hashtag BringBackOurGirls (Devuelvan a nuestras hijas).

“El secuestro de Kankara es diferente al de las estudiantes de Chibok, que estaban directamente bajo la custodia de Boko Haram”, según una de las fuentes de seguridad. “Los bandidos llegaron a la escuela exactamente a las 22H11”, cuenta Umar, estudiante nigeriano, de 18 años, cuyos pies están desgarrados de heridas y despellejados por las espinas debido a su huida a través del monte para escapar de sus secuestradores.

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El gobernador del estado de Katsina, Aminu Bello Masari, dijo el lunes por la noche que los secuestradores “se habían puesto en contacto con el gobierno”. Los adolescentes secuestrados fueron llevados al vecino estado de Zamfara y separados en varios grupos, según los testimonios de los que lograron huir.

Fuentes de seguridad dijeron que existe un pacto de ano agresión entre las bandas criminales y el gobierno del estado de Zamfara y este acuerdo puede explicar la liberación de 17 escolares el lunes por la noche por uno de los grupos. Desde la reivindicación de Boko Haram el martes, el gobierno federal no se ha expresado.

Las críticas se dirigen contra la presidencia y el ejército, ya que el presidente Muhammadu Buhari fue elegido en 2015 con la promesa de acabar con la insurgencia yihadista.

Testimonio de un estudiante

Umar Ahmad, estudiante nigeriano de 18 años, camina con dificultad. Sus pies están desgarrados, despellejados por las espinas durante su huida a través del monte para escapar de sus secuestradores. Con angustia, el adolescente regresa a Kankara, una pequeña ciudad del noroeste de Nigeria, acompañado de su padre para presentarse ante las autoridades de la escuela.

Es uno de los pocos estudiantes que pudieron escapar del ataque y secuestro masivo de 333 estudiantes de su internado el viernes por la noche. “Los bandidos llegaron a la escuela exactamente a las 22H11”, cuenta Umar a la AFP. “Dispararon. Estábamos aterrorizados”, prosigue. “Algunos alumnos lograron saltar las paredes de la escuela, otros se escondieron dentro”.

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Este ataque, presuntamente perpetrado por bandoleros de la región, fue reivindicado el martes por el grupo yihadista Boko Haram, con el que los criminales habrían establecido vínculos financieros.

“Nos hicieron creer que estaban allí para salvarnos, así que muchos los siguieron. Nos reunieron bajo un árbol y nos dividieron en tres grupos”, explica Umar. “Nos azotaban con ramas de árboles y nos golpeaban con el lado plano de sus machetes”, dice, con una voz casi inaudible.

Comienza entonces una larga caminata, descalzo, a través del monte, hasta la frontera con el vecino estado de Zamfara. Umar logró escapar a la atención de sus secuestradores y se escondió con un amigo bajo unos arbustos espinosos hasta que el silencio reinó a su alrededor.

Sin alimentos

Al amanecer encontraron unos aldeanos que los ayudaron. Desde entonces, Umar no deja de pensar en sus compañeros de clase. “Rezo para que vuelvan sanos y salvos”, explica. Estos grupos armados han aterrorizado a las comunidades del noroeste de Nigeria durante muchos años, cometiendo numerosos secuestros, para pedir rescates, o robos de ganado. Actúan habitualmente sin ninguna motivación ideológica o religiosa.

Sin embargo, muchos expertos en seguridad y las autoridades locales habían informado recientemente que se estaban estableciendo vínculos muy preocupantes con los grupos yihadistas que prosperan en toda la franja saheliana de África occidental.

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“He llorado tanto, me duele el corazón”, confiesa Murja Goma, madre de un niño desaparecido. “Ayer me encontré con un chico que había conseguido escapar. Decía que no tenían alimentos. Solo hojas comestibles y frutos de acacia que les daban los secuestradores”, continúa.

Al igual que para muchos padres, la reivindicación de este secuestro por parte de Boko Haram, es un golpe duro. “Nos han dicho que fueron ladrones los que se llevaron a nuestros hijos. No quiero creer que es Boko Haram”, afirma Murja.

Fuente: AFP.

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