Deutsche Welle. Tras una noche de enfrentamientos ininterrumpidos, la mañana de este domingo, la ciudad de Masaya, ubicada a unos 25 kilómetros al sureste de Managua, amaneció sumida en el caos y la destrucción. Durante la noche, turbas sandinistas y agentes antimotines lanzaron sucesivas oleadas de ataques contra manifestantes antigubernamentales, que se saldaron con un muerto y un centenar de heridos.

La "Ciudad de las Flores" estaba llena de obstáculos para acceder a ella, como barricadas montadas con adoquines, además de edificios devorados por las llamas y locales comerciales destruidos. Diversos negocios de alimentación, tecnología o farmacia, entre otros, amanecieron con los escaparates rotos y completamente saqueados. También había basura e incluso regueros de sangre de los heridos.

La tensión se siente en todo el país también por el llamado que hicieron las Fuerzas Armadas, que exigieron el fin de la violencia, pidieron diálogo y emitieron un comunicado que parece quitarle respaldo al presidente Daniel Ortega. Esto, sumado a renovadas manifestaciones en horas de la tarde de este domingo, hacen prever que los desmanes y enfrentamientos no cesarán en el corto plazo.

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Ortega habló

Esta jornada, una gran caravana de vehículos invadió Masaya desde Managua, en señal de respaldo a los manifestantes que resistieron los embates de los grupos progobierno. En el camino, miles de personas se sumaron a la caravana, que exigía "justicia, justicia" para los más de 50 muertos que han dejado las protestas de estudiantes universitarios que estallaron el pasado 17 de abril.

En una breve alocución tras los enfrentamientos de Masaya, Ortega hizo un llamado a la calma. "Queremos reiterar el llamado y el compromiso de ponerle fin a la muerte y la destrucción. Que no se siga derramando sangre de hermanos", dijo. "La paz es el camino y la única puerta a la convivencia y el respeto, para la tranquilidad y seguridad de todos. Le pedimos a Dios nos dé la fortaleza para alcanzarla", concluyó Ortega.

Pese a ello, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reconoció que no ha recibido invitación alguna por parte del Gobierno, que es una de las condiciones que pusieron los grupos sociales para dialogar con el mandatario. Según el vicario de la Curia de Managua, monseñor Silvio Báez, convocar a la CIDH fue " lo primero que le pedimos los obispos al presidente (Daniel) Ortega".

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