Francesca Gino

La curiosidad, el impulso de buscar nuevas ideas y experiencias, es crucial para la innovación porque mueve a las personas a observar el mundo desde una perspectiva diferente y hacer preguntas en lugar de aceptar el estatus quo.

Sin embargo, pocas organizaciones y líderes piensan sistemáticamente al respecto. Una excepción es la firma global de búsqueda de ejecutivos Egon Zehnder, que ha desarrollado una forma robusta de evaluar la curiosidad, tanto en sus propios empleados como en los candidatos que le propone a sus clientes.

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La firma entendió la importancia de poder adaptarse a situaciones imprevistas al aprender nuevas habilidades y comenzar a evaluar candidatos en términos de su potencial en esta área. Para ello, crearon un modelo que consiste en cuatro dimensiones:

Curiosidad: Una sed de nuevas experiencias y conocimiento, combinada con apertura a la retroalimentación, aprendizaje y cambio; Perspicacia: La habilidad de reunir y sintetizar información que sugiere nuevas posibilidades; Involucramiento: La habilidad de conectar con otros y comunicar una visión; Determinación: La persistencia de superar obstáculos y alcanzar metas difíciles.

Para evaluar la curiosidad, haga preguntas como las que plantean los entrevistadores de Egon Zehnder, especialmente: “¿Cuándo no pudo detenerse de aprender algo nuevo?” y “¿Qué alentó ese impulso?”. Las respuestas sugerirán si es que alguien estaba aprendiendo para un propósito estrecho o por curiosidad innata. Una persona curiosa tiene dificultades para aprender algo, pero persevera, siente que necesita entender.

(Francesca Gino, científica de la conducta y profesora en Harvard Business School, es autora de “Rebel Talent”).

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