Bruselas, Bélgica | AFP |por Toni CERDÀ y Anna CUENCA

Los líderes del Reino Unido y la Unión Europea cerraron el jueves, tras intensas negociaciones, un "excelente nuevo acuerdo" sobre el Brexit, que será sometido el sábado a un Parlamento británico que amenaza con rechazarlo como hizo con el anterior.

Tras diez días de intensos contactos y mucha especulación, Londres y sus socios europeos llegaron a un entendimiento in extremis, a dos semanas del divorcio, previsto el 31 de octubre.

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El texto fue aprobado por los dirigentes de la UE en una cumbre en Bruselas. "Todo parece indicar que estamos muy cerca del final", aseguró el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al anunciar su adopción.

Incluso antes del visto bueno de sus pares, el primer ministro británico, Boris Johnson, celebró un "excelente nuevo acuerdo". Pero, consciente de los recelos que genera en Londres, inmediatamente llamó a los diputados de su país a aprobarlo "para llevar a cabo el Brexit sin más demoras".

Hace casi un año, en este mismo lugar, su predecesora Theresa May también había logrado tras arduas negociaciones un acuerdo, calificado como "el mejor posible", que después fue estrepitosamente rechazado tres veces por los diputados británicos.

Eso provocó que el Brexit, decidido por referéndum en 2016, fuese aplazado dos veces. Ahora Johnson, en el poder desde julio, se resiste a pedir una tercera prórroga.

El no del DUP

Los círculos económicos temen ante todo la posibilidad de un Brexit brutal, que tendría caóticas consecuencias para ambas partes. Así que tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la patronal británica celebraron el nuevo acuerdo, pero se mantuvieron prudentes ante la posibilidad de que se vaya a pique en dos días.

El texto fue mal recibido en Londres, tanto entre la oposición como entre los aliados de Johnson, lo que reavivó el fantasma del rechazo.

El acuerdo retoma básicamente lo negociado por May pero modifica su punto más conflictivo: cómo garantizar un intercambio fluido de mercancías entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda -país de la UE-, sin necesitad de reintroducir una frontera física.

Su objetivo es preservar el frágil acuerdo de paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto en Irlanda del Norte entre unionistas protestantes y republicanos católicos, y proteger el mercado único europeo de una desleal competencia británica.

El acuerdo actual prevé una compleja solución técnica por la cual la provincia británica seguiría rigiéndose por algunas regulaciones del mercado único europeo y se mantendría de facto en una unión aduanera con la UE, aunque permanecería legalmente en la misma zona aduanera que el resto del Reino Unido.

Sin embargo este sistema "excepcional", que el negociador europeo Michel Barnier justificó por la "situación única" de Irlanda del Norte, choca con la férrea oposición de los unionistas noirlandeses del DUP.

Estos aliados claves de Johnson se niegan rotundamente a que Irlanda del Norte tenga un trato diferente al resto del país. Por eso, dijeron, votarán no el sábado.

- Años de crisis política y social -

También el laborista Jeremy Corbyn, principal líder de la oposición, llamó a rechazar un acuerdo argumentando que, más allá de la cuestión irlandesa, no cambia mucho respecto al de May, y pidió un segundo referéndum para resolver el rompecabezas del Brexit.

Sin embargo, no es seguro que logre mantener unidas sus filas en el parlamento, donde varios diputados laboristas son partidarios de abandonar la UE.

Los legisladores británicos se reunirá excepcionalmente el sábado, el día en que por ley Johnson debe pedir un nuevo aplazamiento de la fecha de salida si no tiene un acuerdo adoptado.

Si logra que el texto sea aprobado, el carismático y controvertido primer ministro se convertiría en un héroe en la difícil misión que acabó con la carrera de su predecesora. Acabaría con años de profunda división política y social y se vería reforzado de cara a unas próximas legislativas anticipadas.

Pero, ante la amenaza de un nuevo bloqueo y aunque el primer ministro se muestre reticente, la UE no descarta una tercera aplazamiento.

“Toda la cuestión de la prórroga desaparece un poco ahora” pero eso “no quiere decir que el sábado no vuelva sobre la mesa”, dijo un diplomático europeo. “May también cerró un acuerdo con nosotros” que nunca llegó a buen puerto, recordó.

Etiquetas: #Brexit

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