A una semana de las elecciones generales en que el país decidió quiénes serán sus gobernantes lo único que importa es mirar para adelante. Lo que pasó ya ha transcurrido y forma parte del pasado, por lo que no conviene seguir peleando sin sentido, como pretenden algunos grupos de tendencia extremista y ciertos políticos dolorosamente tocados por la derrota. Las elecciones y sus resultados son irrefutables y lo único sensato es comenzar la tarea de construir el futuro asegurando los pasos que se dan en el presente. En ese sentido, la agenda es única, aunque cada sector esté en diversos sitios de la vida política.
Los desafíos que debe encarar el nuevo gobierno que asumirá en agosto y cuyos responsables ya están en plena tarea son de gran relevancia. Los años de gobierno de Mario Abdo se caracterizaron por la declinación de la economía, el agravamiento de los problemas sociales como el aumento de la pobreza y los golpes ocasionados por la pandemia, además de los problemas ocurridos en el campo internacional por la invasión rusa a Ucrania y sus consecuencias políticas, económicas y sociales. Decididamente han sido años malos, que no se pueden olvidar para no repetir los errores. El país está esperando con ansias las medidas que pueda adoptar la nueva administración.
Debido a la situación mencionada alrededor de 300 mil personas que formaban parte de la clase medida pasaron a engrosar el campo de la pobreza, de acuerdo con los datos estadísticos del gobierno. Y en estos momentos aguardan la oportunidad de mejores condiciones para aumentar sus ingresos mediante nuevos empleos y oportunidades de trabajo que se estaban haciendo esquivas.
Para responder a estas expectativas es que Santiago Peña ha puesto entre sus principales propósitos de gobierno el desafío de crear 500 mil nuevos puestos de trabajo, con lo que se mejorará fuertemente la situación de miles de familias del país. Lo que será posible solamente con el aporte fundamental del sector privado cuya expansión será decisiva para la articulación de más oportunidades de empleo para los desocupados.
El nuevo gobierno deberá encarar principalmente la reactivación de la economía, una expresión que indica encender los motores para impulsar las más diversas áreas de la producción agropecuaria, industrial, comercial para salir del estancamiento de los últimos cuatro años y medio. Lo que será posible solamente trabajando de cerca con el sector privado, que tiene sus reclamos para poder mejorar la marcha productiva.
Uno de ellos es la lucha contra la economía informal, que está encabezada por el contrabando y sus derivaciones en el comercio ilícito, que está muy fuertemente arraigado en todo el país. Por eso la lucha principal será la formalización persiguiendo la ilegalidad y haciendo que paguen sus impuestos los evasores del área. Solamente con la eliminación de la economía informal se podrá crear mayor cantidad de nuevos puestos de trabajo con el aporte de las empresas legales. Si no es muy poco lo que podrá avanzarse en este delicado tema.
Para hacer frente a los requerimientos financieros y que no siga creciendo el déficit fiscal, el gobierno deberá conseguir un fuerte incremento en las recaudaciones fiscales. Como el presidente electo ha dicho en su campaña que no subirá los impuestos, será imprescindible que se aumenten en alto porcentaje las recaudaciones fiscales, lo que puede lograrse solamente obteniendo éxitos en la lucha contra la evasión, que está muy extendida.
Teniendo en cuenta la situación actual y el advenimiento del nuevo gobierno, los más importantes sectores de la vida nacional están esperanzados en que se pueda salir del estancamiento. Estiman que teniendo en cuenta la capacidad técnica y la experiencia del nuevo mandatario existen excelentes posibilidades de lograr ese objetivo. Pero para ello habrá que trabajar mucho identificando primero los más importantes problemas que abordar, tomando con seriedad las principales medidas que se requieren y ejecutándolas con prontitud.
Por suerte, las nuevas autoridades no son gente improvisada y conocen las políticas que se deben adoptar para obtener los resultados esperados. Para ello es fundamental que se haga un buen diagnóstico de la realidad actual y se puedan tomar las decisiones más apropiadas. Tarea para la cual ya se encuentran trabajando los equipos técnicos de reconocida solvencia.