Fátima Fernández (directora) y Guadalupe Lobo (actriz), son paraguayas pero se formaron en Buenos Aires. Selva Fox (actriz), es el alma de Nhi Mu Teatro Aéreo. Juntas presentan una pieza de la argentina Maruja Bustamante. "Paraná Porá es para nosotras la esperanza de poder seguir surfeando dentro del teatro actual y no morir en el intento", dicen entrevista con La Nación. El estreno es este jueves, a las 21:00 en el galpón de Nhi Mu, en 25 de mayo 1087. Por Natalia Santos natalia.santos@gruponacion.com.py.

La Tierra se congeló cerca de los mares. La Gringa y la Polaca vienen bajando por el río Paraná. La Gringa está embarazada. Llevan dos lanzas, una brújula, un bote y remos. Son dos mujeres que compartieron un hombre. Esta es la sinopsis de "Paraná Porá", el universo imaginado por la argentina Maruja Bustamante.

La idea de montar la obra surgió -según relato de Guadalupe Lobo- como una inquietud al ver la puesta original de la autora, en el 2011, en Buenos Aires.

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"La primera impresión de la misma fue la de que era una obra hermosa, con actuaciones impactantes y una historia que abrazaba muchas historias", menciona la actriz.

Como la historia transcurre en el litoral argentino, colindante con Paraguay, hay mucho reconocible ahí. El desafío para las responsables de la versión local fue el de transmutar ese mundo "visto desde este otro lado del río", apropiándose del texto, asegura Guada Lobo.

Selva Fox y Guada Lobo. Foto: Dani González

El proceso

Esa tarea fue emprendida de manera conjunta y la directora Fátima Fernández cuenta el proceso.

-¿Por qué Paraná Porá en Paraguay?

-Primero que nada porque creemos que Paraná Porá es una obra que permite trabajar exhaustivamente la actuación. Pasamos con Guada 6 años en Buenos Aires formándonos, viendo y leyendo mucho teatro. Definitivamente el universo y la poética de Maruja nos llamó mucho como un paralelo acerca del movimiento que queríamos tener teatralmente en Paraguay juntas. Es una obra de actuación. Sí o sí debíamos plantearnos una metodología que nos permita trabajar mucho el texto, adaptar hasta un punto ciertas cosas y trabajar, trabajar, trabajar hasta encontrarnos a nosotras mismas dentro del proyecto y la obra.

-¿Qué hallaron en la obra de Bustamante?

-La poesía de Maruja nos interpeló, en el sentido en que nos gusta trabajar la actuación en el teatro a Guada y a mí. Nos gusta la simpleza con la que narra un universo tan conocido para nosotras, pero al mismo tiempo con la poesía de una dramaturga joven y con una trayectoria muy interesante. Juntar la actuación, la dirección y las cabezas de quienes integran este proyecto era un sueño que se está haciendo realidad.

-¿La idea de esta distopía que relación tiene con nuestra realidad?

-Si bien la obra está puesta dentro de un contexto posapocalíptico, que cruza el realismo y la fantasía, encontramos la relación entre estos dos personajes, sumamente contemporánea a nuestra realidad. Ellas nos hacen dar una mirada más intima a nuestros relacionamiento con el otro, nuestra necesidad de supervivencia, y a la posibilidad de encontrar un rayito de sol que nos ayude a seguir para adelante en medio del vacío.

-¿Quiénes serían la Gringa y la Polaca en nuestra sociedad?

Ellas pueden ser todas y cada una de las mujeres que habitan nuestra fibra social. Cada una de ellas posee cualidades con las cuales mal o bien podemos identificarnos. Ellas -en cada una de sus facetas a lo largo de la obra- nos muestran su humanidad a flor de piel, la humanidad que aparece solo cuando nos despojamos de todo y podemos reconocernos y reconocer al otro.

-¿Cómo trabajaron?

-Ensayando incansablemente. Selva y Guada dieron 200% de si para poder llegar a lo que creemos es un trabajo digno de presentarse. Costó mucho trabajar sin presupuesto y teniendo una ideología acerca de lo que queríamos fomentar. En ese sentido fue para mi unir mis dos columnas teatrales que son Nhi-Mu y mi formación en Buenos Aires. Tenía muchas ganas de hacer una obra acá, pero con Guada y tuvimos la suerte de que Selva acepte ser parte de este equipo. El equipo humano estuvo desde el día uno, porque pensamos que hacer teatro tiene que ver sí o sí con los procesos del equipo que lo compone, con su energía, con su entrega y con su lucha. Trabajamos trabajando. Las protagonistas son dos mujeres, solas, enfrentando una realidad hostil…

-¿Qué forma le dan a esto en escena?

-Le damos la forma en la que fue pidiendo la obra. Improvisamos situaciones similares, trabajamos mucho con nuestras intuiciones a la hora de crear, porque el montaje llegó en el último tramo. Mucho tiempo improvisamos, buscamos en que nos parecíamos con la Polaca y la Gringa y de esa forma se fue creando el lenguaje mismo de la obra.

-¿Hay crítica? ¿Hay esperanza? y ¿qué papel juega eso en el teatro actual, desde esta obra?

-La esperanza que tenemos es que con esta obra podamos instalar que las obras en Asunción dejen de morir. El movimiento de teatro independiente en Asunción no permite que las obras se mantengan en cartelera más de un mes o dos. Es una apuesta grande, pero decidimos que queríamos ver la continuidad de este proceso. Por eso optamos por presentarnos solo los jueves, trabajar incansablemente con lo que teníamos, hacer nuestras propias luces, comprar lo necesario que la obra pide y ser realistas con el medio en el que nos movemos. Mientras más trabajemos y nos movamos, mayor esperanza de que sobrevivan las obras tenemos. Es lo que creemos. Es lo que hacemos con Paraná Porá. Es para nosotras la esperanza de poder seguir surfeando dentro del teatro actual y no morir en el intento.

-¿Mantienen los nombres de La Gringa y La Polaca, o introdujeron cambios?

-Los cambios tienen que ver con adaptaciones al universo paraguayo más que nada. La puesta y la visualización acompañaron la propuesta de la autora. Le dimos ingredientes que sentíamos que eran necesarios, sobre todo por el lenguaje que utilizamos acá para hablar en el día a día.

Mirada de actriz

Cuando el proyecto de hacer Paraná Porá en Paraguay ya fue concreto -explica Lobo- empezaron a encontrar muchas razones que dialogaban con ellas como artistas y con la paraguayidad.

"Las protagonistas son dos mujeres, solas, enfrentando una realidad hostil…", recuerda Guada

-¿Cómo muestran esto?

-No podemos evitar hacer todo el tiempo un paralelismo con la manera en la que nosotras vivimos el teatro. En nuestras vidas, y sobre todo en Paraguay. Creo que desde ese lugar también para nosotras la obra fue una especie de manifiesto, en todo sentido, de lo que pensamos que puede ser un teatro posible en nuestro país.

-¿Por qué?

-En la obra La Gringa y La Polaca enfrentan una realidad hostil. Paralelamente, nosotras transitamos una realidad hostil como la de hacer teatro en Paraguay. El teatro es hostil en el mundo entero. Acá eso está potenciado. El tránsito de esta obra tiene que ver también con el hecho de la locura que es hacer una obra de teatro en nuestra sociedad.

¿En qué creen?

-Creemos en el trabajo, en que hay que darse la cabeza contra el piso y seguir probando. Creemos que el teatro es una prueba y error constante, y no deja de serlo al estrenar. Cada función es una prueba y error y una nueva corrección, y un encontrar algo nuevo todo el tiempo y un descartar algo viejo también. Trabajamos con un equipo chiquito, pero con ganas. Queremos trabajar con gente que quiera trabajar y eso creo que es la premisa número uno. De ahí se arranca y así se sigue. Ensayar hasta el cansancio y después seguir ensayando.

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