POR MARTÍN VILLAGRA, periodista, martin.villagra@gruponacion.com.py

Paraguay mostró un rostro diferente, el esperado, y expuso su mejor versión en la Copa América, incluso desde la llegada hace dos años del cuestionado entrenador argentino Eduardo Berizzo.

Si bien la clasificación no “peligraba”, asegurarla ante una selección como Chile y de la forma que se dio deja muchas cuestiones positivas.

El rival fue devorado por los nervios y terminó impotente. Paraguay cerró todos los conductos de generación.

Sorprendieron gratamente Braian Samudio y Carlos González en la ofensiva, además de Héctor David Martínez, quien lució sobrio en la defensa.

Miguel Almirón figura siempre entre los destacados, al igual que Ángel Cardozo Lucena, quien metió la pierna para ser el mandamás del mediocampo.

Al golero Antony Silva casi no le llegaron, ni lo forzaron a una intervención extrema.

Siempre hay cosas que mejorar, pero el animarse a jugar, buscar, presionar y aprovechar los centros con hombres de peso y estatura le dieron otra cara a Paraguay.

Un centro desde el córner de Miguel Almirón fue impe cablemente conectado por Braian Samudio, de un cabezazo, para inaugurar el marcador. Era un aviso para un Chile nervioso, que se atoró porque Paraguay lo obligó a fallar hasta caer en imprecisiones.

En el complemento, Miguel Almirón siguió inquietando con su velocidad. La defensa trabajaba sin fisuras con Alonso, Gómez y Martínez. En el medio, Cardozo Lucena apoyó la tarea de Villasanti. Carlos González fue incansable arriba y abajo con mucha presencia física.

González fue derribado en el área y del penal se encargó Miguel Almirón, quien con remate esquinado, amplió el marcador.

Paraguay estuvo más cerca del tercero que Chile del descuento. Algo que habla muy bien del equipo en versión totalmente mejorada y que deja otra imagen en relación con las anteriores presentaciones.