Con la muestra “Vórtices Fantásticos”, del artista Gustavo Benítez, se habilitó el pasado 14 de abril un nuevo espacio expositivo dedicado al arte, K Proyecto de Arte y Naturaleza, que abre su espacio con el fin de despertar la sensibilidad y el cuidado hacia la vida latente en la naturaleza. Nos asomamos a la muestra y al proyecto con las palabras de Fernando Moure, escritor, crítico de arte y curador de la muestra, gracias a la gestión ejecutiva de Octavio Caballero Yegros.

Nuestra primera expo­sición está dedicada a la obra reciente del artista Gustavo Benítez (Asunción, 1959), en un pro­yecto evocador del espacio cósmico y el de un bosque en penumbras. Estos dos nive­les narrativos, el del cielo nocturno y de una floresta crepuscular, se refuerzan con un montaje que presta atención a la percepción sen­sorial. Así explica Fernando Moure, escritor, crítico de arte y curador de la mues­tra sobre las razones de ese nuevo espacio de arte en Asunción y las características de esta muestra en particular.

Compuestas de piezas elabo­radas con técnicas de celu­losa reciclada, fibras natu­rales y pigmentos, las series han sido realizadas entre el 2019 a la fecha.

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El artista ha venido elabo­rando un cuerpo de collage, objetos y pinturas agrupa­dos en los temas Lunario, Vórtices e Historias natu­rales (desde el bosque) en los últimos cuatro años. Estos capítulos vertebran una trilogía intrigante y seduc­tora a la contemplación, sugiriendo juegos dialécti­cos sobre lo que entendemos entre arcaico y contemporá­neo, poesía y ciencia, natu­raleza y cultura, ficción y observación.

Vórtices fantásticos explora poéticas de identidad perso­nal o íntima mediante sim­bolismos cuyas formas y contenidos universales, las del universo o las del bos­que, habilitan narrativas sobre el cambio, la transfor­mación, la vida y la muerte. Imágenes, palabras y pensa­mientos elaborados que son el corazón de algo vivo que palpita: las lunas, los vórti­ces y el bosque imaginados se sitúan como espacios de penetración visual o remo­linos de fuerzas centrífugas en trán­sito, en una situación sim­bólica de “portal”.

LUNARIO Y VÓRTICES

El Lunario, o serie de fases del astro que acompaña a la Tierra, se compone de pie­zas planas y objetuales, y se inserta radiante en compo­siciones obscuras, al ocaso o crepúsculo. Los vórtices son representados como estruc­turas concéntricas, aspiradoras de succión o embudos energéticos: son los agujeros negros, los agentes “malos” del cosmos presentes con su promesa de entropía y des­trucción. Todas las visio­nes celestes se escenifican potenciadas con un diseño de luces y sonido de la que busca influir en la recepción del espectador.

“Cuarteto lunar”, celulosa reciclada y pigmento, 55x35cm c/u (aprox.), 2021

La serialización de fenóme­nos astrales, sobre todo de la luna en sus fases, sugiere una contemplación activa, el registro de un existencia­lismo meditativo, la pendu­lación mental entre nubes y universos. Un tiempo sen­tido y reflejado desde siluetas perfiladas, una cuenta recu­rrente como fantasma espe­cular en series rítmicas de dúos, tríos y cuartetos hasta su inefable aparición refrac­tiva en el plenilunio.

Es por asimilación y mímesis que las secuencias tempora­les rematan en estos polial­tares dedicados a Selene o Yasy, compuesto en grupos de pared junto a otros reali­zados con un pensamiento pseudocientífico, apelando a fantasías de la ciencia fic­ción imaginando lunas bajo los influjos de equinoccios, de un eclipse total de luna, o de lluvias de estrellas.

El artista reitera el antiguo y actual papel que recibe la luna en la historia cultural y científica, sus versiones poé­ticas en la poesía, música, su carácter de ventana al pai­saje y de viaje al interior del mito. La serie agrupada bajo la denominación “Lunario” tiene su antecedente en el año 1994, hace ya 30 años, cuando Benítez realiza un volumen primigenio blanco y poroso hecho de celulosa reciclada, tema retomado a lo largo de las últimas déca­das.

“Mburicao”, fibra vegetal, pigmentos, díptico, 55x85 cm c/u (aprox.), 2021.

HISTORIA NATURAL

Para la tercera sala de K hemos ensayado el espa­cio más experimental de la exposición, intensificando la idea de un bosque con algu­nos de sus elementos y seres: aguas, frutos, ramas, hojas, rastros iluminados por la luz de un atardecer casi de noche. El cuerpo de esta pro­puesta de Benítez materia­liza ensambles sugiriendo las páginas de un libro ilus­trado, claramente abstracto, formando grupos en diálogo sincrónico.

Los papeles están unidos generalmente en dípticos y varían sus posiciones en relaciones cromáticas o formales. Los papeles son soportes de fuerte presencia natural, impregnado de pig­mentos y tintas, cuyos efec­tos gestuales emergen y se filtran como manchas, esta­llidos o derrames sin límites.

Los retablos revelan alego­rías sobre la vida y la ener­gía de vegetales; otras más crípticas, asumen huellas, indicios de violencia y trage­dia, a modo de melancólica advertencia.

La fuerte presencia matérica y la experimentada pigmen­tación de esta obra generan nuevas perspectivas sobre la realidad ambiental, como un espejo de estos tiempos. La serie, a medias grabada y pintada, de evidente ges­tualidad, apela a una emo­ción romántica por la natu­raleza, a la que se adhiere su contracara, la tragedia de su destrucción, en el Paraguay y el planeta.

“Dos lunas”, díptico, celulosa reciclada en bastidor, 45x35c/u (aprox.), 2022.

Por otra parte, esta sección de la exposición prodiga un homenaje a una de las maestras de Gustavo Bení­tez, la artista Edith Jimé­nez (Asunción, 1920-2004) advertible en las analogías formales orgánicas y en su paleta cromática. La abs­tracción lírica y orgánica de la pintura y el arte grá­fico de Jiménez ha ejercido una evidente influencia en el empleo de grandes áreas pintadas y especialmente en el uso libre y puro del color.

SOBRE K

K Proyecto de Arte y Natu­raleza emerge como un espa­cio expositivo en Asunción propicio al cruce de expe­riencias artísticas a fin de despertar la sensibilidad y el cuidado hacia la vida latente en la naturaleza. La cerámica, las fibras natu­rales, la celulosa reciclada, la escultura, el grabado, la fotografía y la imagen en movimiento; el cuerpo como continente performático y la vibración del sonido; con­forman un sistema de raí­ces expresivas interconec­tadas, o un rizoma que nutre este arte.

“Luna de papel”, celulosa reciclada y pigmento,120cm (aprox.), 1994.

Ocupados en la sustentabi­lidad de nuestros proyectos artísticos, trabajamos con artistas con un perfil orien­tado hacia las artes de la transformación, a partir de una relación sana entre socie­dad y ambiente. Mediante muestras visuales, eventos transdisciplinarios y publica­ciones, K Proyecto de Arte y Naturaleza se propone explo­rar otros relatos mediante propuestas que apelen a la sensibilidad botánica, al pai­saje natural, al animalismo, a comprender sistémicamente la función del agua, el aire y la tierra desde un horizonte simbólico.

Esta muestra de Gustavo Benítez, así como las siguien­tes, programadas en el 2023 con artistas como Gabriela Zuccolillo, Gustavo Riego, Julia Isídrez y Lucy Yegros, hacen referencia a prácti­cas del arte contemporáneo interesadas en proponer con­textos de reflexión y medi­tación sobre la experiencia visual con acento en temas medioambientales. La direc­ción artística de K Proyecto de Arte y Naturaleza recae en Fernando Moure, escri­tor, crítico de arte y curador, mientras que la gestión eje­cutiva a Octavio Caballero Yegros, fundador de Kabu­re-í, una consultora ambien­tal dedicada a la reforestación y el desarrollo sostenible.

“Equinoccio”, tríptico, celulosa reciclada en bastidor, 45x35 c/u (aprox.), 2022.

“Compuestas de piezas elaboradas con técnicas de celulosa reciclada, fibras naturales y pigmentos, las series han sido realizadas entre el 2019 a la fecha”.

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