El Wuhan Zall tiene sobre sí la amenaza del descenso a la segunda división del fútbol chino, víctima del formato de una temporada profundamente modificada por la pandemia de COVID-19, cuyo epicentro estuvo en esta gran urbe de 11 millones de habitantes.

En esta temporada cuyo inicio fue trasladado de febrero a julio, la primera categoría del fútbol en China cuenta con 16 clubes, y se divide en dos grupos de ocho equipos, con sede en las ciudades de Suzhou y Dalian, en sendas burbujas sanitarias.

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El Wuhan Zall terminó en 5º puesto de su grupo, y 6º entre los dos grupos, pero se vio obligado a disputar los play-offs de descenso, que disputan los cuatro últimos de cada grupo.

El club creado en 2009, ascendido el año pasado, no esperaba perder contra el Henan Jianye, último de su grupo, en el partido de ida 1-0 antes de no pasar del 1-1 en la vuelta. Ahora deberá superar al Qingdao Huangdai para lograr la permanencia. La ida será el jueves y la vuelta el lunes.

Obafemi Martins como refuerzo

En caso de derrota, el Wuhan Zall deberá deshacerse de otro equipo de primera división, bien el Shenzhen, o bien el Shijiazhuang Ever Bright, si quiere seguir con opciones de conservar la categoría. Y después le esperará aún un equipo de segunda división en un repechaje a ida y vuelta.

Pang Li, nuevo entrenador a raíz del despido del español José González el mes pasado después de una serie de malos resultados, resume la situación calificando el fútbol de “deporte muy estresante”. “Para todo jugador hay una cierta presión, ya luche por el título por evitar el descenso”, afirmó luego del revés ante el Henan Jianye.

“Trataremos de que la presión sea menor para los jugadores en el próximo partido”, indicó el técnico de 45 años. Para solucionar sus problemas en ataque, el Wuhan recurrió en septiembre al antiguo delantero nigeriano del Inter de Milán y del Newcastle Obafemi Martins, quien cumplió 36 años el miércoles.

El club cuenta asimismo con su estrella marfileña Jean-Evrard Kouassi, el máximo goleador de su corta historia. El nuevo coronavirus puso boca abajo al deporte a nivel mundial, pero los diez últimos meses fueron particularmente turbulentos para el Wuhan Zall.

Un exilio de 104 días

A comienzos de enero contrató a González para sustituir al antiguo volante del Everton Li Tie, quien dejó el puesto para tomar las riendas de la selección china. Pero luego de la aparición del COVID-19 a finales de 2019 Wuhan se convirtió en la primera ciudad del mundo en aplicar un confinamiento estricto. El equipo, que se hallaba realizando una concentración en España, quedó bloqueado, mientras González pedía comprensión a sus compatriotas.

“No son virus ambulantes, son deportistas”, declaró en aquel entonces a los medios españoles. Pero a medida que el virus se extendía en España y que se restringían los vuelos internacionales, el equipo encontró problemas para regresar a China.

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De regreso al país en marzo, el calvario no terminó ahí: la delegación fue puesta en cuarentena en el sur, ante de poder por fin regresar a Wuhan, después de 104 días de exilio. Por todo ello la victoria inaugural de la temporada, 2-0 ante el Qingdao, supuso un momento de gran emoción.

Pero desde entonces el equipo sólo conquistó cuatro victorias, y González fue el primero en pagar los platos rotos. Su sucesor tampoco logró revertir la dinámica. El Wuhan no ha ganado con su nuevo entrenador. Aún está a tiempo de hacerlo y de evitar un “cruel descenso”, como definió el periódico Wuhan Evening News.

Fuente: AFP.

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