Varsovia, Polonia | AFP, por Stanislaw WASZAK y Damien SIMONART.

Cinco deslumbrantes pianos históricos ocupan el escenario de la prestigiosa Filarmónica Nacional de Varsovia desde el 2 de septiembre. Cada uno, según la inspiración de los pianistas, transporta a los melómanos contemporáneos hacia los universos sonoros de Frédéric Chopin.

Treinta pianistas provenientes de todo el mundo llegaron a la capital austríaca para participar en el primer Concurso Internacional Frédéric Chopin en pianos de época.

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Estos instrumentos "datan del siglo XIX y Chopin tocó cada uno de estos modelos. Su favorito era el Pleyel. También tenemos pianos Erard, Buchholtz...", dijo a la AFP Artur Szklener, organizador del concurso y director del Instituto Nacional Frédéric Chopin (NIFC) de Varsovia.

Cada piano fabricado en este periodo es una pieza única, ya que lleva las marcas de los avances técnicos y tecnológicos propios a esa época, en la que este instrumento estaba en pleno auge.

Según el modelo, la marca y el año de fabricación "se tiene la impresión de escuchar varios sonidos diferentes, incluso varios pianos diferentes", dijo Claire Chevallier especialista de pianos antiguos y miembro del jurado.

"Quiero escuchar ejecuciones de melodías muy personales, adaptadas a los instrumentos, y una calidad de sonido que esté en acuerdo con el potencial del piano. Pero al mismo tiempo, tal vez también algo nuevo en la música de Chopin, que escuchamos tanto", agregó Chevallier, interrogada por la AFP al inicio de las audiciones.

"Ultra exigentes"

Este concurso, sin precedentes por el tipo de instrumentos utilizados, se inspira del célebre certamen internacional de piano Frédéric Chopin, creado en Polonia en 1927 y que a lo largo de sus 17 ediciones quinquenales, abrió a sus premiados las puertas de las mayores salas de concierto del mundo.

Tocar estos pianos representa un desafío para estos artistas, más acostumbrados a los instrumentos modernos.

"Se trata de instrumentos ultra exigentes que no perdonan nada desde un punto de vista técnico y acústico, y esto incluye la acústica de la sala" afirma Chevallier, quien explica también que las variaciones de un octavo a otro son mucho menos fluidas en estos viejos instrumentos que en los contemporáneos.

El pianista francés Benjamin d'Anfray, de 30 años, tiene esto muy presente.

"No podemos tocar estos instrumentos como un Steinway de concierto. No podemos utilizar los brazos, y el pedal no se utiliza de la misma manera", explicó a la AFP tras su primer espectáculo, en el que tocó un Buchholtz y luego un Pleyel.

Nota ecológica

"Los Pleyel tienen calidades excepcionales que ya no se encuentran en los pianos modernos. Cuando tocamos estos instrumentos, podemos ser transportados a mundos sonoros completamente distintos", indica D'Anfray.

La primera dificultad para cualquier pianista interesado en la sonoridad y técnicas en juego con estos viejos instrumentos... es poder encontrarlos.

"Los pianos antiguos y en buena condición son muy raros, pero cuando se tiene uno, es el paraíso" dijo d'Anfray, sin esconder su satisfacción al encontrarse rodeado de una veintena de estos instrumentos que el instituto pone a su disposición también para ensayar.

Además de la dimensión musical, el concurso también tiene una nota ecológica y social.

"Estamos reciclando instrumentos que ya existen y que tienen potencial para crear un mercado extraordinario y mucho trabajo para restauradores y afinadores..." señaló Chevallier.

El ganador el concurso obtiene 17.000 dólares, la posibilidad de participar a conciertos de la prestigiosa Orquesta del Siglo XVIII (integrada por 55 músicos de 20 países) y la posibilidad de grabar un disco.

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