Ed O’brien

Vivimos en una era de acceso sin precedentes a la información. Para comprar el teléfono correcto, encontrar los mejores tacos o contratar al empleado perfecto, sólo entre en línea e investigue antes de elegir. Tener tantos datos a nuestro alcance nos ha hecho más conocedores. ¿O no? La información ciertamente tiene el potencial de mejorar nuestro entendimiento, pero las nuevas evidencias sugieren que el acceso a esta es menos beneficioso de lo que esperaríamos.

En 7 experimentos, recientemente publicados en el Proceedings of the National Academy of Sciences, mi coautor, Nadav Klein, y yo, pusimos a prueba la hipótesis de que las personas sobreestiman cuánta información evaluarán antes de definirse. Todos los resultados resaltan la misma trampa psicológica: las personas piensan que analizarán racionalmente toda la información disponible antes de formar sus conclusiones, pero en realidad, a pesar de todos los datos a su disposición, forman sus conclusiones de inmediato.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

DIAGNÓSTICO

¿Cuánto debería probar un producto antes de comprarlo? ¿Cuánto debería esperar antes de darse por vencido con un empleado? ¿Qué tanto debería esforzarse en su currículum antes de que otros dejen de notarlo? Es difícil saber cuánta información terminará afectando su propia impresión o la de su auditorio. Afortunadamente, algunas estrategias simples pueden facilitarle el entender cuánta información es suficiente.

Primero, diagnostique el problema. Si se está preguntando cuántas veces debería probar una marca de jugo antes de comprarla, recuerde que su décimo sorbo probablemente tendrá el mismo sabor del primero. En casos como este, combata su tendencia de adquirir mucha información, porque no la necesitará. Otras experiencias son más complejas. Su décima interacción con un nuevo empleado podría no asemejarse en nada a las anteriores. No siempre es obvio qué experiencias terminarán cambiando con el paso del tiempo, pero algo de trabajo previo para hacer un cálculo educado puede dar frutos.

PERSPECTIVA Y REGISTRO

Segundo, considere las perspectivas de otras personas. Es atractivo suponer que los demás notarán cada línea de su solicitud laboral, como las vemos nosotros mismos, pero probablemente no lo harán. Una audiencia rápidamente lo medirá. Cuando busque impresionar, dedique la mayoría de su tiempo y energía para afinar alguna información, en lugar de preocuparse y trabajar en cada pequeña pieza. Los evaluadores seguramente no procesarán completamente cada página de las 20 en su currículum, sino que se formarán una impresión con la página uno.

Tercero, lleve registro. Ha pasado su vida probando nueva información. ¿Cuándo ha planteado impacientemente conclusiones prematuras? ¿Cuándo ha amasado tanta información que simplemente acumuló polvo? Entre más pueda recurrir a datos de su propia vida, será mejor para conocer cuánta adquirir o compartir en la siguiente ocasión. Lo más probable es que se decida –y que otros se definan respecto a usted- más rápido de lo que les gustaría admitir. Saber este hecho le permitirá pintar expectativas más realistas –y, con suerte, ayudarlo a verdaderamente tomar ventaja de la actual era de la información.

(Ed O’Brien es profesor asociado de ciencias de la conducta en la Booth School of Business de la University of Chicago).

Dejanos tu comentario